Un trono de terciopelo rojo del siglo XVII, coronado por un retrato de Carlos II, abre la exposición “Yo, el rey. La monarquía hispánica en el arte”, en el Museo Nacional de Arte de México, que repasa las diferentes representaciones de la monarquía española y sus repercusiones en el arte mexicano.

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Yo, el rey

Los retratos de Felipe IV y Mariana de Austria realizados por Diego Velázquez y el de Carlos IV de Francisco de Goya constituyen las piezas más representativas del recorrido, que además cuenta con obras de Francisco de Zurbarán, Gaspar de Crayer, Giovanni Battista Tiepolo y Jean Ranc, entre otros artistas.

La exposición, que abre sus puertas hoy, da idea de cómo fue evolucionando la concepción de la monarquía en el arte, desde Carlos I, hijo de los Reyes Católicos y perteneciente a la casa de los Habsburgo, hasta los Borbones, de quienes descienden los actuales reyes y quienes llegaron al trono después de que Carlos II muriera sin descendencia. No solo capta la manera en la que la monarquía se representaba en el arte, sino cómo se hacía con “el poder en general”, afirmó el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa. También “cómo se proyectaron en México estas formas estéticas”, ya que los retratos de los emperadores Maximiliano y Agustín de Iturbide presentan rasgos similares a los de los reyes españoles.

Un recorrido por la historia de España y de México

La muestra “nos permite conocer la historia de España y con ella entender la historia de México”, refirió al respecto Tovar y de Teresa. Se trata de un conjunto de 200 obras, compuesto por pinturas, dibujos, esculturas, armería, joyería, textiles, platería y documentos, provenientes de instituciones públicas y privadas, entre las cuales sobresalen el Museo del Prado de Madrid -del que se exponen once piezas-, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York o el Museo Nacional de San Carlos.

Yo, el rey

El recorrido comienza trazando una relación entre la monarquía hispánica y los elementos simbólicos y mitológicos de la tradición clásica, como arcos del triunfo y obeliscos, que los reyes españoles tomaron como propios. Pasa a continuación a exhibir aquellas obras en las que se resalta el poder real, con las que se distingue el cambio estético que trajo consigo el paso de la casa de los Austria a los Borbones, quienes introdujeron en el país el gusto por lo francés. En este espacio se puede contemplar un retrato de Felipe IV con su armadura de gala, de Gaspar de Crayer y otro de Carlos III, realizado por el mexicano Juan Patricio Morlete Ruiz, que por primera vez se expone al público.

Asimismo, se refleja la fuerte incursión que la monarquía tuvo en la religión, ya que los reyes adquirieron un carácter mesiánico y se adjudicaron el papel de los “salvadores de las almas” de sus súbditos, por lo que comenzaron a ser retratados al lado de figuras religiosas como la virgen de Guadalupe. La última parte de la exposición está centrada en México y en su relación con la monarquía hispánica. Entre otros aspectos, refleja cómo se percibió en el país la ausencia de Fernando VII en el trono tras la invasión francesa, a través de distintos documentos, o cómo la iconografía que había adoptado la monarquía española llegó a los retratos de Iturbide y su esposa Ana María Huarte.

IMÁGENES: Un hombre visita la exposición “Yo, el rey. La monarquía hispánica en el arte”, mientras 
una mujer fotografía un retrato de la emperatriz Carlota, del pintor Santiago Rebull.  EFE