Simón Ruiz Envito (Belorado, 1525 – Medina del Campo, 1597) quizá sea el hombre de negocios español mejor conocido del siglo XVI, gracias al Hospital General que lleva su nombre en Medina del Campo y, fundamentalmente, por la conservación de su extraordinario archivo documental, único en su género, que nos ofrece un inagotable caudal de noticias sobre su vida y su trayectoria profesional.

Canal Patrimonio_ Antonio Sánchez del Barrio

– Retrato de Simón Ruíz. Círculo de Juan Pantoja de la Cruz, 1595. Museo de las Ferias

Nuestro personaje se establece en la “Villa de las Ferias” hacia 1550 como mercader de paños, donde comercia al por mayor con géneros de importación procedentes de Nantes y la Bretaña francesa; con esta actividad, logra una considerable fortuna que le permite iniciar una segunda etapa profesional en la que, sin olvidar el comercio de mercancías, participa en grandes negocios financieros, llegando incluso a realizar préstamos a la Corona. Los últimos años de su vida los dedica casi exclusivamente a la construcción del mencionado hospital, su postrera obra de mecenazgo; con rango de Hospital General, se edifica entre 1592 y 1619 (se cumplen ahora los 400 años de su fin de obras) según el proyecto del jesuita fray Juan de Tolosa y en su traza queda patente la influencia de los modelos clasicistas de la tratadística italiana, la vinculación a los arquetipos arquitectónicos de la Contrarreforma -sobre todo los del llamado “estilo jesuítico”- y la presencia cercana y poderosa del monasterio de El Escorial.

Gracias a la voluntad de Simón Ruiz de reunir en dicho hospital “todos los libros y escripturas pertenecientes a todos mis bienes y hacienda…”, según establece expresamente en su primer codicilo, y también a la importante labor de conservación e inventariado llevada a cabo en el pasado siglo XX por historiadores, archiveros y otros hombres de letras, el legado documental de la familia Ruiz ha llegado hasta nosotros sorteando los avatares del tiempo para constituirse en un patrimonio realmente singular y extraordinario. Su mejor conocedor, el profesor Henri Lapeyre, resumía en pocas palabras las características del legado: en la introducción a la obra que firmó junto con Felipe Ruiz Martín, Simón Ruiz en Medina del Campo, publicada en 1971, se preguntaba y respondía al mismo tiempo: “¿En qué estriba el valor excepcional del Archivo Ruiz? El caso es que se trata de un conjunto de documentos único en su género, por lo menos en lo que se refiere al siglo XVI en España”.

Haciendo un poco de historia, fue Earl J. Hamilton, en su libro American Treasure and the Price Revolution in Spain (1934), el primero en llamar la atención sobre este importante legado, posteriormente estudiado por otros grandes historiadores de la economía como el citado Henri Lapeyre, Ramón Carande, José Gentil da Silva, Valentín Vázquez de Prada, Felipe Ruiz Martín, Manuel Basas Fernández o Bartolomé Bennassar. A estos grandes maestros ya desaparecidos (el último en noviembre pasado), se unen en la actualidad otros muchos investigadores que siguen estudiando estos fondos de forma general o monográfica, aportando brillantes conclusiones para la historia social europea y particularmente para el conocimiento del comercio y las finanzas de la España del Siglo de Oro.

 

58.000 cartas para un viaje en el tiempo

El Archivo Simón Ruiz está formado por tres grandes fondos: el de la Casa de Comercio, el personal y familiar, y el del Hospital General fundado en 1591. Dentro del primero de ellos, la documentación que más ha llamado la atención de los investigadores por su riqueza de contenidos y variada procedencia geográfica ha sido, sin duda, la correspondencia; las aproximadamente 58.000 cartas remitidas desde los principales centros económicos europeos y las copias de las emitidas en origen por la compañía mercantil, convierten a este archivo en el más importante conjunto documental español para el estudio del comercio europeo de la segunda mitad del siglo XVI. Y no sólo para el estudio de la historia mercantil de la época, ya que, como es natural, en las cartas hay muchas más informaciones: referencias directas de grandes acontecimientos, precisiones sobre diferentes coyunturas políticas, circunstancias personales de grandes y pequeños personajes protagonistas o aludidos en las misivas, aspectos varios de la vida cotidiana y un largo etcétera de noticias que nos permiten emprender un fascinante viaje a los tiempos de la flota del Nuevo Mundo, del “Galeón de Manilla” o de la “Carrera de la India”; el desastre de la Armada Invencible, las inacabables Guerras de Flandes y otros muchos acontecimientos históricos, con datos concretos e información de primera mano.

– Conjunto de borradores de manual encuadernados con pergamino procedentes de antiguos cantorales y misales. Archivo Simón Ruíz

Entre los años 1554 y 1624 se conservan cartas circuladas con ciudades españolas, francesas, portuguesas, italianas, flamencas, alemanas…, incluso del nuevo continente, entre las que cabe destacar por su volumen (en cifras aproximadas), el correo con las ciudades españolas de: Valladolid (15.000), Madrid (10.000), Burgos (4.000), Bilbao (3.200), Sevilla y América (3.000), Toledo (2.000), Salamanca (1.000), etc. y europeas de: Lisboa (6.000), Amberes (4.000), Lyon (3.000), Florencia (1.300), Roma y Nantes (1.200), Elvas (1.000), Génova (650), Rouen (600), París y Oporto (500), Piaçenza (450), Colonia, Milán, Venecia y Malta (100), etc.

Más allá de los contenidos mercantiles o noticiosos de las cartas, hemos de destacar otros aspectos de enorme interés como son los referidos, por una parte, a la historia del correo, en tanto que hay registradas cerca de 24.000 cartas con sobrescritos postales prefilatélicos procedentes de catorce países, que ofrecen valiosas informaciones sobre esta disciplina; por otra, hay que recordar que varios miles de cartas han conservado los sellos en lacre o de placa, identificativos de quienes las emitieron, fundamentalmente mercaderes y hombres de negocios, pero también personajes de la nobleza, el clero, la milicia, las artes o la política del momento, cuyas marcas comerciales, escudos de armas, emblemas o sellos personales, acreditaban la identidad de cada cual con la obligada garantía.

 

Los restantes fondos documentales del archivo

Pero el Archivo Simón Ruiz es mucho más que el conjunto de cartas y escritos mencionado hasta el momento. Respecto al resto de la documentación de carácter comercial y financiero, hemos de añadir la serie de 175 libros de contabilidad fechados entre los años 1551 y 1617, que comprende los libros mayores (generales o de ferias) con sus correspondientes abecedarios, los libros diarios o “manuales” de ambos géneros, los cuadernos de feria y los borradores; salvo excepciones, estos libros están guarnecidos con encuadernaciones de cartera en pergamino, algunas de las cuales son realmente bifolios de vitela reaprovechados de libros litúrgicos con notaciones musicales muy antiguas. Asimismo, la colección de letras de cambio es excepcional: se conservan alrededor de 23.000 letras originales giradas entre 1553 y 1606, emitidas desde 45 plazas financieras europeas, entre las que cabe destacar por su cuantía (junto con las de Medina del Campo) las de Amberes, Lyon, Lisboa, Piaçenza, Florencia, Roma y Rouen. Y, por último, más de 20.000 documentos mercantiles de todo tipo y procedencia: balances, pagarés, facturas, resguardos, recibos, “listini” de cotizaciones de moneda, cartas de pago, escrituras de poder, obligaciones, pólizas de seguros marítimos, “conocimientos” de embarque, billetes de aduanas, testimonios de naufragios, etc.

– Vista el antiguo Hospital Simón Ruiz en Medina del Campo (Valladolid)

En cuanto a la documentación personal y familiar de Simón Ruiz y la del Hospital General por él fundado en 1591, se conservan más de 200 cajas de información y una veintena de pergaminos, en los que se recogen los entresijos de la institución asistencial desde su creación hasta nuestros días (la Fundación Simón Ruiz, pervive en la actualidad como entidad dedicada a la atención de personas con discapacidad): libros de los hospitales que se agregaron al general al tiempo de su fundación, acuerdos de la junta de patronos, inventarios de bienes, censos y otras propiedades…; libros de entradas y salidas de enfermos, de las cuentas del hospital, escrituras de donaciones y cesiones…, y un sinfín de cuadernos y papeles sobre asuntos del más variado repertorio. De carácter más personal son los testamentos de los miembros de la familia fundadora y sus descendientes, cartas autógrafas, cuentas de asuntos domésticos, inventarios de sus pertenencias…, y hasta el árbol genealógico del linaje. Formando parte de este fondo documental se conserva también el archivo procedente del hospital del obispo fray Lope de Barrientos, agregado al Hospital General en el último tercio del siglo XIX, con importantes documentos comprendidos entre 1454 y 1862, años de su fundación y desaparición oficial respectivamente; entre ellos cabe destacar las bulas pontificias, memorias, inventarios de bienes, libros de asiento, de cuentas, de compras y ventas, de donaciones, etc.

La riqueza documental del Archivo Simón Ruiz ha supuesto su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) en diciembre de 2017 –primer caso de un archivo privado en la Comunidad de Castilla y León- y su inminente candidatura a la inscripción en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, que esperamos pueda culminar muy pronto.

Un artículo de Antonio Sánchez del Barrio, Director de la Fundación Museo de las Ferias – Archivo Simón Ruiz