Canal Patrimonio_Rodrigo de la Torre
Cuando me proponen hablar de mi oficio, que es el de cantero, pienso que lo más interesante que puedo aportar es intentar comunicar cómo lo percibimos los que lo ejercemos, mejor que remitirme a conceptos generales, más o menos tópicos, sobre el tema. Empezaré diciendo que la cantería era considerada en el pasado un arte, aunque esto no supone que los canteros hayamos sido o seamos artistas, según el significado contemporáneo del término. Cuando se hablaba de arte, en el sentido del viejo griego techné, se aludía a un conjunto de procedimientos elaborados y sistematizados, a unas técnicas, como pueden ser las del arte de navegar, por citar un ejemplo.
Tales eran las denominadas artes mecánicas, que estaban separadas –aunque la frontera era a veces muy difusa- de las bellas artes; estas últimas son las que se consideran eminentemente artísticas en la actualidad. Es decir, siguiendo los usos de nuestro tiempo, los canteros no somos necesariamente artistas, pero sí obligatoriamente artesanos, puesto que desempeñamos el arte de la cantería, que es una técnica tradicional transmitida, heredada, y que tiene bastante poco de experimental o de creativa.
Una segunda llamada de atención se centra en el propio nombre del oficio en castellano: cantero. Si lo comparamos con otras lenguas (stonemason, tailleur de pierre, steinmetz, picapedrer, etc.) resulta llamativo que no esté incluida en él la materia con la que se desarrolla, esto es, la piedra. Uno puede intuir a qué se dedica una persona si se le llama pedrero, por ejemplo, pero para saber qué es un cantero se necesita alguna referencia. Algunos han querido ver aquí una palabra antiquísima –cant- de origen prerromano, que significaría, ‘piedra’. En mi opinión es esta una suposición incorrecta y un poco más adelante el lector comprenderá por qué. En primera persona si preguntamos a un cantero por qué su oficio se llama así, nos dirá que no es porque trabaja con cantos -que son trozos informes de piedra- sino, muy al contrario, porque labra o talla cantos –vivos, aristas, perfiles- en las piedras. Se trata, pues, de piedras trabajadas según una precisión y una intención determinada, la de ser incluidas en una construcción, y es justamente esta particularidad la que nos diferencia de otros oficios basados en el uso de la piedra: escultores, marmolistas, mamposteros, pedreros de cantera; como nos distingue también de tallistas más o menos profesionales, más o menos virtuosos, que se ensimisman en su obra, y no suelen tener en cuenta el dónde, cómo, por qué y para qué de la piedra que están tallando. Los canteros siempre tenemos presente, inevitablemente, que nuestro trabajo tiene una finalidad precisa, y que es una aportación a un conjunto -el edificio- que, en virtud de sus características, impone a nuestro trabajo unas condiciones determinadas.
Un resumen muy apretado de las observaciones expuestas sería que el arte de la cantería, u oficio de cantero, es un conjunto de técnicas artesanales para dar una forma precisa y determinada a las piedras que se emplean en una obra de edificación, dependiendo dicha forma del diseño de la arquitectura, tanto en el todo como en sus partes. Si intentamos explicarlo de otro modo, diremos la cantería es geometría tridimensional aplicada a las rocas de construcción y que detrás de la obra de cantería más simple hay mucho dibujo y muchas medidas. Desde luego, en un edificio realizado en piedra estarán también presentes los trabajos decorativos y las esculturas, pero estos dominios son ampliaciones, complementos, al oficio; no son el oficio en sí mismo. Una prueba de ello es que, a pesar de que ha habido épocas en las que el oficio de la piedra se planteaba como una actividad integral, como ocurrió durante la Edad Media, en otras uno pudo ser tallista o escultor sin tener nociones de cantería a nivel de diseño.
Orígenes
La estrecha relación que tiene la cantería con el diseño de la arquitectura, es decir, con la geometría, implica que sea, sin duda alguna, una actividad propia de civilizaciones desarrolladas. No es por casualidad que las primeras manifestaciones, los primeros edificios de piedra tallada, sean las pirámides del antiguo Egipto, que casi cinco milenios después todavía nos maravillan. No solamente es necesario un bagaje técnico muy amplio para realizar un edificio en piedra de cantería, sino que hay que poner en marcha unos recursos materiales y humanos de que únicamente se dan en las sociedades que han adquirido cierto grado de complejidad. Es por eso que invito al lector a ser precavido cuando lea, por ejemplo, tratar de “obras de cantería prerromana” y que, al contrario, piense que detrás de la más modesta de las ermitas del románico palentino hay mucha más civilización y cultura que la que se muestra a simple vista………………………….
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FOTOGRAFÍAS: Chuchi Guerra