Inspirado por Dante y Baudelaire, “El Infierno según Rodin” toma forma de exposición en París hasta el próximo enero, para ilustrar con 170 obras la evolución de su famosa puerta infernal, de la que se han fundido ocho copias, la última de ellas entregada el pasado junio al Museo Soumaya de México. Y la exposición “Rodin y la danza: la esencia del movimiento”, presentada en la Courtauld Gallery de Londres, explora los intereses poco conocidos del artista francés por estos elementos, a través de sus esculturas y bocetos.

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El infierno según Rodin, Paris

El Museo Soumaya de México, con ocasión de dicha entrega de la que hablábamos más arriba, hizo una exhibición en colaboración con el Museo Rodin sobre esa “Puerta del Infierno” que debió perder muy pronto su función inicial, dados los numerosos salientes que la adornan.
Se convirtió de inmediato, en cambio, en la obra central de la trayectoria del artista, en su obra maestra y en su fuente de inspiración estilística fundamental, sobre la que trabajó el resto de su vida.
Algunas de las esculturas más célebres de Rodin (1840-1917) fueron, de hecho, pensadas para componer ese conjunto monumental y forman aún parte de él, como “El pensador”, o las “Sombras” que sobresalen encima de su dintel, de las que hay versiones de diferentes tamaños y materiales.
Otras figuras fueron concebidas para inscribirse en ese umbral pero luego se quedaron fuera, como “El beso”, una de las más conocidas creaciones del artista.
Rodin comenzó a trabajar en ese proyecto en 1880, cuando consiguió hacerse con el encargo de una puerta -que debía inspirarse en “La Divina Comedia” de Dante (1265-1321)- para el futuro Museo de las Artes Decorativas que iba a construirse en París y que, finalmente, nunca vio la luz.
Se desconocen las razones, pero frente al purgatorio o el paraíso que pueblan el largo poema de Dante, Rodin prefirió sin dudar y hasta el fin de sus días el infierno, para realizar esa puerta que conservó siempre en su taller y que en vida mostró al público en muy raras ocasiones.
La exhibición se completa en los jardines del museo con un bronce monumental de la puerta, fundido en 1922, no muy lejos de una copia también en bronce de grandes dimensiones de las “Sombras”. Al otro lado del jardín, el museo propone una de sus versiones de “El pensador” de similares dimensiones.

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En sus salas de exposiciones temporales, revela cómo la primera inspiración, el infierno dantesco, dejó paso desde mediados de los años 80 del siglo XIX al captado en “Las flores del mal” por el francés Charles Baudelaire (1821-1867), mucho más sensual y menos condenatorio de los placeres terrestres que su colega florentino.
La pinacoteca explora también el marco arquitectónico que creó Rodin para recibir sus esculturas, altorrelieves y bajorrelieves; así como las muy diversas maneras en que sus estatuas y figuras evolucionaron dentro de la puerta en sí y más allá de ella.
La última sección aborda “el misterio de 1900“, cuando al fin el artista decidió exponer un yeso de su obra en la Exposición Universal de ese año, en el marco de una gran retrospectiva, aunque, finalmente, por motivos que se desconocen, no incluyó en esa versión de la puerta algunos de sus principales grupos y figuras.
Al final de su vida y con su acuerdo, el primer conservador del Museo Rodin de París, Léonce Bénédicte, hizo realizar un nuevo ejemplar de la puerta, recuerdan en el museo.
Ese gran yeso remontado hacia 1917 fue el que sirvió de referencia al bronce fundido ya con carácter póstumo, del que también hay copias en Filadelfia y Palo Alto, en EE.UU.; Shizuoka y Tokio, en Japón; Zúrich (Suiza) y Seúl.

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Rodin y la danza: la esencia del movimiento, Londres

Un total de 40 dibujos y 23 esculturas configuran el recorrido del trabajo del creador (1840-1917), que encontró también la inspiración en el baile y en la sensualidad femenina a lo largo de su vida.
La muestra, que estará abierta hasta el mes de enero también, abre con los dibujos del artista como “Cambodian Dancer in Profile”, en los que se exhibe la sensualidad de la mujer en el baile y cuyas musas fueron las bailarinas de 1906 en París.
“Rodin pintó los movimientos de la danza de la mujer y consiguió expresar la unidad de la naturaleza a través del tiempo y el espacio”, comentó la comisaria de la exposición, Alexandra Gerstein. Explicó que esta muestra permite ver una nueva faceta de Rodin, ya que se pueden descubrir las diferentes maneras en las que, a través de los “límites de la escultura moderna”, se captura la esencia del movimiento y de la expresión física.
Es por ello que la selección de los dibujos y de las esculturas son muy importantes para comprender su “pasión” por la estética y la pureza de las expresiones.
En la exposición destacan los dibujos de Alda Moreno, una modelo y bailarina especialista en contorsiones acrobáticas. Obras que, agregó la comisaria, resaltan por las posturas que desafían la gravedad, en concreto, las piernas dobladas hacia arriba, que se observan también en las fotografías eróticas de la bailarina.

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Gerstein detalló que “sus innumerables dibujos de Alda Moreno fueron ejecutados a una alta velocidad, sin dejar el lápiz sobre el papel y sin dejar de mirar a la modelo”.
Unos dibujos que son la expresión de la sensualidad por el uso del color carne en acuarela lo que permite dar un mayor realismo al cuerpo de la mujer, comentó.
Rodin hizo también pequeñas figuras de barro sobre la base de sus dibujos para mostrar la anatomía perfecta de su musa Alda Moreno.
Gran parte de la muestra ofrece la “rara visión” de la pasión del creador por los movimientos del baile de vanguardia que aparecen en la escena parisina en torno a 1900.
François Blanchetière, otro comisario de la exposición, explicó que existen dos movimientos de las bailarinas de Rodin que son “alfa” y “beta”, y que permiten que exista un “vocabulario” propio en su arte.
El escultor siempre estuvo interesado por la danza, por el cuerpo femenino y por el movimiento, y así se puede ver en las diferentes esculturas como “Dance Movement I”, remarcó Blanchetière, sobre una de las facetas más desconocidas del francés. Rodin, es conocido por la concentración de la estética y del movimiento del cuerpo en sus esculturas, y el descubrimiento de Miguel Ángel fue clave para sus trabajos.
Es la primera exhibición y más importante que se hace en Reino Unido del artista Rodin, porque se muestran una serie de esculturas que no eran conocidas fuera del círculo cercano del artista. Es tan exagerado el movimiento que representa Rodin en sus obras que hace que se aproxime a la verdad.
La muestra incluye dibujos de diferentes modelos acrobáticas que pasaron por su estudio de París, así como artistas de la compañía de danza Real de Camboya. Miriam Martínez Paniego_EFE

IMÁGENES: Esculturas y dibujos de Auguste Rodin que se pueden ver en París y Londres. EFE