El Patronato de la Alhambra de Granada abre desde hoy el Palacio de los Abencerrajes, el mayor parque arqueológico del monumento nazarí, que en los próximos cuatro años compatibilizará un nuevo proyecto general de investigación, con excavaciones e intervenciones, y la visita pública y gratuita.

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El espacio constituye una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad palatina, que ha tenido una gran trayectoria histórica y literaria desde el siglo XVI por los amoríos de descendientes de los Abencerrajes, según ha explicado el director de la Alhambra, Reynaldo Fernández, junto a la delegada de la Junta, Sandra García.

“Hay todo un imaginario sobre este lugar que sufrió muchísimo con la invasión de las tropas francesas, en la que volaron todas las torres”, ha detallado Fernández, que ha indicado que, aunque el entorno cuenta ya con investigaciones previas, se va a emprender un plan integral, con excavaciones arqueológicas por fases.

La configuración de la zona hace posible que esa intervención para los próximos “cuatro o cinco años” pueda hacerse “abierto por obras”; es decir, que estará accesible al público mientras que se ejecuta, para que los propios visitantes, de forma gratuita y libre, conozcan los avances desde una pasarela provisional.

La actuación completará, por tanto, la información arqueológica que se tiene del solar, y restaurará y consolidará las distintas estructuras que se han ido desescombrando en, al menos, los últimos 150 años.

El Servicio de Conservación y Protección ya ha iniciado los trabajos preparatorios de la intervención y, el pasado julio, concluyó la reparación de la tapia que cierra el solar a la calle Real.

Con esta se han recuperado huecos de puertas y ventanas de las viviendas modernas que fueron cegados al ser estas derribadas en diversos momentos del siglo XX.

Testigo de importantes momentos históricos

El entorno arqueológico del Palacio de los Abencerrajes, intervenido en múltiples ocasiones a lo largo de los siglos, fue uno de los primeros asentamientos en la colina de la Sabika.

Con el tiempo modificó su funcionalidad en favor de nuevos edificios y, tras la conquista cristiana, fue sede de la “casa o palacio de la Contaduría”, posteriormente dividido y repartido en varias fincas para personas vinculadas al monumento.

En la segunda mitad del siglo XIX, el solar estaba en un estado de abandono, en parte debido a las voladuras que las tropas napoleónicas infringieron a este sector de la Alhambra, que, desde entonces, recibió el significativo nombre de “el Secano”.

En los últimos años del siglo XIX se hicieron algunos descubrimientos de muros, pavimentos, canalizaciones, y se guardaron algunas piezas y fragmentos en los almacenes, para lo que luego sería Museo de la Alhambra.

En los años treinta del siglo XX, se efectuaron nuevas exploraciones arqueológicas y algunas consolidaciones y reconstrucciones, como la pequeña torre que sobresale de la muralla.

Años después continuaron las labores de limpieza y consolidación de estructuras relacionadas que se interpretaron como pertenecientes a un baño de vapor, aunque no esté claro si perteneció al palacio o era un edificio independiente.

El Plan Especial para la Alhambra y Alijares (1986) potenció los restos arqueológicos del solar y, desde entonces, el Patronato ha efectuado constantes intervenciones arqueológicas que han dado pie a la elaboración de un nuevo proyecto general de investigación.    

IMAGEN: El espacio constituye una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad palatina. EFE