Una veintena de técnicos y profesionales se reunieron este martes en la Casa Luelmo, sede de la Fundación Santa María al Real en Valladolid, para reflexionar en torno a la digitalización del patrimonio inmaterial.

El encuentro se enmarcaba en el proyecto CD-ETA, orientado a favorecer la digitalización del patrimonio cultural y natural europeo.

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La principal conclusión de la sesión, explicaba Maximiliano Barrios, coordinador del proyecto en la Fundación Santa María la Real, es que “vivimos un momento crítico en cuanto a la conservación del patrimonio inmaterial”. La inmigración, la despoblación que ha afectado a “nuestros pueblos” en las últimas décadas ha conseguido que buena parte de este patrimonio “resida en la memoria de personas octogenarias”, concreta Barrios.

De ahí la importancia de recopilarlo y documentarlo y, hacerlo “cuanto antes”. De otro modo, “corremos el riesgo de que se pierda definitivamente o de pervertir la realidad difundiendo informaciones falsas, procedentes de fuentes no fidedignas”.

Atendiendo a este criterio, otra de las cuestiones que los expertos congregados en Valladolid consideran de vital importancia es fomentar la “enseñanza y la difusión, porque el patrimonio inmaterial no es un fósil de museo, sino parte de nuestro acervo que ha de rescatarse y transmitirse, para que las nuevas generaciones sigan sintiéndolo como algo propio y vivo”.

El encuentro contó con la participación de Carlos Porro, coordinador del archivo musical Fonoteca de Tradición Oral de la Fundación Centro Etnográfico “Joaquín Díaz”; Enrique Borobio Crespo, técnico de Cultura y Juventud de la Diputación Provincial de Soria y  Emilio Ruiz Trueba, responsable de Biblioteca y Comunicación del Museo Etnográfico de Castilla y León.

Todos ellos insistieron, igualmente, en la necesidad de acometer políticas públicas y privadas que sirvan para “dar continuidad y regularidad a la documentación del patrimonio inmaterial, entendido hasta ahora como “el hermano pequeño” de la cultura. Cuando, en realidad, afirmaba Maximiliano Barrios, “es el que más riesgo de extinción corre hoy por hoy”.

Un apoyo que, pasa, igualmente, “por profesionalizar y academizar los estudios de etnografía”, que hasta el momento, no se contemplan como enseñanza reglada.

El ejemplo del Museo Etnográfico de Castilla y León
Los tres ejemplos expuestos en la sesión suponen casos de buenas prácticas en la conservación del patrimonio inmaterial. Es más, el Museo Etnográfico de Castilla y León está considerado un “referente nacional”, tanto es así que recibe fondos de otras comunidades que no disponen de los servicios necesarios para su conservación. Uno de los ejemplos más recientes, recordaba Barrios, “ha sido la donación de un fondo documental de trovos murcianos de los últimos siglos”.

Proyecto CD-ETA
La intervención de Maximiliano Barrios, Carlos Porro, Enrique Borobio y Emilio Ruíz se enmarca en una de las acciones desarrolladas en el proyecto CD-ETA, que comenzó su andadura en 2016 con un doble objetivo: por un lado, fomentar políticas que contribuyan a la digitalización del patrimonio cultural y natural europeo y, por otro, establecer criterios comunes para una mejor comprensión y accesibilidad de la información compartida.

En la iniciativa participan entidades de Bulgaria, Rumanía, Grecia, Italia, Estonia y España, entre ellas la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, que aporta su experiencia y conocimiento en la digitalización de la documentación derivada de los estudios realizados en el marco de la Enciclopedia del Románico en la Península Ibérica.