En el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), del Ministerio de Cultura y Deporte, se conservan algunos de los archivos fotográficos más destacados de España.  En primer lugar hay que citar el antiguo archivo de Laurent, con 11.000 negativos de vidrio al colodión, desde el año 1857. Otro archivo es el de “Adquisiciones y Subastas”, con daguerrotipos, ambrotipos, copias en papel a la sal, copias a la albúmina y otros procedimientos del siglo XIX.

 

Autor:  Carlos Teixidor Cadenas

 

También destacan, respecto a las primeras décadas del siglo XX, los archivos Moreno, Villanueva, Wunderlich, Loty, Conde de Polentinos y Conde de Manila. Todos ellos contienen placas de vidrio al gelatino-bromuro. Se pueden consultar las imágenes digitalizadas en la página web de la Fototeca del IPCE; excepto el archivo Conde de Manila, de reciente ingreso.

Seguidamente vamos a mostrar y comentar algunas de las obras maestras de la Fototeca del IPCE, de forma cronológica, desde la época del daguerrotipo.

Retrato al daguerrotipo de la bailarina bolera

Daguerrotipo de la bailarina bolera, hacia 1850.
Imagen perteneciente a la fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

Excepcional daguerrotipo, del máximo tamaño estándar (“placa entera”, 21 x 16 cm), coloreado a mano y perfectamente conservado. La retratada ha sido identificada como Marie Guy-Stéphan, o la Guy, una bailarina francesa que aprendió los bailes españoles y triunfó en los teatros de España, entre los años 1843 y 1851. Este daguerrotipo se estima que fue tomado en Madrid, hacia el año 1850.

El retrato de la bailarina bolera con castañuelas es singular por su composición. Está retratada de pie, y no sentada como era habitual. Mantiene los brazos ligeramente movidos, como si fuese a iniciar unos pasos de baile. En cambio, su cabeza ladeada está muy nítida, lo que nos da a entender que, seguramente, estaba apoyada en un accesorio oculto llamado “reposacabezas”. Este retrato es de una belleza enigmática, al igual que algunas pinturas renacentistas italianas, como el San Juanito o la Gioconda de Leonardo.

Clifford. Construcción del Puente de los Franceses

C. Clifford. Madrid, Puente de los Franceses, hacia 1861. Copia a la albúmina.
Imagen perteneciente al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

El británico Charles Clifford debe recordarse como uno de los tres más importantes fotógrafos que trabajaron y residieron en la España del siglo XIX. Los otros dos maestros fueron J. Laurent y José Martínez Sánchez. Clifford tomó más de 800 vistas españolas, entre los años 1852 y 1862. En este caso nos encontramos con una vista de la construcción del Puente de los Franceses, en Madrid, hacia el año 1861.

El Puente de los Franceses es de uso ferroviario y continúa en activo. En esta fotografía durante su construcción quedaron retratados obreros e ingenieros. Como curiosidad, podemos apuntar que todos tuvieron que mantenerse quietos durante unos 10 segundos, para quedar nítidos y no borrosos como fantasmas. El negativo de vidrio original no se ha conservado, pero sí un par de copias positivas en papel a la albúmina.

Laurent. El perro en la Quinta de Goya. 1874

J. Laurent. El perro en la Quinta de Goya, en 1874. Negativo de colodión.
Imagen perteneciente al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

El fotógrafo J. Laurent realizó a principios de 1874 un completo reportaje sobre las Pinturas negras, que todavía se encontraban en los muros de la antigua casa de la Quinta de Goya, cerca del Puente de Segovia, en Madrid. Laurent fotografió cada una de las 14 pinturas, de forma científica, añadiendo una escala de un metro, para dejar constancia de su tamaño exacto. Y todo ello meses antes de iniciarse el arranque de las pinturas.

¿Y cómo fue posible fotografiar pinturas murales en unas salas oscuras? Lo extraordinario es que Laurent utilizó luz artificial, generada con pilas Bunsen. Gracias a la luz eléctrica, mediante arcos voltaicos, consiguió iluminar intensamente cada pintura. Hasta entonces lo habitual era descolgar los cuadros de los museos y fotografiarlos al sol. Pero con pinturas murales no existía esa opción.

Aquí reproducimos el negativo original de la pintura El perro. Es una placa de vidrio al colodión, del formato 27x36cm. Como hemos dicho, debe datarse en 1874, aunque posteriormente el primer sucesor de Laurent añadió un rótulo (con una tira de papel en el negativo) indicando que la pintura se encontraba en el Museo del Prado. Pero ese nuevo rótulo no debe engañarnos. Podemos ver que en el ángulo superior derecho la pintura está agrietada, y que las grietas continúan en las paredes empapeladas, deformando y rompiendo el marco de papel.

Aunque en negativo, este es el aspecto original de la pintura El perro, que ya presentaba deterioros antes de su arranque. Contemplando las fotografías previas de Laurent, en 1909 Valerian von Loga, conservador del Museo de Berlín, escribió: «Detrás de una roca del primer término se ve una cabeza de perro, que quiere coger pájaros». Esa fantasía de los supuestos pájaros ha sido repetida por otros investigadores, pero una observación atenta puede indicarnos que la pintura presentaba puntuales arrastres de color, por humedades.

Villanueva. Aguilar de Campoo, hacia 1925

El relojero y fotógrafo aficionado burgalés Eustasio Villanueva obtuvo más de 1.000 vistas estereoscópicas entre los años 1913 y 1929, en la provincia de Burgos y zonas limítrofes. Sus placas de vidrio son del formato 6x13cm, tipo “Vérascope Richard”, con una gran nitidez y calidad estética. Sus negativos eran en blanco y negro, al gelatino-bromuro; pero sus correspondientes placas positivas estaban teñidas o viradas habitualmente en colores cálidos. También utilizó placas autocromas Lumière (el primer procedimiento comercial en color), desde 1913.

Entre sus obras maestras hay que señalar la fotografía del campanero en la torre de la iglesia de San Gil, de Burgos. O la serie de la Cartuja de Miraflores, incluyendo las imágenes tituladas “La Comunidad”, “Repartiendo la comida”, “Pasillo” y “Entierro”. Otras fotografías destacadas las obtuvo en la cocina del Hospital del Rey, con una freira de cocinera.

Junto a estas líneas, reproducimos un par de placas estereoscópicas (para ver en tres dimensiones, en relieve, con un visor adecuado). Son vistas de Aguilar de Campoo (Palencia), hacia el año 1925. En una vemos un detalle del claustro del antiguo monasterio de Santa María la Real, al que ya le faltaban algunos capiteles que habían sido trasladados a Madrid. Y en la otra se divisa la ermita de Santa Cecilia y el castillo, junto con árboles en primavera, un transformador y un autocar.

E. Villanueva. Aguilar de Campoo, claustro del monasterio de Santa María la Real. Placa estereoscópica, hacia 1925.
Imagen Perteneciente al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).
E. Villanueva. Aguilar de Campoo, ermita de Santa Cecilia y castillo. Placa estereoscópica.
Imagen perteneciente al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).

 

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