ES* La fundación del monasterio de San Andrés de Ancede se remonta a los propios orígenes de Portugal cuando el rey Afonso Henriques, el primero de su linaje, otorgó en 1141 la carta de Acotamiento a la orden de San Agustín para asentarse en las laderas a orillas del Duero.

PT* A fundação do mosteiro de Santo André de Ancede se remonta às origens de Portugal, quando o Rei Afonso Henriques, o primeiro de sua linhagem, concedeu em 1141 a Carta de Coutamento à ordem de Santo Agostinho para se estabelecer nas margens do Douro.

Monasterio de San Andrés de Ancede. Fotos: Rota do Românico

Canal Patrimonio Flumen Durius

ES* Originalmente, la congregación se encontraba en Ermelo, en lo que hoy se conoce como el Parque Natural de Alvão. Se dice que los monjes fueron a quejarse al rey por la falta de agua, a lo que éste respondió: “si hay sed -hão sede, ancede-, múdense”. Y de ahí acabaron a orillas del Duero, a unos setenta kilómetros de sinuosos caminos de su ubicación inicial. Cierto o no, lo que sí está claro es que la primigenia iglesia románica consagrada a San Andrés fue el inicio de una extensa labor de evangelización y humanización.

Ancede extendió su influencia a lo largo del valle del Duero, tanto religiosa como económicamente, explotando certeramente los monjes los recursos naturales del territorio, especialmente con la producción y exportación de vino. De ahí la riqueza patrimonial atesorada entre los muros del monasterio. Arquitectónicamente, de la época medieval apenas se conserva un rosetón románico en la capilla mayor de la Iglesia y un trecho del paramento del alzado lateral norte de la cabecera.

En 1559 se integra el todo el patrimonio de Ancede en el convento de Santo Domingo de Lisboa, pasando de las manos de los agustinos a la de los dominicos. Aunque no será hasta 1689 cuando se inicie la reestructuración religiosa y arquitectónica que desembocó en la construcción de una nueva iglesia para uso tanto monástico como parroquial, y en la restauración y reconstrucción de otros edificios del entorno.

De todas estas obras, la más importante fue la construcción de la capilla del Señor del Buen Despacho, erigida en el amplio atrio de la Iglesia, contigua al muro que sostiene la zona de las bodegas y los otros edificios para uso agrícola. Se trata de un pequeño templo, de planta octagonal, edificado en 1731 que muestra un programa artístico barroco algo extravagante con escenas de la vida de María, de la Infancia de Cristo y de la Pasión de Cristo, siendo gran parte de ellas relativas a los misterios contenidos en el Rosario.

Una de sus piezas más llamativas de todo el patrimonio del monasterio es la conocida como Cabeza Santa de Ancede: una envoltura de plata sin labores que oculta parte de un cráneo humano, supuestamente perteneciente a un antiguo canónigo reglante de Ermelo llamado Giraldo que durante su vida curó la rabia y cuyas reliquias, después de muerto, mantuvieron la fama del monje milagroso.

El conjunto monástico quedó vacío en 1834 con la disolución de las órdenes religiosas, siendo adquirido al año siguiente por José Henriques Soares (futuro barón de Ancede), importante negociante y político liberal que hizo fortuna en Brasil y que con la compra evitó que la propiedad cayese en el olvido y la ruina. Desde entonces luce su escudo familiar en el portal norte del monasterio que más tarde pasaría a manos de la parroquia y que hoy es, en su conjunto, monumento de interés público.

Actualmente el monasterio acoge el Centro de Interpretación del Viñedo y del Vino, aprovechando las antiguas dependencias y lagares del cenobio. La iglesia, que mantiene el culto los domingos a las 11 horas, puede ser visitada también de jueves a domingo, en horario de 9 a 13 y de 14 a 17 horas. El resto de la semana sólo con reserva.

Monasterio de San Andrés de Ancede. Fotos: Rota do Românico

PT* Originalmente, a congregação encontrava-se em Ermelo, no que hoje é conhecido como o Parque Natural do Alvão. Diz-se que os monges foram reclamar ao rei pela falta de água, ao que ele respondeu: “se hão sede – Ancede-, mudem-se”. E de lá eles acabaram nas margens do Douro, a mais de setenta quilômetros de estradas sinuosas de sua localização inicial. Verdade ou não, o que é certo é que a igreja românica original, consagrada a Santo André, foi o início de uma extensa obra de evangelização e humanização.

Ancede estendeu a sua influência em todo o Vale do Douro, tanto religiosa como económicamente. Os monges exploraram sábiamente os recursos naturais do território, especialmente com a produção e exportação do vinho. Daí a riqueza patrimonial acumulada no interior do mosteiro. Arquitetonicamente, do período medieval, ainda há apenas uma rosácea românica na parede fundeira da capela-mor da Igreja e um trecho do paramento do alçado lateral norte da cabeceira.

Em 1559, todo o património de Ancede foi integrado no convento de Santo Domingo de Lisboa, passando das mãos dos agostinos para as dos domínicos. Embora não foi até 1689 quando aconteceu a reestruturação arquitetônica e religiosa que levou à construção de uma nova igreja para uso monástico e paroquial, e a restauração e reconstrução de outros edifícios nas imediações.

De todas estas obras, a mais importante foi a construção da capela do Senhor do Bom Despacho, erguido no espaçoso adro da igreja, ao lado do muro que sustenta as adegas e outros edifícios para uso agrícola. É um pequeno templo de planta octangular, construído em 1731 mostrando um estilo barroco algo extravagante, com cenas da vida de Maria, a infância e a Paixão de Cristo, com muita iconografia relativa aos mistérios contidos no Rosário.

Monasterio de San Andrés de Ancede. Fotos: Rota do Românico

Uma das peças mais marcantes do mosteiro é conhecida como a Cabeça Santa de Ancede: envoltório de prata que esconde parte de um crânio humano, supostamente pertencente a um antigo cónego reglante de Ermelo chamado Giraldo, que durante a sua vida curou a raiva e cujas relíquias, após a morte, mantiveram a fama do monge milagroso.

O complexo monástico esvaziou-se em 1834, com a dissolução das ordens religiosas, sendo adquirido no ano seguinte por José Henriques Soares (futuro barão de Ancede), um importante homem de negócios e político liberal que fez fortuna no Brasil e que, por conta dessa compra impediu que a propriedade caísse no esquecimento e na ruína. Desde então seu brasão familiar preside o portal norte de um mosteiro que depois passaria para as mãos da paróquia e que hoje é, no conjunto, um monumento de interesse público.

Atualmente é sede do Centro de Interpretação da Vinha e do Vinho, aproveitando os velhos edifícios e adegas do mosteiro. A igreja, que recebe o serviço aos domingos, às 11h, também pode ser visitada de quinta a domingo, das 9h às 13h, e das 14h às 17h. No resto da semana está disponível apenas mediante Marcação de Visitas.