Agustín de Riancho

La sala 60 del edificio Villanueva del Museo Nacional del Prado cuenta con una nueva colección de arte de los últimos años del siglo XIX y principios del XX, gracias a la donación de Hans Rudolf Gerstenmaier, que complementará la sección final del Museo, representada por las las pinturas más modernas, y  permitirá la apertura de una nueva vía de ampliación de sus colecciones.

Canal Patrimonio_ Museo del Prado

Agustín de Riancho
Agustín de Riancho. Óleo sobre lienzo, 77,5x 127,5 cm Madrid, © Museo Nacional del Prado. Donación Gerstenmaier

Un Real Decreto de 1995 situó la frontera entre las colecciones del Museo del Prado y el Museo de Arte Reina Sofia en la fecha de nacimiento de Pablo Picasso, en 1881. Pese a este límite, un acuerdo firmado en 2016 entre ambos, posibilitó que los museos pudiesen incorporar obras de aquellos artistas que hasta ahora estaban afectados por este Real Decreto. Este acuerdo permitió a El Prado mostrar con un verdadero sentido histórico y estilístico el final de sus colecciones de pintura española con creadores como Sorolla y Beruete.

La donación de Gerstenmaier, que permanecerá expuesta en el Museo hasta el 12 de enero, se compone de 8 cuadros de pintores inéditos en su colección, como Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga, Joaquín Mir, Juan de Echevarría o Darío de Regoyos. Además se sumarán otros 3 cuadros de Joaquín Sorolla, Aureliano de Beruete y Agustín de Riancho, que ya cuentan con lienzos expuestos en la pinacoteca madrileña. 

Hans Rudolf Gerstenmaier
Visita de Hans Rudolf Gerstenmaier al taller de restauración del Museo del Prado tras la recepción de las obras donadas. Foto © Museo Nacional del Prado.

Las obras donadas 

Ignacio Zuloaga está presente con “Una manola”, una interpretación de la sensualidad femenina característicamente española sobre un fondo azul de amplias pinceladas claras. De Regoyos, el más cosmopolita entre su generación, se han incorporados dos cuadros representativos: “Alrededores de Bruselas”, uno de los mejores ejemplos de la primera etapa del artista, y “El pino de Béjar” que muestra su pleno dominio de los recursos de la pintura impresionista en una fase de mayor madurez creadora.

El otro gran renovador que tuvo difusión internacional, Hermen Anglada-Camarasa, aparece con una obra del cambio del siglo, “Interior de un café-concert”, en la que su dominio del colorido se aplica a una personal visión de la luz artificial. En el ámbito ya postmodernista, uno de los mejores paisajistas de su generación, Joaquín Mir, está representado con una obra de su periodo en el Mollet, de ejecución franca y directa, “Torre Solà. Montornès”. De Eduardo Chicharro,  se muestra “Bayaderas indias” con una pintura de sugestión exótica y sensual.

Por último de Juan Echevarría se han obtenido dos cuadros: “Familia gitana, Palencia” que evidencia la fascinación del autor por estos motivos y por la pintura del postimpresionismo, especialmente de Gauguin, artista muy vinculado a la Generación del 98 y a Valle-Inclán, a cuya hija Mariquiña dibujó, y cuyo retrato también se expone.

Además de este conjunto, Gerstenmaier ha querido regalar tres  importantes obras de otros pintores ya representados en el Prado: Joaquín Sorolla, Aureliano de Beruete y Agustín de Riancho. De este último el Museo solo conservaba un lienzo del último año de su vida, y ahora se añade un paisaje muy anterior y de mayores dimensiones. De Sorolla, el Prado no contaba con ningún retrato de la década final de su pintura. El ahora identificado como de Ella J. Seligmann, esposa de un gran marchante establecido en París, es además uno de los más sobrios y elegantes pintados por el artista, con una visión más sintética que en anteriores trabajos. En cuanto a Beruete, a pesar de que el Prado conserva la mayor colección existente del artista, no tenía ningún ejemplo de sus paisajes alpinos.

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