Castillo de Sigüenza

Cada lugar guarda un trozo de nuestra historia y descubrirlo es una de las cosas más gratificantes de viajar. Perderse es encontrarse con episodios cruentos, románticos, desconocidos, inspiradores y curiosos, la historia por sí sola es fascinante. Conozcamos a nuestros dos protagonistas, la reina repudiada y el castillo de Sigüenza.

Canal Patrimonio_Cristina Párbole

Castillo de Sigüenza

La reina repudiada es Blanca de Borbón, hija del duque Pedro I de Borbón y de Isabel de Valois. Blanca fue la esposa legítima de Pedro I de Castilla, apodado por unos “El Cruel” y por otros “El Justiciero. Sin duda, el matrimonio fue un completo desastre desde el primer momento, a Pedro querían casarlo con Blanca de Navarra, pero esta alegando su viudez declinó la propuesta. La dote que se estableció fue la causante de las desavenencias de la unión y viendo Pedro que no se había entregado el dinero acordado decidió retrasar el matrimonio. Blanca rehusó casarse con él, pero finalmente las presiones familiares la llevan aceptar su triste destino. Ya antes de conocer a Blanca, Pedro estaba perdidamente enamorado de María Padilla, lo cual no ayudó a que la relación entre el rey y su esposa mejorara. Por eso dos días después de contraer matrimonio en Valladolid decide repudiarla, negándose a convivir con ella. Comienza una historia donde ficción y realidad se entremezclan y muchos son los que han enumerado las causas de este abandono: para unos fue el amor que Pedro tenía con María Padilla y para otros la infidelidad que Blanca cometió con Fadrique, hermanastro del rey (no debemos olvidar que en estos momentos Pedro esta intentando legitimar su poder frente a sus hermanastros Fadrique Alfonso de Castilla y Enrique de Trastámara, enfrentamiento que derivará en una guerra cuyo final será el triunfo de los Trastámara, dando comienzo a una nueva dinastía). La realidad parece encontrarse en unas confesiones que la nueva reina realiza a su esposo, donde seguro que el dinero y la falta de cumplimiento de la dote acordada tuvieron mucho que ver.

Tras su corto matrimonio la reina encaminó sus pasos hasta el castillo de Sigüenza donde permaneció durante cuatro años. Victima de las conspiraciones y de las malas artes se vio obligada a permanecer allí, acompañada por un grupo de hombres del rey, su secretario, su capellán y su dama de compañía. Hay quien considera que la reina fue encerrada en una torre, la cual posteriormente pasó a denominarse “Torre de Doña Blanca”, y otros que la reina que vivía confinada seguía disfrutando de los privilegios propios de su condición. La confusión prevalece incluso en su muerte pues están los que cuentan que fue el propio rey el que mandó a su médico que la envenenase, mientras que otras fuentes hablan de que fue victima de la peste que se la llevó en 1361 a la edad de 22 años.

Corta vida para una mujer que tuvo que sufrir las intrigas de su familia, el desprecio de su marido y el vagar sin rumbo por un reino que supuso su cárcel. Ya sabemos que la historia la escriben los vencedores y es más que probable que muchas de las historias que se cuentan estén distorsionadas, lo que nos queda como prueba física de esta historia es el castillo de Sigüenza que sobreviviendo a las desgracias se alza majestuoso.

Cristina Párbole es historiadora y trabaja en la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico

IMAGEN: Castillo de Sigüenza (CC).