La lucha jerárquica entre el abolengo español y la riqueza de las nuevas familias hispanoamericanas de la época colonial generó una suntuosa competición artística dentro de las casas coloniales que ahora recrea la exposición “Tras las puertas cerradas” que presenta hasta el 12 de enero el Museo de Brooklyn.
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La muestra está compuesta por 160 objetos de lujo y obras de arte (cuadros, manuscritos, textiles, artes decorativas), y recrea el esplendor, la competencia, la reinterpretación y el mestizaje artístico que esta época de lucha de clases generó en países como Perú, Venezuela o Puerto Rico. Mientras los colonos españoles seguían dando por sentada su superioridad social, familias criollas o indígenas amasaban grandes fortunas y se convertían en los hogares más ricos del mundo, gracias a la explosión de recursos naturales y, sobre todo, a la plata.
Fue a través del arte, del mobiliario y de la decoración como estas familias quisieron desafiar la inmovilidad de clases importada de Europa y consolidar su poderío y su notoriedad. “Existía una tensión que todavía hoy se siente entre América y Europa. En Europa, en la jerarquía social sigue pesando mucho la nobleza de la sangre, mientras que en América la clase social la daba y la sigue dando el dinero”, explica el comisario de la exposición, Richard Aste, estadounidense de origen peruano.
Recorrido “ostentoso”
El contraste entre un retrato del abogado peruano Don Tadeo Bravo de Rivero realizado por el pintor español Francisco de Goya y catorce pinturas de dioses y reyes incas como Viracocha o Manco Capac funciona a modo de salón recibidor de esta muestra cuyo nombre completo es “Tras las puertas cerradas: El arte en el hogar Hispanoamericano 1492-1898)”. Las estancias sucesivas son el salón del dosel, la alcoba, la asistencia… un paseo por baúles peruanos, tumbonas cubanas o calentadores de agua bolivianos que representan un modo de vida que se dividía entre emanciparse de la herencia o demostrar su capacidad de mímesis en los motivos y hábitos religiosos, en los exquisitos vestidos de estilo francés o en la pasión por los retratos familiares.
Emergían familias del Nuevo Mundo con sus mostradores, sus oratorios o sus biombos traídos de Japón y porcelanas de China gracias al lugar estratégico de América en las rutas comerciales, pero también se consolidaban escuelas artísticas y pintores destacados. El puertorriqueño José Campeche, hijo de un esclavo africano y una mujer canaria, sobresalía con retratos como el de Doña María de los Dolores Gutiérrez del Mazo a finales del siglo XVIII, mientras en México, unos años antes, ascendía Miguel Cabrera. En Perú se creaban escuelas en Cuzco y Lima. “Para los artistas también esta ambición de demostración artística supuso un acceso a un círculo privilegiado”, explica Aste.
La comunidad latina
El 75 % de los objetos que se muestran en esta exposición forman parte de la colección permanente del Museo de Brooklyn, que desde 1941 se dedicó a adquirir diferentes piezas comprándolas directamente en los países hispanoamericanos, algo que, como explica Aste, las leyes ya no permiten. Al reordenar las piezas y ofrecer un recorrido por los ambientes domésticos de las familias criollas e indígenas más ricas, la exposición espera llamar la atención tanto de la comunidad latina como de los españoles. “Muchos latinos crecidos en Estados Unidos no saben esta herencia cultural y uno de los objetivos es que vuelvan a conectar con ella. Y a los españoles también les gustará, porque muestra también cuán global fue su imperio”, asegura el comisario de esta exposición que, no en vano, comienza con un mapa del siglo XVIII donde se aprecia la hegemonía mundial española.
Pero, si bien ahora los estadounidenses se han apropiado del término “América”, la exposición recuerda que antes fue al revés, y queda un leve testigo de cómo era el arte anglosajón en el norte del continente, como es el retrato de Abigail Pickman realizado por John Singleton Copley en 1772.
IMÁGENES: Baúl de la escuela de Cuzco (Perú), de madera policromada con piel y hierro, y cuadro de José Campeche de Doña María de los Dolores Gutiérrez del Mazo y Pérez, piezas expuestas en el Museo de Brooklyn en Nueva York. EFE