El Retablo del Roser ha sido reinstalado en la iglesia de Sant Ponç de Prades de la Molsosa, después de más de seis meses de trabajos de restauración en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC).

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El retablo es de planta lineal y se estructura en altura con el zócalo, la predela, dos pisos y tres filas. La madera que forma la estructura constructiva del retablo es tallada, policromada y dorada, y las escenas que representan los quince misterios del Roser están pintadas al óleo sobre telas adheridas a las tablas de madera, que forman parte de la estructura del retablo.

En la base de las cuatro columnas del primer piso se localiza, pintada, la fecha del retablo: 1679. El desmontaje del retablo para su conservación puso al descubierto el estado ruinoso de algunas de sus partes y la urgencia de la intervención, especialmente en toda la base y la predela, es decir, en toda la parte inferior, que es el apoyo estructural del retablo.

Según la información facilitada desde el Departamento de Cultura, “si el conjunto no había caído era por el refuerzo de obra y hierros anclados al muro, que se habían colocado en el momento en que se montó el retablo”. El principal problema de conservación de la obra era el grave problema estructural de la madera, como consecuencia de haber sufrido a lo largo del tiempo condiciones climatológicas adversas y un fuerte ataque de insectos xilófagos, todavía activo en el momento de la intervención.

El proceso de restauración

Los trabajos de restauración se iniciaron en junio de 2014, con el desmontaje del retablo, para su traslado al CRBMC.En aquel momento, se constató que el estado de conservación del retablo era más grave de lo que aparentaba, pues algunas de las partes de madera se deshacían en las manos. Los trabajos sobre el retablo comenzaron con una desinsectación curativa y la posterior aplicación de un insecticida, por impregnación, para evitar futuros ataques de xilófagos.

La intervención dio prioridad a devolver la resistencia mecánica al apoyo de madera y se ideó un nuevo sistema de montaje para las telas que garantizara su estabilidad y conservación.El despiece íntegro del retablo permitió estudiar las telas en profundidad y descubrir que las dos más grandes se habían pintado en una misma pieza, posteriormente dividida en dos, así como identificar a dos pintores diferentes, que a pesar de utilizar la misma gama de colores, emplearon tela de diferente gramaje y modelos de grabados diferentes, hecho que corroboró el historiador Francesc Miralpeix.

El equipo técnico optó por la creación de un apoyo con tela sintética ignífuga, sobre el cual descansaría la tela original, sin adhesivos, que tendrá la función de apoyo, protección y refuerzo de las telas originales, y evitará el contacto directo de estas con las tablas de madera, que tanto malogró las telas en el pasado. Además, se creará una cámara de aire que menguará los efectos de los cambios de temperatura y humedad y evitará también la aparición de nuevos hongos.

El retablo se ha montado ligeramente avanzado y separado del muro de la capilla, para garantizar la ventilación del reverso y permitir hacer controles periódicos de su estado de conservación.
El montaje se hizo con refuerzos estructurales de madera de cedro, convenientemente colocados, para repartir las cargas del retablo y aligerar de peso las zonas más debilitadas del mueble.

IMAGEN: Fotografía facilitada por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña del retablo del Roser que ha sido reinstalado en la iglesia de Sant Ponç de Prades de la Molsosa (Lleida). EFE