Varios miles de personas aprovecharon ayer  la última oportunidad en al menos un lustro para contemplar el impresionante altar de Pérgamo, joya del homónimo museo berlinés, que se someterá a partir de hoy a una intensa rehabilitación.

Canal Patrimonio_EFE

altarPergamo_EFE_Berlin

Sobre las 15.00 horas la cola que serpenteaba fuera del Museo de Pérgamo, en el corazón histórico y cultural de Berlín, suponía cerca de una hora y media de espera, pero a los cientos de turistas y curiosos que aguardaban no parecía importarles. La noticia del cierre parcial del recinto, que impedirá el acceso al principal reclamo del museo más visitado de Berlín -con más de 1,2 millones de visitas el año pasado- estaba en la boca de muchos de ellos.

“Impresiona”, reconoce el uruguayo Patrick Shack que, de visita en Berlín, decidió acudir al museo con dos amigos residentes en la capital alemana al conocer el inminente cierre. Frente a él se alza el gran altar de Pérgamo, una colosal obra de arte helénico del siglo II a.C. y más de treinta metros de largo, cuyas ruinas fueron descubiertas en la actual Turquía en el XIX y trasladadas íntegramente a Alemania, en donde se expone ahora este templo, reconstruido a escala natural, en una enorme sala cubierta.

A su alrededor bullen los grupos de turistas y berlineses, con sus cámaras de fotos y sus audioguías, de forma algo más intensa a lo acostumbrado en un domingo típico de principios de otoño. Al fondo, tras subir la escalinata, las losas que componen el famoso friso de Télefo -un personaje clave de la toma de Troya- han sido ya convenientemente empaquetadas para su transporte y del mosaico del papagayo sólo queda una fotografía a tamaño real.

El cometido de la restauración:

La dirección del centro ha reconocido un aumento de la afluencia en las últimas semanas y ha elevado, en consecuencia, el número de visitas guiadas para atender a la demanda de los visitantes. El cierre de la sala principal del Pérgamo se enmarca dentro del plan de saneamiento general del museo y la zona y se debe a que, por motivos de conservación y financieros, no es posible desmontar la obra expuesta y tratarla por partes. El objetivo es reparar los daños en la estructura del altar y el moho que se ha ido formando a lo largo de la historia en las más de 100 esculturas que lo componen.

La historia del altar:

Dedicado a la diosa Atenea, se calcula que este altar fue construido entre el año 180 y 159 antes de Cristo, en la actual Turquía, y sus frisos narran para las futuras generaciones las luchas entre dioses y gigantes. Sin embargo, el tiempo lo relegó al olvido y no fue hasta finales del siglo XIX cuando arqueólogos alemanes recuperaron este monumento y, previo pago de 20.000 marcos al Imperio Otomano, iniciaron el traslado a Berlín pieza a pieza en 1879.

Tuvieron que pasar más de 50 años hasta que el Museo de Pérgamo pudo ser inaugurado, en 1930, pero su estancia en Berlín duró poco, ya que tras la II Guerra Mundial, los rusos se llevaron el altar a San Petersburgo, en donde permaneció expuesto hasta 1958, cuando volvió a la capital alemana.

El plan de rehabilitación del Museo de Pérgamo comenzó en 2012 con las reformas de la sala de arte griego y se prolongará hasta 2025 cuando, tras la adecuación de la sala del altar, se acometan las mejoras en de las alas sur y oeste, según la institución. Este museo acoge en la capital alemana una de las mayores colecciones de obras clásicas del mundo, entre las que destacan, además del altar, la Puerta de Istar, perteneciente a la muralla interior de la ciudad histórica de Babilonia, y la fachada principal del mercado romano de la localidad de Mileto. La institución se sitúa dentro de la isla de los museos de la capital alemana, junto al Museo Antiguo, el Nuevo Museo, el Museo Bode, la Galería Nacional Antigua y la catedral de Berlín, un conjunto histórico que la UNESCO declaró en 1999 Patrimonio Cultural de la Humanidad. La rehabilitación del Pérgamo se encuadra dentro de un plan general para convertir la isla de los museos en un centro unificado de arte y arquitectura.

 

IMAGEN: Decenas de visitantes contemplan los frescos del altar de Pergamo en el museo que lleva su nombre en Berlín. EFE