El museo Bundeskunsthalle de Bonn (Alemania) muestra desde hoy parte de las piezas de arte descubiertas en casa del anciano Cornelius Gurlitt, complementaria a la presentada ayer en el Museo de Arte de Berna, asimismo procedente de ese tesoro artístico, presuntamente surgido del expolio nazi.    

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Ambas muestras paralelas son parte del total de 1.280 piezas que fueron halladas de forma fortuita hace cinco años en el domicilio de Gurlitt en Múnich, a raíz de una investigación por fraude fiscal a su inquilino, fallecido en 2014 a los 81 años.    

Se trata de piezas inéditas, que durante décadas se dieron por desaparecidas y que incluyen obras de Lucas Cranach, Edouard Manet, Claude Monet, Edvard Mund, Edgar Dégas, Otto Dix, Marc Chagall y Henry Matisse.    

El tesoro permaneció oculto durante décadas, hasta que en un control de pasajeros rutinario en un tren se sorprendió a un pasajero Cornelius Gurlitt que llevaba una importante cantidad de dinero en metálico.    

El siguiente capítulo fue el registro realizado en el domicilio muniqués del anciano, donde se hallaron acumulados un millar largo de obras de arte, de procedencia por aclarar, a lo que se sumaron otras 200 aparecidas luego en otro piso de Salzburgo (Austria).    

“Arte degenerado”
Se supone que parte de esas piezas habían sido expoliadas por los nazis a judíos, mientras que otras fueron retiradas de museos y proscritas para su exhibición por el Tercer Reich, catalogadas de “arte degenerado” o ajenas a los criterios artístico del régimen.    

El anciano alegó que se trataba de una colección familiar acumulada por su padre, el marchante Hildebrandt Gurlitt, uno de los pocos a los que autorizó el régimen nazi para negociar con obras del denominado “arte degenerado”. Se abrió así un proceso para intentar clasificar esas obras y establecer su procedencia. 

Las exposiciones paralelas llevan por título común “Dossier Gurlitt” y su objetivo, además de la exhibición de una colección inédita, es facilitar la labor de localizar a los hipotéticos propietarios o sus herederos.

Tras el descubrimiento, Gurlitt legó su colección al Museo de Berna, que cerró un acuerdo con las autoridades germanas por el que los centenares de cuadros sospechosos de haber sido expoliados por los nazis permanecerían en Alemania hasta que se aclarara su origen.

La exposición de Berna está centrada en el “arte degenerado” y en obras del círculo familiar de Gurlitt, mientras que la de Bonn tendrá como eje piezas expropiadas por los nazis y cuadros de origen todavía incierto.

En Bonn se pone el acento en el destino de los coleccionistas de arte perseguidos por el régimen hitleriano y se repasa su historias individuales confrontadas a las biografías de jerarcas nacionalsocialistas implicados en el expolio. 

 

IMAGEN: Visitantes contemplan varios carteles informativos durante la exposición “Inventary Gurlitt” en el Museo de Arte de Bonn (Alemania). EFE