Un equipo arqueológico de la Universidad de Valladolid ha desarrollado una nueva metodología de análisis para estudiar las primeras herramientas fabricadas por el Homo ergaster hace 1,7 millones de años. Esta nueva técnica de estudio se aplicó en el yacimiento FLK West (Frida Leakey Korongo West), localizado en la garganta del Olduvai (Tanzania).

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Herramientas achelenses

Los resultados se publicaron en la prestigiosa revista científica Plos One (2017) bajo el título ‘The Origin of the Acheulean. Techno-functional Study of the FLK West Lithic Record (Olduvai, Tanzania)’. Hace 1,7 millones de años, las primeras comunidades de Homo ergaster comenzaron a desarrollar una nueva tecnología, conocida como Achelense, basada en herramientas de piedra grandes, pesadas y complejas que permitieron conocer la forma de vida de los primeros grupos humanos. Estos nuevos objetos, entre los que destaca el hacha de mano o bifaz, supusieron un gran avance respecto a los cantos tallados fabricados durante el Olduvayense, periodo anterior. Así pues, en el yacimiento de FLK West, localizado en el tramo bajo de unos de los principales cursos fluviales que desembocaba en el salobre lago, se han hallado decenas de objetos tallados por el Homo ergaster.

El trabajo lo firman Policarpo Sánchez Yustos; Fernando Díez Martín; Manuel Domínguez Rodrigo; Javier Duque; Cristina Fraile; Isabel Díaz; Sara de Francisco; Enrique Baquedano y Audax Mabulla. El primer firmante del estudio, Policarpo Sánchez, explicó que “hasta ahora se sabía muy poco sobre los mecanismos tecno-económicos que habían desencadenado el origen del Achelense, entendido como la aparición de una panoplia de herramientas de piedra grandes y pesadas”. En este sentido, el equipo de investigación de la Universidad de Valladolid contribuyó a ampliar el conocimiento de los procesos de fabricación y uso de las primeras herramientas achelenses mediante el estudio de 84 utensilios, un porcentaje significativo del total de los primeros útiles achelenses. Los arqueólogos únicamente encontraron unos pocos centenares de grandes utensilios correspondientes a este momento germinal del Achelense hace 1,7 millones de años.

La mayor parte de los restos arqueológicos encontrados en FLK West están depositados en la estación española Emiliano Aguirre, en Tanzania, aunque algunas pocas se trasladaron a la UVa para su restauración y posterior estudio. Asimismo, el equipo investigador se encuentra actualmente en una nueva campaña arqueológica en FLK West. Las labores de excavación e investigación realizadas desde el 2012 por el equipo de investigadores del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UVa, encabezadas por el profesor Fernando Diéz Martín, se enmarcan dentro del proyecto I+D ‘Los primeros humanos y su evolución del Olduvayense al Achelense. Un proyecto paleoantropológico en la garganta de Olduvai, Tanzania’. Está coordinado por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Manuel Domínguez Rodrigo, y también participan otros centros nacionales (Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Instituto de Evolución en África y Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana) e internacionales (Universidad de Dar es Salaam, Tanzania; Universidad de Calgary, Canadá; Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos).

Diversidad de usos

De los 84 objetos estudiados, cuatro son bifaces, uno concretamente cumple todos los estándares clásicos según informan sus innvestigadores. Sánchez explicó que “el bifaz es una piedra tallada con dos filos que convergen en un extremo apuntado de la que podemos afirmar que se trata de la herramienta más exigente a nivel técnico y formal”. Junto a la descripción de los objetos líticos, el equipo investigador trató de responder a la pregunta sobre cómo pudieron ser utilizadas estas herramientas y si su uso condicionó su forma o viceversa. De esta forma, el equipo científico dividió los objetos en tres grandes grupos en función de cómo pudieron ser empleados: los que apoyan el filo sobre la materia a transformar, como los actuales cuchillos; los que dejan caer el filo para trocear por golpeó, como un hacha; y aquellos que emplean ambas acciones.

Las primeras evidencias de este cambio tecnológico, datadas hace 1,7 millones de años, se encontraron en tres yacimientos del Este de África: FLK West, en Olduvai (Tanzania), Kokiselei 4 (Kenia) y Konso Gardula A6-1 (Etiopia). De estos tres yacimientos, el tanzano proporcionó las evidencias más “sólidas, abundantes y mejor contextualizadas” que hacen de este yacimiento un “lugar excepcional” para conocer el origen del Achelense, según informan los investigadores. Agencia ICAL

 

IMAGEN: Investigadores de la Unviersidad de Valladolid en el yacimiento de Olduvai. Agencia ICAL