La velocidad en el deterioro de la piedra, que ha provocado ya varias disgregaciones, ha obligado a la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León a agilizar las obras de restauración previstas en la fachada occidental de la catedral de Ávila, que se han licitado por 206.905 euros.

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La fachada occidental, principal puerta de acceso al templo, hace tiempo que luce una malla protectora ante la posibilidad de desprendimientos, y sus esculturas fueron retiradas hace meses a la espera de unas obras que han sido anticipadas con carácter de emergencia y que durarán casi medio año. Los expertos han expresado su preocupación por la velocidad del deterioro de la portada, levantada con piedra “dolomía” y flanqueada por dos contrafuertes de granito, que presenta problemas graves de disgregación, han informado desde la Fundación del Patrimonio. La mayor parte del agua que cae en la terraza del nivel superior se filtra hacia los rellenos de la portada y aflora por la sillería de modo que, al pasar, el agua disuelve las sales y el yeso que, transportados hacia fuera, cristalizan. Esto, sumado al hielo y el viento por las bajas temperaturas de Ávila -la capital de provincia más alta de España-, causa disgregaciones, descamaciones, fragmentaciones y roturas que pueden llegar a caer a la calle, a lo que se suma el desgaste producido por la presencia de palomas con materia orgánica y suciedad que favorece el ataque de microorganismos y daña la piedra, igual que los líquenes y raíces de vegetación que germinan entre los sillares.

De origen tardorrománico, la catedral de Ávila comenzó a construirse en el siglo XII y mudó al gótico al alargarse las obras hasta el siglo XV. El arquitecto y escultor español de origen flamenco Juan Guas, uno de los máximos exponentes del gótico tardío castellano, trasladó la portada original gótica de la fachada occidental a una puerta secundaria al norte -de los apóstoles-, con mejor acceso desde el palacio episcopal. En su lugar, en la cara oeste, puso una nueva y adelantada para que la nave mayor ganara un nuevo tramo, aunque la portada de Juan Guas se deterioró de tal manera que tuvo que reformarse en el siglo XVIII. La Fundación del Patrimonio tuvo que desmontar con anterioridad las esculturas de piedra que integraban esta portada y que representaban, entre otros, a Santa Teresa y San Juan de la Cruz, así como a los santos mártires Vicente, Sabina y Cristeta, ante el proceso de desintegración que estaban experimentando.

IMAGEN:  Vista de una de las siete lámparas de la Catedral de Ávila. EFE/Archivo