Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizan las 19 estelas localizadas en la ciudad maya de Chactún, oculta durante siglos en la selva. Este tipo de monumentos permitirá conocer más datos de los antiguos habitantes del norte de la región Río Bec, en la que son escasos los testimonios con inscripciones.
Redacción Canal Patrimonio- INAH Conaculta
Las 19 estelas localizadas en la antigua ciudad maya de Chactún, recientemente descubierta en el sureste de Campeche, permitirán conocer nuevos datos de los antiguos habitantes del área ubicada al norte de la región Río Bec, de la cual se sabe poco hasta el momento. El arqueólogo y epigrafista Octavio Esparza Olguín señala que en esa zona no abundan los registros epigráficos, de ahí la importancia de las piezas encontradas en el lugar.
El experto en epigrafía, quien forma parte de la expedición desarrollada con el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explica que de las piezas halladas en el sitio, tres están en muy buen estado de conservación, mientras que en otras siete todavía es posible observar restos de escritura jeroglífica, aunque su estado de conservación es tan precario que difícilmente se pueden apreciar eventos o fechas concretas. Mientras que las otras nueve se encuentran severamente erosionadas.
Esparza Olguín agrega que es algo excepcional que la denominada “Estela 1” aún contenga restos de estuco, porque ese tipo de material es raro que se conserve en climas tropicales después de tantos años. La pieza da nombre al lugar, pues en ella se hace referencia a una “Piedra Roja” o “Piedra Grande”, que fue erigida por un personaje de nombre K’ihnich B’ahlam, en el año 751 d.C.
Significado de estos monumentos
Las estelas, cuyo tamaño varía entre los dos y tres metros de altura y la tonelada de peso, eran utilizadas para celebrar periodos calendáricos y en el caso de la referida, que se mandó erigir para conmemorar el katún 16, que era el final de un ciclo de aproximadamente 20 años. Los mayas también utilizaban las estelas para recordar guerras, nacimientos o acontecimientos importantes, pero en el caso de las detectadas hasta el momento en el sitio arqueológico de Chactún, la mayoría eran para conmemorar los finales de katún. // Octavio Esparza, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que muchas de las piezas encontradas en el sitio fueron reutilizadas tiempo después. “La mayoría de los fragmentos fueron colocados en las canchas de juego de pelota y las plazas de los grupos Oeste y Sureste”. No en vano, la “Estela 14” es un claro ejemplo de reutilización en el sitio, pues estaba enterrada y se le adosó un muro en la cara frontal, lo que impide ver claramente al personaje, aunque puede leerse una fecha del calendario de cuenta larga que corresponde a 731 d.C., así como parte de un ciclo lunar.
Otros restos encontrados
Asimismo, se encontraron restos de ofrendas tardías en algunos monumentos, como en el caso de la “Estela 1”, donde fue posible rescatar restos de incensarios de cerámica que fueron depositados hacia finales del periodo Clásico Tardío o a principios del Posclásico (900-1200 d.C.). “Muchas de estas piezas fueron colocadas por gente que iba en peregrinación como un acto de respeto, aunque probablemente ya no entendían el significado de los textos jeroglíficos”, comenta el experto, quien recuerda que además de los fragmentos de incensarios, en Chactún también se ha localizado una ofrenda de lascas de pedernal, una piedra muy valiosa para los antiguos mayas, asociada a la Estela 17, y una veintena de altares redondos.
IMÁGENES: Estelas mayas pertenecientes a la antigua ciudad de Chactún, recientemente descubierta en la selva de Campeche, que son analizadas por los especialistas y expertos del INAH. / INAH