La Capilla del Cristo de Santa Teresa en el Real Monasterio de Santo Tomás en Ávila, ha recuperado su esplendor, tras varios meses de trabajo de restauración.
Canal Patrimonio
Durante la inauguración del espacio se presentó la restauración de un cuadro de gran formato dedicado a una de las visiones que Santa Teresa tuvo en esta capilla cuando venía a confesarse y pedir consejo al Padre Ibáñez. La obra, atribuida hoy a Alonso Cano, representa el momento en la Virgen y San José se aparecen a Santa Teresa y le visten con un manto blanco y un collar de oro. Imagen que la santa relaciona con el perdón de todos sus pecados, según narra en el cap. 33 de su “Libro de la Vida”.
Un cuadro viajero
El cuadro fue regalado por un prebendado y canónigo de la ciudad de Ávila a los Padres Dominicos en el año 1674, cuando lo colocaron en la capilla del Cristo. A principios del siglo XIX, unos dominicos asturianos se llevan la obra a un convento de Corias, desde donde, posteriormente, es trasladado a Caleruela (Burgos), donde se le pierde la pista. La pieza se encontraba ya en muy malas condiciones y casi no se percibía lo que representaba.
Tras una investigación de los Dominicos, el cuadro fue localizado en el verano del 2014. En octubre, técnicos de la empresa ÉDOLO Conservación Restauración SL junto al Vicario de la Orden D. Pedro Juan Alonso, lo recuperan y tras una minuciosa protección de la obra, la trasladan de nuevo al Real Monasterio de Santo Tomás.
Atribuido a Alonso Cano
Es en este espacio donde se han realizado las tareas de restauración de la obra que han durado nueve meses. Durante la inauguración la restauradora, Virtudes Jiménez Torrubia, explicó que se ha estudiado la autoría del lienzo y que, inicialmente, puede atribuirse a Alonso Cano o a algún miembro de su escuela. Para realizar esta afirmación la restauradora se basa en una serie de características propias de las obras del polifacético artista español, que se repiten en el cuadro, por ejemplo las diagonales, espacios que no se limitan al cuadro sino que continúan más alla de él, el dinamismo en los pliegues, los escorzos, el resalte de la escena central sobre fondos oscuros o los cambios de texturas e intensidades en la aplicación de pintura.
Tras su restauración, la obra ha vuelto a ser colocada en el lugar que ocupó durante dos siglos hasta su traslado a Corias y ya es posible disfrutar de ella en la Capilla de Santa Teresa del convento abulense.