La inexistente ciudad colombiana de “El Dorado”, que durante siglos motivó leyendas y aventuras, será analizada en octubre en una exposición del Museo Británico que reunirá cientos de piezas de oro y cerámica  procedentes del río Guatavita, cerca de Bogota, y relacionadas con la mítica población.

Redacción Canal Patrimonio

Expo Dorado Colimbiano Londres- EFE- 05072013

“Se trata de que la gente descubra qué significa realmente El Dorado y vea que es mucho más que una ciudad, es en realidad una ceremonia”, explica Elisenda Vila Llonch, responsable de la muestra “Más allá de El Dorado: poder y oro en la antigua Colombia”.
Entre los objetos que se exhibirán en el Museo Británico destaca un casco del año 500 a.C. perteneciente a un guerrero o un Poporo Quimbaya, recipiente utilizado para el mambeo de hojas de coca durante las ceremonias religiosas, que data del 600 d.C.

Las primeras crónicas de los conquistadores iniciaron el mito de El Dorado, que en la corte de Madrid resonaba entre exclamaciones admiradas al imaginar todas las riquezas que durante siglos habían permanecido ocultas en Colombia. “Pero realmente no entendieron lo que significaba. El oro era utilizado en rituales concretos por las elites sociales, pero los cronistas lo exageraron y llegó a parecer que El Dorado era una ciudad construida en oro”, explica Vila Llonch.

El oro como símbolo de poder
Sumos sacerdotes y líderes indígenas eran los elegidos para portar el preciado material, que en el imaginario colectivo de la época servía para conectar el mundo terrenal con el espiritual. A través del oro se legitimaba el poder de estos personajes, que se investían de él en una curiosa ceremonia que los presentaba ante su pueblo con la autoridad necesaria para tomar decisiones que afectaban a toda la sociedad. Para contar con el favor de los dioses, los líderes cubrían sus cuerpos con magníficas piezas de oro y se lanzaban al río Guatavita. Cuando salían del agua, donde habían dejado el oro como ofrenda espiritual, concluía el protocolo y continuaba la vida en la tierra. “Por eso se han encontrado tantas piezas en las excavaciones alrededor del río y por eso el interés por continuar investigando allí. Sin embargo, la mayoría de los objetos encontrados son cerámica y textiles, más allá del oro”, matiza Vila Llonch.

No entendieron su significado
La iconografía animal, que representaba la transformación del líder -siempre con el consentimiento de los dioses-, impera en los motivos de estas piezas de oro, cuyo significado real los españoles nunca llegaron a entender al eclipsar su simbolismo en favor de su valor material. “El oro es la más exquisita de todas las cosas… Quien lo posea puede conseguir todo cuanto desee de este mundo. Verdaderamente, por el oro se puede ganar la entrada del alma al paraíso”, escribió Cristóbal Colón a los Reyes Católicos en 1503.
La investigadora destaca cómo los materiales utilizados por los habitantes de esta zona colombiana incluían plumas y otros artículos textiles que no se conservan, pero de los que se tiene constancia por los grabados de la época que describen las costumbres sociales de los indígenas.

 IMAGEN: Fotografía facilitada por el Museo Británico de un adorno pectoral de oro que data entre los años 900 y 1600 d.C, perteneciente al Museo del Oro de Bogotá. EFE