Moda convertida en arte, y arte convertido en moda. Cristóbal Balenciaga, conocido como el “arquitecto de la alta costura”, esbozó en sus diseños las vestimentas de obras de los grandes artistas españoles, colocando el foco sobre los pintores como creadores y transmisores de moda, y como maestros en la representación de telas, texturas, pliegues y volúmenes.
Tras 50 años sin una exposición propia en Madrid, el diseñador español más admirado e influyente de todos los tiempos, llega este verano al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza a partir del 18 de junio. Se trata de la primera gran muestra dedicada al modisto vasco que reúne, junto a sus trabajos, una selección de cuadros de grandes nombres de la historia del arte español, una de sus principales fuentes de inspiración.
Canal Patrimonio_ Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Hitos del arte y moda reunidos por primera vez
Del siglo XVI al XX, las pinturas de El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda, Zurbarán, Goya, Madrazo o Zuloaga, exhiben la evolución de la moda a lo largo de la historia en España. Una visión que Balenciaga impregnó, con hilo y aguja, en cada uno de sus hechuras, y que reinterpretó con su estilo personal y moderno a lo largo de su afamada carrera.
La muestra, comisariada por Eloy Martínez de la Pera, exhibe un total de 90 piezas de indumentaria procedentes del Cristóbal Balenciaga Museoa de Getaria de Guipúzcoa, el Museo del Traje de Madrid y el Museu del Disseny de Barcelona, así como de numerosas colecciones particulares nacionales e internacionales, muchas de ellas nunca antes expuestas.
En paralelo, acompañando todos estos diseños se reúnen 55 cuadros prestados por museos como el Prado, el Bellas Artes de Bilbao o el Lázaro Galdiano, por fundaciones como BBVA, Santander y Casa de Alba, y por colecciones privadas como las de Abelló o Alicia Koplowitz.
En un diálogo entre moda y pintura, la exposición sigue un itinerario cronológico, donde cada estilo pictórico está vinculado a un vestido. Unas conexiones basadas en elementos conceptuales, en formas y volúmenes y en complicidades cromáticas, que reúnen en una misma sala a las verdaderas musas del diseñador, brindando una nueva y particular forma de mostrar arte.
Balenciaga, el modisto de las artes
“Un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida.” Con esta frase célebre, el diseñador articulaba todas las artes con cada una de las líneas, pliegues, dibujos y bordados de sus trabajos. Una complicidad, que acompañada por sus amor por la cultura española, siempre está presente en sus vestidos de alta costura que encargaban las grandes casas de la época, así como familias reales de todo el mundo.
Nacido en Getaria (Guipúzcoa) en 1895, hijo de pescador, y costurera, Balenciaga se inició en el oficio de manos de su madre, que cosía para destacadas familias de la zona, entre ellos, los marqueses de Casa Torres, que pasaban los veranos en el Palacio de Aldamar. Fue allí donde el joven Cristóbal entró en contacto con el gusto de la élite aristocrática y donde pudo admirar trajes y telas de las mejores sastrerías y tiendas de moda de Londres y París
El Palacio de Aldamar, decorado con cuadros de Velázquez, El Greco o Goya, sirvió de escenario perfecto para que desarrollara una especial sensibilidad por el arte, forjarse así su particular imaginario estético. Aplicó muchas de las técnicas de los sastres de los siglos XVI a XVIII, como las medias de seda, la gola, el corsé o el jubón.
Con el estallido de la guerra civil en España, se trasladó a Paris en plena etapa de madurez creativa. Tras haber fundado en las décadas anteriores establecimientos de moda en San Sebastián, Madrid y Barcelona y contar entre su clientela con la alta sociedad y la Familia Real española. En agosto de 1937 abrió su taller en la avenida George V de la capital francesa. Años, que aprovechó para impregnar sus vestidos del contexto cultural de su país de origen, convirtiendo este periodo en todo un homenaje a la estética de “lo español”.
Una estilo, que estaba presente en las líneas simples y minimalistas de los hábitos religiosos o el volumen arquitectónico de sus trabajos más espectaculares. Trajes de luces y bailaores flamencos en chaquetas y vestidos, y ese negro simbólico y aterciopelado, que puso de moda la Corte de Felipe II, color fetiche del creador vasco.
Con su estilo innovador, total dominio de la costura y un alto nivel de exigencia, muy pronto se consagró como uno de los diseñadores más influyentes del panorama internacional, coronado por los medios de comunicación como el “rey de la alta costura”.
Información práctica
La exposición “Balenciaga y la pintura española”, cuenta con la colaboración de Herbert Smith Freehills y Las Rozas Village, y permanerá en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, del 18 de junio al 22 de septiembre de 2019
Horario: de martes a domingo, de 10 a 19 horas; sábados, de 10 a 21 horas.
Horario de verano, del 28 de junio al 31 de agosto: de martes a domingo de 10 a 21 horas. Domingos de 10 a 19 h. Lunes cerrado.
Más información: www.museothyssen.org