La ciudad se prepara para acoger, del 13 de abril al 10 de mayo, la primera edición de Distrito Vertical, un proyecto de revitalización urbana con formato de festival de muralismo.

Canal Patrimonio_César Combarros / ICAL

El paisaje urbano de Valladolid está cambiando y lo mejor está aún por llegar. Los ciudadanos que transitan habitualmente por la calle Mantería, el Barrio España o Los Vadillos ya han sido testigos de la irrupción de cinco murales que, en los últimos dos meses han transformado medianeras, túneles y complejos deportivos inundando de arte las calles. Se trata de cinco acciones ejecutadas por cuatro artistas que conforman la “edición piloto” de Distrito Vertical, un proyecto de revitalización urbana que nace con miras a largo plazo y cuya primera edición se celebrará del 13 de abril al 10 de mayo en diferentes puntos de la ciudad.

El festival está organizado por el Colectivo Fresas con Nata y patrocinado por el Ayuntamiento de Valladolid, que es quien sufraga los 50.000 euros de presupuesto con que contará cada edición. Tres personas conforman el equipo directivo del proyecto: el escultor Juan Pardo como director general, el arquitecto Jonatan Viejo como director técnico y la historiadora del arte Ruth Martín como directora artística.


El evento responde a un viejo anhelo de Fresas con Nata, promotores desde hace once años del festival Faro Urbano, que incluye entre sus múltiples propuestas un concurso de graffiti sobre soporte efímero. Con la intención de ir más allá y “lanzar una propuesta más abierta”, empezaron a dar forma a la idea de convocar un “proyecto de intervenciones murales, en el que todos los artistas interesados pudieran participar”.

 
Pese al apoyo decidido del Ayuntamiento, los promotores encontraron inicialmente “mucha resistencia” por parte de la ciudadanía, que no terminaba de entender la propuesta cuando se limitaba a meros bocetos. Es por ello que decidieron crear “una edición piloto” que sirviera para presentar el proyecto con intervenciones ya ejecutadas. Para ello, convocaron a cuatro creadores de prestigio para realizar cinco intervenciones que han cobrado vida desde mediados de diciembre.

El primero en lanzarse a la aventura fue Gonzalo Borondo, nacido en Valladolid y criado en Segovia, que desde su estudio en Roma se ha convertido con el paso de los años en uno de los creadores de arte urbano más reputados del viejo continente, con intervenciones en espacios públicos de ciudades como París, Atenas o Berlín. Desde el 14 de diciembre hasta finales del pasado año plasmó al modo de colosal acuarela un llamativo fresco en el cruce de las calles Mantería y Simón Aranda. “La gente desconoce que Borondo es un artista que ya no trabaja en calle; únicamente hace obra en museo y ha accedido a hacernos una pieza en calle porque nació en Valladolid y nunca había intervenido en la ciudad. Realmente que tengamos una pieza suya al aire libre es un regalo a la ciudad con un valor que muchos desconocen”, explica Pardo.

Tras ese mural, el madrileño DosJotas intervino en una de las paredes del complejo deportivo de San Pedro Regalado, en el Barrio España, aprovechando la iconografía futbolística para reflexionar con una mirada crítica sobre el devenir de una sociedad donde las confrontaciones están a la orden del día. Las dos acciones siguientes fueron obra del vallisoletano Javier Carrera, conocido artísticamente como Cuco. En primer lugar coordinó un taller tutorizado con los alumnos de la Escuela de Arte de Valladolid, que realizaron una práctica real en el túnel de Las Delicias, y posteriormente ejecutó ‘El bailarín y la bailarina’ en la fachada del Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero, en Los Vadillos, que no tardó en despertar las críticas de los arquitectos que diseñaron el edificio. Las actuaciones de esa experiencia piloto se completaron a finales de enero con el colorido mural de un rostro femenino que realizó el onubense Adrián Pérez, más conocido como Man-o-Matic, en otra medianera de la calle Mantería, visible desde la Plaza de España.

Convocatoria triple

Con esa carta de presentación, el 1 de febrero se lanzó la convocatoria de artistas, y en los cinco primeros días el número de solicitudes de muralistas interesados en participar ya ascendía a 28, entre ellos dos de fuera de España. Según explica Pardo, la convocatoria para el festival es triple, ya que tras captar a los creadores interesados en formar parte del proyecto se abrió el plazo para que los vallisoletanos comunicaran de qué quieren que hablen los murales de su entorno, enviando propuestas sobre las temáticas o técnicas. La tercera convocatoria está dirigida a los propietarios y administradores de fincas que puedan tener una medianera, una fachada o un espacio residual y que quieran que se intervenga para mejorar la estética o la percepción que se tenga de ese espacio.


La comisión artística del festival será la encargada de decidir los seis artistas que participarán en la primera edición del festival, los espacios donde realizarán sus intervenciones y los temas que abordarán, a partir de las propuestas lanzadas por los propios ciudadanos. Los criterios de selección de los artistas, según recogen las bases del certamen, tendrán en cuenta factores como la creatividad, la innovación, el manejo de la técnica, la experiencia en trabajos previos o la durabilidad y características técnicas de la obra.

Pardo explica que Distrito Vertical es, a la vez, un proyecto de revitalización urbana y un festival. “Es un proyecto porque pretendemos que no sea una acción puntual, y engloba muchas acciones que se van a desarrollar durante un recorrido largo. Se tiene la percepción de que Valladolid es una ciudad muy conservadora, gris y sin color, que no hace nada novedoso, y este tipo de propuestas va contra esa idea”, relata.
La convocatoria agrupará todas las intervenciones durante un periodo de un mes, en el cual se desarrollarán de forma paralela talleres prácticos (con alumnos de escuelas de arte e institutos pintando) o teóricos (charlas de la historia del muralismo y su evolución). “Traeremos a seis artistas para que intervengan la ciudad, que impartirán conferencias sobre el porqué de sus obras, y habrá un safari urbano, en el cual Ruth Martín explicará las propuestas que se han recibido en cada zona, por qué se ha escogido a ese tipo de artista o los estilos o motivaciones de la obra”, explica. Más adelante la web del festival (www.distritovertical.org) acogerá un mapa interactivo donde figurará toda la obra catalogada.

Cada artista elegido recibirá un caché fijo de 1.500 euros y el certamen correrá con los gastos de desplazamiento, alojamiento y comida durante su estancia en la ciudad. Además, los participantes podrán conseguir uno de los cuatro premios que establecen las bases, otorgados por un jurado especializado, por los organizadores, por el Ayuntamiento y por la propia ciudadanía, respectivamente.

Embellecer la ciudad

El objetivo de la convocatoria, de acuerdo a las bases, es “embellecer muros, medianeras de edificios y espacios residuales de Valladolid, mediante intervenciones de artistas urbanos para mejorar la ciudad. Con ello se consigue apoyar el arte urbano y a los artistas para que puedan desarrollar sus trabajos, y posicionar a Valladolid como referente de arte urbano en la península, mejorando su atractivo turístico”.


Pardo reconoce que el reto ya no solo de Distrito Vertical, sino de toda la “lanzadera cultural” en que se está convirtiendo Fresas con Nata es cambiar una percepción de la ciudad que estaba muy arraigada. “Yo me formé en un ambiente relacionado con las artes, y todo lo que encontraba a mi alrededor eran críticas negativas acerca de Valladolid y voces que decían que era imprescindible marcharse a otros lugares. Frente a esos comentarios, yo siempre respondía: ‘Vale, esta es la ciudad gris del país, ¿y tú que haces para cambiarlo?’. Mientras todo el mundo se iba nosotros nos quedamos aquí, apostando por actividades alternativas. Hace quince años bailábamos en los soportales del Teatro Calderón hasta que la policía nos echaba de allí, y el año pasado actuamos por primera vez en el escenario de ese teatro; eso ya significa que algo ya ha cambiado”, reflexiona.