Los visitantes recorren el imponente vestíbulo de la Biblioteca Nacional y las escalinatas que acceden a la sala de Patronato mientras esperan su turno para entrar en la Antesala del Salón de Lectura, donde se muestran los Códices Madrid de Leonardo da Vinci, en un ir y venir de edades y procedencias.

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A los pies del Hombre de Vitruvio, dos adolescentes, con sus mochilas a la espalda, absortas en la pantalla en la que se muestran los manuscritos de Da Vinci. Con un suave movimiento de
sus dedos deslizan, desde la paradoja de lejanía-cercanía que otorga la tecnología táctil, páginas con cinco siglos de historia.
El maestro de artistas e intelectuales es uno de los pocos nombres con el magnetismo suficiente para movilizar a 61.127 personas, desde cualquier rincón del mundo, en su muestra en la Biblioteca Nacional de España. La exposición Leonardo Da Vinci: Los rostros del genio, que abrió sus puertas el 29 de noviembre de 2018 ‒con motivo del V Centenario de su fallecimiento‒, ha alcanzado esta cifra en el primer fin de semana de abril.

La máquina voladora, la enorme cabeza de caballo de Sforza, el alza columnas o la máquina de textil son algunas de las piezas que más han fascinado a los visitantes, incluyendo a Marcos y su familia, ciudadanos franceses que se encuentran de turismo en la capital. “No conocía la existencia de los manuscritos de Madrid”, reconoce sin esconder su sorpresa Álvaro Posas, visitante colombiano que se maravilló con la joya de la exposición, los Códices I y II. Se trata de dos manuscritos de incalculable valor que se materializan como la excepcional mente de una
de las figuras más brillantes de la historia. Mientras que el Códice I versa sobre sus principales logros científicos y artísticos; el Códice II se presenta como un cuaderno de trabajo. En él desarrolla tanto cuestiones personales, que incluyen desde un listado de las prendas de su fondo de armario hasta la constancia de un amor no correspondido; como problemáticas a las que a
diario se enfrentaba en sus investigaciones, una de ellas, las dificultades de su sistema de vuelo artificial pilotado.

 

 

 

 

 

 

La muestra atrae a todo tipo de curiosos de Da Vinci y, además, a grupos de niños y adolescentes que acuden en compañía de su profesorado para poner en práctica todo lo aprendido durante sus clases. “Queríamos hacer una excursión cultural y a los alumnos de tercero [de la ESO] les viene muy
bien la exposición porque Leonardo Da Vinci entra en su temario”, explica Llanos, profesora del IES Antonio Gala de Móstoles, que acude acompañada por sus alumnos de 14 y 15 años, con los que rematará la jornada haciendo una visita al parque El Retiro, cercano a la Biblioteca. Ingeniería, arte, hidráulica, arquitectura, escritura, Da Vinci no conoció disciplina que se sublevase ante él. Su dominio de cada una de ellas se evidencia en las obras que ocupan cada rincón de la muestra, una experiencia irrepetible que finalizará el próximo 18 de mayo.

IMÁGENES: BNE