Técnicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) han inventariado una veintena de sitios, tanto de pintura como de grabado en roca, 15 de ellos próximos a las misiones de Loreto, San Javier y San José de Comondú.
Además, el instituto ha capacitado a habitantes de ranchos cercanos, para que puedan realizar visitas guiadas por los sitios El Segundo Paso y la Cueva de la Serpiente.
En la península de Baja California, al sur de las sierras de Guadalupe y de San Francisco, se yergue imponente otra cadena montañosa: la Sierra de la Giganta, en cuyo entorno se encuentra una variedad de sitios de arte rupestre que constituyen un estilo propio que, aunque toma el nombre de esa serranía, se caracteriza por su pequeño formato.
En los últimos 16 años, como una línea de estudio derivada de un proyecto más amplio dedicado al registro de los sitios arqueológicos dentro y alrededor de la Sierra de la Giganta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha avanzado en el inventario de gráfica rupestre, tanto de pintura como de grabado en roca.
Carlos Mandujano Álvarez, arqueólogo del INAH a cargo de esta región, explicó que se han registrado una veintena de espacios, algunos de los cuales ya habían sido referidos en los años 50 y 90. La mayoría de ellos (15) corresponde a la zona en la que los jesuitas iniciaron, en el siglo XVIII, su labor en esa península, en las misiones de Loreto, San Javier y San José de Comondú.
Estilo propio de la Sierra de la Giganta
En el último lustro, se han registrado al menos otros cinco sitios de arte rupestre hacia el sur, donde se localizan otras misiones como la de los Dolores, apuntó durante su participación en el Seminario Virtual “Manifestaciones Rupestres en México”. En la videoconferencia, Mandujano puntualizó que el estilo Sierra de la Giganta no solo difiere por su tamaño del llamado Gran Mural, el cual ha hecho famosa a las sierras de Guadalupe y de San Francisco, sino también por la gráfica misma, compuesta, mayormente, por pictografías abstractas, geométricas y algunas representaciones naturalistas, de las cuales destacan las figuras de peces y otras especies marinas.
El arte rupestre de la Sierra de la Giganta se halla en distintos nichos ecológicos, desde la costa, hasta las partes más agrestes de esta cadena. A su vez, los motivos pictóricos se concentran en abrigos rocosos y paredones, que contienen además vestigios que delatan su ocupación (restos de concha, metates y, a veces, cantidades importantes de ceniza en el piso); los petrograbados se localizan a orillas de mesetas, en cañadas pronunciadas con arroyos estacionales.
El arqueólogo comentó que, al ser un objetivo que se desprende de un proyecto de investigación mayor, el registro de los sitios de arte rupestre de la Sierra de la Giganta se mantiene en nivel de prospección de superficie, sin que hasta el momento se haya realizado alguna excavación u obtenido materiales y muestras para su datación, o teorizar sobre
los grupos que los elaboraron.
Guías del territorio
Paralelamente, especialistas del Instituto han brindado capacitación a la gente de ranchos cercanos, para que actúen como guías de visitantes interesados en conocer los sitios El Segundo Paso y la Cueva de la Serpiente. Más allá de representar un pequeño ingreso para los lugareños, redunda en la conservación de estos espacios que guardan potencial arqueológico.
El Segundo Paso, ubicado a media sierra, “es un abrigo rocoso que debió tener un uso habitacional como lo evidencia la presencia de metates y manos de metate, lítica, restos de concha y gran cantidad de ceniza en el piso. Entre los motivos en color rojo que se observan están líneas, la representación de un pez y lo que se ha interpretado como vulvas femeninas, símbolo de fertilidad”.
En el caso de la Cueva de la Serpiente, se trata de uno de los abrigos rocosos con una policromía más rica en su exterior: negro, naranja, rojo; representando una serpiente ondulante, la cual le da nombre, animales marinos y una serie de triángulos invertidos pintados a partir de una grieta natural. Su interior alberga materiales arqueológicos similares a los de El Segundo Paso, además de un acomodo intencional de piedras con las que se habilitó el lugar a
modo de cámara.
Otros sitios dignos de mención son las cuevas de las Manos y de la Caguama. El primero se encuentra cercano al poblado de San Luis Gonzaga, y dentro tiene imágenes de manos pintadas en positivo con una direccionalidad, las que están en la parte superior están orientadas hacia arriba, y conforme se distribuyen en el espacio giran a la derecha y hacia abajo. Ninguna lo hace hacia la izquierda. Caguama Cave, nombrada así por el equipo estadounidense que la registró en los años 50, es de los pocos sitios que poseen una figura en gran formato: una tortuga en tono ocre que alcanza casi los 2 metros de altura. El estilo Sierra de la Giganta se caracteriza por el pequeño formato de sus diseños que pueden alcanzar de los 15 a los 5 centímetros, en los más extremos.
Acerca de los sitios con petrograbados, el arqueólogo Mandujano mencionó a La Pingüica como un sitio interesante por la fauna marina esgrafiada en la roca, que valdría la pena identificar con el apoyo de biólogos marinos. Asimismo, concluyó, se buscará la posibilidad de organizar visitas guiadas al lugar.