El estudio del pintor Joan Miró cambia por un mes la envolvente luz del Mediterráneo por las vistas al Big Ben para permitir adentrarse en la “cueva” del artista, husmear los objetos que coleccionaba y contemplar sus últimas pinturas.

Canal Patrimonio

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Ello es posible gracias a la exposición “Miro’s studio” de la galería Mayoral de Barcelona, que desde el 21 de enero y hasta el 12 de febrero se asienta en Londres para recrear en el barrio de St. James’s el estudio que el escultor y ceramista español tenía en la isla de Mallorca.

Entre dos paredes blancas lisas y otra cubierta de piedras, a imitación del estudio de la isla balear, se muestran 22 pinturas y dibujos de Miró entre muebles, brochas, acuarelas, espátulas y objetos personales como postales, recortes de revista, un mortero y varios “siurells”, silbatos mallorquines. Cada pieza del estudio recién levantado en Londres se mantiene fiel a la original que se encuentra en Mallorca, donde Miró se instaló en 1956 y vivió su etapa más fructífera, ya que allí trabajó hasta el día de su muerte, 27 años después.

El historiador y nieto del artista, Joan Punyet Miró, que ha trabajado junto con Mayoral para emular “la caverna telúrica mironiana”, declaró que esta recreación permitirá al público conocer la parte más “irreverente, iconoclasta, y destructora de un hombre que basó su vida en crear obra con poesía, música y luz del Mediterráneo”.

El estudio de “un mago”

“Cuando entré por primera vez en el estudio de mi abuelo era como entrar en la cueva de un mago, en el laberinto de un demiurgo y en la fuerza creativa de un alquimista, porque él era como un brujo o un chamán: nunca se dio la concesión de repetir, se reinventaba cada día”, explicó con rotundidad.

Sentado en la mecedora de su abuelo, Joan Punyet recalcó la “revolucionaria y radical” forma de trabajar que Miró tuvo en su etapa final en la que utilizó soportes reciclados como cartones y telas.

En la entrada de la galería se encuentra incluso el mismo sol hecho con hojas secas de caña que cuelga sobre la fortaleza real de Miró para darle al público la bienvenida al mundo onírico y surrealista del artista.

El catalán hizo evidente en varias ocasiones la necesidad que sentía de contar con un estudio personal, razón por la que le pidió a un amigo, el arquitecto Josep Lluís Sert, que le diseñara su guarida con vistas al Mediterráneo, algo que éste hizo por correspondencia mientras estaba en Estados Unidos. Esas cartas, con la firma y letra del pintor, se encuentran también en la muestra y van acompañadas por fotografías de Miró mientras trabajaba en su espacio de creación.

Las obras de la exposición datan en su mayoría de las décadas 1960 y 1970, y entre ellas se encuentran “Women V” (1969), con colores más intensos de lo habitual al no estar muy trabajado el lino que forma el lienzo, y “Painting” (1977), en plena transición.

La comisaria de la exposición es la directora de la Fundación Pilar i Joan Miró en Mallorca, Elvira Cámara, quien remarcó que, a pesar de que el artista ejecutaba de forma rápida sus obras, “detrás de cada cuadro había un gran proceso de reflexión”.

Entre todos los objetos que Miró recogía de sus paseos por la playa o el monte, Cámara destacó los “siurells”, unas figuras de barro con un silbato adosado sobre las que se basó “cromáticamente” para realizar algunas de sus esculturas. Los recortes que el artista colgaba de su pared, al lado de postales y fotografías como la de su amigo el pintor malagueño Pablo Picasso, no estaban ahí solo por estética.

La comisaria de “Miro’s studio” aclaró que en ellas se refleja la iconografía del catalán: el mundo femenino, las constelaciones, los pájaros y la pasión por lo circular. Rubén Serrano / EFE

IMAGEN: Fotografía facilitada por la galería Mayoral del pintor Joan Miró que forma parte de la exposición “Miro’s Studio”, que la galería Mayoral de Barcelona inaugura el próximo 21 de enero en Londres. EFE