El Crac del 29 no solo dio inicio a una década de pobreza, hambruna y desempleo en Estados Unidos, sino que fue un punto de inflexión para la pintura del país, que en diez años encontró un estilo propio que cambiaría la historia del arte.

Canal Patrimonio

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El periodo entre el Martes Negro y la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, fue un “laboratorio” para el arte del país. El Museo de la Orangerie de París, ha inaugurado una exposición dedicada al tema.
Los artistas, confrontados a una crisis económica, social y moral sin precedentes, empezaron a cuestionar los valores nacionales y se desligaron de las influencias europeas.
Para el final de la década, ya habían creado un arte moderno propiamente estadounidense, que es el que dominó el mundo a partir de los años cincuenta.
Casi medio centenar de obras estarán expuestas hasta el próximo 30 de enero, entre ellas varias Hopper, un Pollock, y “American Gothic” del regionalista Grant Wood, joya de la muestra y considerada la “Mona Lisa” estadounidense, que ha cruzado por primera vez el Atlántico para la ocasión.

Estilos diversos y temáticas similares

Aunque los estilos de estos y otros artistas del momento fueron muy diversos, sus temáticas fueron muy similares.
Con una industria minada por la crisis económica, pintores como Charles Sheer o Charles Demuth inauguraron la década inmortalizando fábricas, mientras que otros como Joe Jones o Alice Neel retrataron la mano de obra barata.
Los agricultores expropiados del sur del país y unos campos sembrados de miseria protagonizaron los lienzos de Wood, Marvin Cone o Thomas Hart Benton, que bien podrían haber ilustrado “Las uvas de la ira” (John Steinbeck, 1939).

Cómo estaba el país en los años 30

La muestra da cuenta no tanto de una forma de retratar los Estados Unidos de los años treinta, sino del estado de ánimo del país en aquella época.
Pocos años después del desplome de la bolsa, una sociedad ávida por olvidar el día a día se sirvió del mundo del espectáculo, el cine y la música para evadirse. Pinceles como los de Edward Hopper y William H. Johnson reflejaron entonces la vida bohemia y una incipiente transgresión de las fronteras entre clases y razas.
Coincidiendo con el bicentenario de George Washington en 1932, y desorientados por un presente decadente, algunos artistas echaron también una mirada al pasado para intentar glorificar la historia de su joven nación.

Corrientes artísticas

El surrealismo dio pie a pinturas introspectivas, y artistas de izquierdas como Joe Jones o Philip Guston encontraron en la pintura un medio de protesta contra las persecuciones del Ku Klux Klan, la alianza italogermana o el bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil española.
El recorrido de la muestra termina con “Gas” (1940) de Hopper y “Untitled” (1938-1940) de Jackson Pollock, que anuncian los polos de la pintura de posguerra que estaba aún por llegar.
Mientras Pollock se sirvió del realismo para retratar una gasolinera, reflejo de la cultura comercial moderna que inspiraría el Pop Art veinte años después, la abstracción de “Untitled” fue la piedra angular de un expresionismo abstracto todavía emergente.
Así, al cabo de diez años, el arte moderno estadounidense encontró una identidad estilística y temática.
Bajo el título “La pintura americana de los años 1930, ‘The Age of Anxiety“, la exposición inaugurada de la mano del Art Institut de Chicago, será presentada también en Londres entre el 25 de febrero y 4 de junio del próximo año.

Cristina Maymó_EFE

IMAGEN: Fotografía facilitada por el Museo de la Orangerie de París de la muestra “La pintura americana de los años 1930, ‘The Age of Anxiety” que se expone en el museo hasta el próximo 30 de enero de 2017. EFE