Por las manos de Rafael Alonso han pasado muchos cuadros del Greco. Es el gran restaurador de su obra, la persona que mejor conoce el interior de sus lienzos, el experto que asegura que el Greco es, sobre todo, expresividad y color, y que lo que más le gusta de él es que sus cuadros “están muy trabajados”.

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La gran exposición del cuarto centenario de la muerte del Greco que desde este fin de semana se puede visitar en Toledo, en el Museo de Santa Cruz y en otros cinco edificios de la ciudad, supone, también, el “colofón” de la vida profesional de Rafael Alonso, ha explicado en una entrevista. Para ser exactos, el broche de oro a su trayectoria como restaurador es la exposición ‘El griego de Toledo’, en la que se ha encargado de los cuadros llegados desde diez países, y la restauración de ‘El Expolio de Cristo’, que el pasado otoño estuvo temporalmente en el Museo del Prado y en enero regresó a la sacristía de la Catedral de Toledo.

Delante del ‘Martirio de San Sebastián’, un ‘greco’ de la Catedral de Palencia que él restauró hace más de treinta años y que ahora se expone en ‘El griego de Toledo’, Rafael Alonso ha explicado que no ha tenido que restaurar “expresamente” muchos cuadros para esta gran exposición, la mayor habida nunca sobre Dómenicos Theotocópuli. Ha sido un trabajo lento, de muchos años, en los que ha restaurado la mayor parte de las colecciones del Greco que están en Toledo y algunos lienzos del Museo del Prado y de otros museos y colecciones. “He podido trabajar tranquilamente a lo largo de todos estos años y me he encontrado ahora un trabajo hecho”, ha reflexionado.

Lo que más le gusta del Greco es “lo trabajoso que es”. Y se explica: “los cuadros están muy trabajados desde la base. Es decir, que empieza desde el fondo de la tela construyendo las figuras, dándoles una estructura, modelando, para ir después saliendo a la superficie”. Además, el Greco trabaja con unos colores y unos materiales “muy buenos” y “muy sabiamente” combinados, y no deja “espacios muertos” en la tela: “aunque sea un fondo, siempre busca una vibración, que tenga vida”. El toledano Rafael Alonso afirma que el resultado de ese trabajo es “deslumbrante” y subraya, sin dudar, que todos los cuadros del pintor están “llenos de expresividad” y de color. “El Greco es color, sobre todo, y aquí lo podemos ver. Un pintor con una riqueza y una luminosidad de colorido como es difícil encontrar”, asegura.

La influencia de Toledo:

Alonso subraya que es su vida en Toledo la que va creando en Dómenicos Theotocópuli esa “evolución personal tan original, tan única”. La misma opinión tiene el académico Fernando Marías, comisario de la exposición, para quien el Greco “no habría pintado igual” si hubiera vivido en otra ciudad. “Posiblemente en Creta no hubiera sido el pintor que fue aquí. En Roma tampoco, porque no le hubieran encargado retablos. Toledo precipita, extrema, aquellas consideraciones de carácter teórico y de práctico en una relación de amor, admiración, crítica y rechazo”, explicó Marías durante la inauguración de la muestra.

En cuanto a la exposición, Rafael Alonso destaca el “ritmo” que se ha compuesto en las paredes y la “armonía” que se ha creado en el conjunto, que ha conseguido “que los cuadros respiren, que se puedan ver grandiosos, limpios”. ‘El griego de Toledo’ está abierta hasta el 14 de junio en el Museo de Santa Cruz y en otros cinco edificios que muestran la obra concebida por el pintor para ellos: la sacristía de la Catedral, la iglesia y la sacristía del Hospital Tavera, la iglesia de Santo Tomé, el convento de Santo Domingo el Antiguo y la capilla de San José.

 

IMAGEN: El restaurador de las pinturas del Greco, Rafael Alonso, durante una entrevista con Efe en la que ha asegurado que el Greco es, sobre todo, expresividad y color, y que lo que más le gusta de él es que sus cuadros “están muy trabajados”. EFE