Las visitas a la cueva de Altamira en Cantabria dejarán de ser un experimento. El Patronato del sitio reunido hoy en Santander ha decidido mantenerlas de forma controlada y regulada durante un tiempo indefinido, al entender que no afectan a la preservación de las pinturas.

Canal Patrimonio

Altamira_EFE

Una vez a la semana, cinco personas, elegidas por sorteo, podrán seguir visitando uno de los sitios prehistóricos más importantes del mundo, la Cueva de Altamira, declarada Patrimonio de la Humanidad. Así lo ha decidido hoy por unanimidad el Patronato del sitio, siguiendo las recomendaciones de la comisión de seguimiento del Plan de Conservación Preventiva de la cueva, que entiende que la presencia humana en la cavidad no es “significativa” y su incidencia en la conservación de las pinturas rupestres resulta “imperceptible”.

Las visitas, que se reanudarán después de Semana Santa. En esta ocasión no se fija un horizonte temporal, que se mantendrán mientras continúe el Plan de Conservación Preventiva, que tiene carácter indefinido. No obstante, si se observaran cambios en las condiciones de estabilidad de la cueva, podría suspenderse el acceso.

Los encargados de dar a conocer la decisión han sido el presidente del Gobierno de Cantabria y del Patronato de Altamira, Ignacio Diego, y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. Según ha explicado Diego, la decisión de continuar con las visitas controladas a la cueva cántabra, declarada Patrimonio de la Humanidad, se sustenta en los estudios científicos desarrollados desde agosto de 2012.

Control de las condiciones ambientales y microbiológicas

Estos informes apuntan que la presencia humana “no es significativa” para la conservación de la cueva y sostienen que el “principal factor” que afecta a la “integridad” de las pinturas es la pérdida de pigmento “por lavado”, debido a filtraciones de agua y procesos naturales de condensación. Por eso, en adelante se intensificará el estudio de este aspecto, a la par que se mantendrán los controles de las condiciones ambientales y microbiológicas, de forma más exhaustiva en los periodos de visitas. La continuidad de esas visitas quedará sujeta al mantenimiento de las condiciones de estabilidad de la cueva y podrán suspenderse si se aprecian alteraciones. También cabe la posibilidad de ampliarlas en el futuro, porque el informe de los expertos apunta esa posibilidad.

No obstante, de momento se ha optado por la “prudencia” y por prorrogar sólo el régimen de visitas aplicado el último año para “no agregar daño a la fragilidad de la cueva”, tal como ha comentado Lassalle. Según ha precisado el director del Instituto del Patrimonio Cultural de España y coordinador de la comisión de seguimiento, Alfonso Muñoz, la afección de las visitas en las condiciones actuales es “imperceptible” para las pinturas y “seguramente es posible ampliarlas”.

Pero ha destacado que la comisión ha preferido ser “muy prudente” y mantener el mismo régimen aplicado en el último año, aunque cabe la posibilidad de hacer otra recomendación en el futuro desde la comisión, que se reúne cada cuatro meses. Preguntados por la polémica surgida por la carta del departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense que cuestiona las visitas de Altamira y el programa de investigación y conservación impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Lassalle ha reiterado que la prioridad es la “salvaguarda” de la cueva y su conservación. En cualquier caso, se ha mostrado a favor de los debates científicos y ha avanzado que el Ministerio dedicará un apartado al debate científico técnico en un encuentro que va a organizar en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

 

IMAGEN: Fotografía de la neocueva de Altamira. EFE/Archivo