El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe un cuadro con una escena poco frecuente en la obra del maestro renacentista alemán Lucas Cranach el Viejo, un evangelio que se puede contemplar al lado de un desnudo del mismo autor.

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La obra, “La predicación de San Juan Bautista”, fechada hacia 1537-1540, pertenece a la Fundación Banco Santander, que la ha prestado de forma temporal al museo, como ha hecho en los últimos diez años con otro medio centenar de obras.

Esta pintura de Lucas Cranach el Viejo se exhibe en la sala 6 junto a “Lucrecia”, obra del mismo autor fechada en 1534, adquirida por el museo en 2012. Según ha destacado el director de la pinacoteca, Javier Viar, se reúnen así dos obras del mismo autor de características muy diferentes, lo que añade interés a la propuesta: por un lado, un tema evangélico infrecuente en la producción de Cranach y por otro, el desnudo femenino de Lucrecia, uno de sus temas predilectos, del que llegó a ejecutar, solo o con ayuda de su taller, más de sesenta versiones.

Análisis de la obra:

Según el experto José Manuel Cruz Valdovinos, de la Universidad Complutense de Madrid, en este cuadro con un pasaje evangélico resulta singular el improvisado púlpito con el tronco podado sobre el que predica el Bautista, con la rama cruzada que le sirve de protección para no caer hacia delante. Los diez oyentes de pie y los tres caballeros del fondo se disponen en profundidad formando una especie de embudo. Los árboles y el suelo bien tupidos rellenan el espacio, contrastando también con su verde uniforme con las figuras, hombres y mujeres que escuchan atentos y ensimismados.

Según este experto, apenas hay en esta obra coincidencias con otras obras de Cranach. Además, el carácter ornamental, determinado por la composición y disposición de los colores, así como la fragilidad de las figuras, no exentas de alguna debilidad de trazo, son rasgos propios de las obras del maestro dirigiendo el nutrido taller que tenía, con varios pintores trabajando.

Una de las anécdotas del cuadro es que la firma es diferente: en “Lucrecia” se ve la firma consistente en un dragón con las alas levantadas, pero en el “Evangelio” aparecen bajadas: a partir de 1537, año en que murió Hans, su hijo mayor, el pintor reflejó su tristeza presentando su firma con las alas bajas, en horizontal.

IMAGEN: Responsables del Museo observan la obra donada por Fundación Banco Santander / EFE.