La pincelada limpia, las curvas, las figuras sensuales y la lucha personal de Pablo Picasso amplifican la fuerza y la creatividad del artista en la exposición “Picasso 1932 – Amor, Fama y Tragedia”, que se inauguró ayer en la Tate Modern de Londres.

Canal Patrimonio_ Manuel Sánchez Gómez   

La muestra, que supone la segunda parte de la exposición inaugurada en París en 2017 en el museo Picasso, hace un repaso de 1932, uno de los años más prolíficos para el pintor malagueño, quien sufrió la lucha interna por las dos mujeres que copaban su vida por entonces, Olga Picasso, su mujer, y Marie-Therese Walter, su amante.

Bernard Ruiz-Picasso, uno de los nietos del artista español, explicó en la presentación de la muestra que “este segundo capítulo alarga el número, el nivel y la altura de las obras maestras”. “Además -prosiguió- este recorrido de 1932 nos demuestra su potencia y su capacidad creativa con los dos amores que él tenía en esta época, mi abuela y Marie-Therese”.

Las más de 100 obras del malagueño muestran una pasión sin raudales por la pintura, que queda plasmada en detalles como que muchos de los cuadros fueron realizados en un solo día. “Fue un artista muy prolífico que nunca paraba de trabajar. El arte estaba siempre en su mente y era una manera de descubrir su propia personalidad, su vida personal”, señaló Laura Bruni, una de las comisarias de la exposición.

“Su primera preocupación era pintar, hacer esculturas y dibujar, y, además, su familia y amigos. Y nada más. No tomaba vacaciones, no hacía muchos viajes, así estaba realmente todo el tiempo, trabajando”, añadió Ruiz-Picasso.

Protagonismo de la figura femenina

“El sueño”, de enero de 1932, y “Mujer ante espejo”, de marzo del mismo año, son solo dos de las pinturas que pueden observarse, en las que el pincel de Picasso fluye para crear imágenes en las que la figura femenina toma el protagonismo.

Sus musas, Olga y Marie-Therese, son las víctimas de la pincelada de Picasso, unas veces suave, lisa y certera, y otras dominada por los trazos anárquicos y la textura punzante. La línea recta y la curva, las formas fálicas, los senos en dos dimensiones, las mujeres imposibles y la geometría humana como oda reinan en el caos ordenado de Picasso, que baila entre la belleza y el terror.    

“En 1932, su personalidad está lejos de ser perfecta. Tenía que dividirse en dos entre su matrimonio con Olga y su relación con Marie-Therese, lo cual es el motivo de la mayoría de obras de la exposición”, destacó Bruni. “A final de año empezó a estar más relacionado con lo que ocurría en el mundo. Antes de 1932 el arte de Picasso no era político, pero en las obras de final de año no se observa solo su vida personal, si no también una combinación de factores del momento”, relató.

Un artista polivalente

A las pinturas que dan color a la muestra, se suman esculturas, dibujos e impresiones realizadas por Picasso, poniendo de manifiesto la polivalencia del pintor nacido en Málaga en 1881. “Sobre todo al final de 1932, experimentó con las impresiones, y, además, tenía un estudio en el que podía experimentar sobre las esculturas. Ese año, esta clase de obras eran menos conocida porque lo que hacía lo guardaba en su estudio, y no fueron descubiertas por el público hasta después, a través de fotos”, explicó Bruni.

“Es un artista enfocado en crear obras. Picasso es una excepción y un maestro del siglo XX y tiene esa potencia de mostrarnos lo que es su vida, porque las obras que están aquí muestran contenidos de su vida para que podamos analizarla”, manifestó Ruiz-Picasso.

Una de las últimas pinturas de la muestra, “El rescate”, pintada a principios de 1933, desvela la agonía entre una madre y su hijo, motivo que aparecería más tarde en la obra icónica de la pintura política de Picasso, el “Guernica”.

“Picasso 1932 – Amor, Fama y Tragedia” abrió al público ayer, 8 de marzo, y permanecerá abierta hasta el 9 de septiembre en la Tate Modern, ubicada en el centro de la capital británica.

 

IMÁGENES: Varias mujeres observan algunas de las obras de Pablo Ruiz Picasso expuestas en el ámbito de la exposición inaugurada en la Tate Modern de Londres. EFE