El hallazgo de parte de los cimientos del edificio que ocuparon los virreyes españoles en el Río de la Plata a pocos metros de profundidad en el corazón de la actual Casa Rosada, sede del Ejecutivo argentino, es un descubrimiento que podría dar importantes pistas sobre la vida de la Buenos Aires del siglo XVIII.

Canal Patrimonio_  Natalia Kidd

Los restos, que datan de 1717, fueron encontrados en mayo pasado, cuando unos operarios que excavaban un pozo para la futura instalación de ascensores en el Hall de los Patriotas, en el acceso principal a la Casa Rosada, se toparon, a tres metros de profundidad, con materiales que parecían ser antiguos.

De inmediato, y sospechando estar ante algo de importancia arqueológica y patrimonial, las autoridades resolvieron convocar al arquitecto Daniel Schávelzon, director del Centro de Arqueología Urbana de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.

“El material es de fragmentos de ladrillos mezclados con cal y arena, que es la manera en que se hacían los cimientos en esa época. Lo que se encontró de los cimientos tiene 1,60 metros de ancho por unos 7 metros de largo, que es sólo un pedazo de lo que fue el edificio, que se construyó en 1717”, dijo el experto.    

La sede del Virreinato del Río de la Plata

En el sitio excavado también se encontraron fragmentos de tejas y objetos de cerámica, como platos y ollas, tanto indígenas como españoles. Los cimientos descubiertos corresponden a lo que fue, primero, la sede de los gobernadores de Buenos Aires y, luego, la de los virreyes, una vez creado en 1777, por decisión del rey Carlos III de España, el Virreinato del Río de la Plata.

Ese solar, que estaba dentro de los límites del fuerte de Buenos Aires, había albergado otras construcciones anteriores, siempre como sede del poder, desde la fundación de la ciudad en 1580. Tras la Revolución de Mayo, en 1810, y la declaración de la Independencia, de 1816, lo que otrora fuera llamado Palacio de los Virreyes continuó siendo sede de las autoridades argentinas, hasta que en 1873 comenzó, sobre los restos de aquel edificio, la actual Casa de Gobierno, que a lo largo de la historia sufrió varias modificaciones.

Hasta ahora, los únicos restos del conjunto del antiguo fuerte que se conocían eran tramos de algunos muros y una tronera que se pueden ver en el Museo de la Casa Rosada. La documentación conservada, planos y pinturas, permiten saber que la construcción cuyos cimientos acaban de descubrirse era, según describe Schávelzon, “un edificio grande, de dos plantas, con ventanales”.

El Castillo de San Miguel

El edificio, también conocido como Castillo de San Miguel, que tenía torreones y garitas de observación y estaba rodeado por un foso, fue modificado en 1820, por el entonces presidente, Bernardino Rivadavia, quien, entre otros cambios, sustituyó el puente levadizo de acceso por un pórtico neoclásico.

“Era un edificio importante para el Buenos Aires de esa época. Junto con la Catedral y el Cabildo, eran los más importantes. Pero no sabemos cómo lucía por dentro”, dijo el experto. Este hallazgo abre las puertas a una investigación más profunda que, según Schávelzon, podría ofrecer nueva información sobre la vida dentro de aquel histórico edificio.

“El piso descubierto está muy deteriorado porque se destruyó cuando se hizo la Casa Rosada. La idea ahora es excavar en otro patio del edificio, donde no hay cañerías, y donde se puede hacer un mejor trabajo arqueológico”, señaló.

Testimonios de la vida cotidiana

El investigador explicó que, excavando en un lugar que no esté alterado, será altamente probable encontrar objetos de la vida cotidiana que permitan saber cómo estaba construido el edificio, qué comían en aquella época, qué elementos tenían y qué porcentaje de objetos importados había en un lugar de este tipo en relación a lo que se producía localmente.

“Hay un montón de información que vamos a poder sacar de un edificio tan importante como éste, donde convivían desde el virrey hasta el soldado de más bajo rango”, dijo, entusiasmado, Schávelzon. Más allá de lo que arrojen las futuras investigaciones, el experto destacó la importante de un descubrimiento como éste en una ciudad que, a lo largo de su historia, no ha sabido cuidar adecuadamente de su patrimonio.

“Es difícil encontrar este tipo de cosas en Buenos Aires porque las hemos destruido. Entonces, encontrar y rescatar restos del pasado es doblemente significativo, porque es nuestra historia y nuestro patrimonio”, subrayó.

 

IMAGEN: Detalle de la fachada de la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Archivo