Cornelius Gurlitt, el anciano coleccionista de arte en cuya casa de Múnich (sur de Alemania) se encontró un valioso tesoro artístico, llegó a un acuerdo contractual con la región de Baviera (sur) y el Gobierno alemán para devolver los cuadros que fueron robados por los nazis.
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Según han afirmado las partes implicadas, se investigarán las obras sospechosas de haber sido sustraídas durante el régimen nazi (1933-1945) a sus legítimos propietarios, principalmente judíos, y Gurlitt recibirá el resto de cuadros en un plazo máximo de un año. Las autoridades alemanas mantienen su sospecha sobre 590 de los cuadros, cifra discutida por los asesores del anciano alemán que sitúan el número alrededor entre 40 y 50, tal y como señaló el pasado marzo el diario “Süddeutsche Zeitung”.
Para llevar a cabo esta operación se formará un grupo de trabajo en el que Gurlitt tendrá derecho a escoger al menos a un investigador que garantice la defensa de sus intereses. Los costes de la indagación serán sufragados por la región de Baviera. Además, a las 1.280 piezas encontradas el año pasado en su piso de Múnich se unen ahora otras 238 obras encontradas en otra casa propiedad de Gurlitt en Salzburgo (Austria) y de las que no se sabía nada hasta el pasado febrero, cuando el coleccionista reveló su existencia. En esta casa se encontraron, entre otras, varias obras de maestros como Pablo Picasso, Claude Monet y Pierre-Auguste Renoir.
La titular de cultura, Monika Grütters, se mostró feliz del acuerdo alcanzado con el anciano de 81 años, y aseguró que con este pacto “se alcanza la base necesaria para alcanzar una solucione justa a través de la restitución”. En el mismo sentido se expresó el ministro de Justicia de Baviera, Winfried Bausback, sobre un caso “al que todo el mundo miraba para ver la respuesta que se daba”. “Siempre quise que se hablase con el señor Gurlitt y que se encontrase una solución común para el tratamiento de las obras. Él reconoce su responsabilidad moral y eso lo reconozco expresamente” apuntó Bausback.
IMAGEN: Vista exterior de la casa del coleccionista alemán Cornelius Gurlitt en Salzburgo, Austria. EFE/Archivo