Cuando el arte está dentro de ti, puede estar en todas partes“. Esta frase de la artista francesa de origen ucraniano Sonia Delaunay define el sentido vital de esta mujer que amó el color e inundó la vida de arte, más allá de la pintura, como muestra la exposición que inaugura el lunes el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

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El amor al color, al diseño y a la moda de Sonia Delaunay en el Thyssen
Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda” es el título de esta primera retrospectiva que se hace en España de la artista que estuvo casada con Robert Delaunay, el teórico y figura de la abstracción y con el que formó una de las parejas de la vanguardia europea más simbólicas, que vivían por y para el arte a principios del siglo XX. Pero la sombra de Robert Delaunay es muy alargada y solapó en cierta manera a una de las artistas mas modernas, “ultramoderna, revolucionaria, vanguardista y capaz de llevar sus ideas sobre el arte a la vida cotidiana“, según la comisaria de la muestra, Marta Ruiz del Árbol, que ha destacado de la artista la “infinita capacidad para reinventarse y cambiar de plumaje“. Así, la exposición del Museo Thyssen-Bornemisza, que reúne 200 entre pinturas, escenografías teatrales, vestidos, diseños de moda, telas y diseños de coche y de interior quiere arrojar luz sobre esta importante artista, no tan conocida por el gran público como su marido, entre otras cosas, “por haberse dedicado a las artes aplicadas, además de a la pintura, algo que en la historia canónica del arte la perjudicó“, según Ruiz del Árbol.

Delaunay (1885-1979) nació en Ucrania en una modesta familia judía y fue acogida por sus tíos maternos de San Petersburgo cuando era niña. Gracias a estos tíos recibió una educación cosmopolita y artística. Comenzó su formación en 1904 en Karlsruhe (Alemania) y dos años después la continuó en París. En Francia contrajo matrimonio de conveniencia con el marchante alemán Wilhelm Uhde, por quien conoció a todos los artistas de vanguardia, entre ellos a Picasso, Braque y Robert Delaunay, con quien se casó en 1910. La pareja, que “se levantaba y desayunaba arte“, se centró en el poder del color, lo que llevó a Robert Delaunay a desarrollar la teoría del “simultaneísmo” sobre la relación y contraste entre colores y el movimiento y el impacto que tenía la luz sobre ellos. En 1917 viajaron a Madrid huyendo de la I Guerra Mundial y fue aquí “donde la luz les sorprendió. La pareja comenzó a trabajar más al natural, “sin la bruma” europea, y empezaron a aplicar sus teorías a la vida cotidiana. Pero lo más importante fue que en Madrid Sonia desarrolló sus colaboraciones con las artes escénicas, comenzó a relacionarse con los poetas vanguardista, por ejemplo con Gómez de la Serna o Guillermo de la Torre, y abrió su primera boutique donde vendía sus creaciones de moda y diseños interiores. Además, la pareja coincidió con Serguéi Diághilev, y Sonia comenzó a desarrollar escenografías y vestuarios para los ballets rusos y diseñó “vestidos poemas“. Vistió a la mujer moderna. Todas sus piezas eran objetos artísticos. Hacía de las mujeres cuadros vivientes, y es que el arte llenaba su vida“, subraya la comisaria. Y es en esta etapa madrileña de la artista, de la que se cumplen ahora cien años, donde pone foco la muestra, porque estas obras, algunas de ellas inéditas, muestran cómo este periodo de experimentación fue el alimento que marcó su etapa posterior cuando regresó a París en 1921, concluye la comisaria.

La muestra del Thyssen ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid y reúne piezas procedentes de instituciones públicas como el Centro Pompidou, la Biblioteca Nacional de Francia, el Museo de la Moda de París, el Museo Reina Sofía, además de colecciones privadas. 

IMAGEN: El amor al color, al diseño y a la moda de Sonia Delaunay en el Thyssen.