Obras de El Prado y del Kunstmuseum dialogan y se contraponen en Basilea

La norma y la excepción, lo establecido y lo innovador, el concepto y su desarrollo. Estas contraposiciones son el centro de la exposición ¡Hola Prado!” que exhibe el Kunstmuseum de Basilea y que ofrece un intenso diálogo entre obras maestras de esos dos centros de arte.

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Obras de El Prado y del Kunstmuseum dialogan y se contraponen en Basilea

La idea era acoger una representación de las obras maestras del Prado y ponerlas en relación con las nuestras. Yo mismo fui pensando en contraposiciones, en comparaciones y la exhibición fue tomando cuerpo“, explica Bodo Brinkmann, comisario de la exhibición. La muestra surge del préstamo de 10 “Picasso” del Kuntsmuseum al Museo del Prado en el verano boreal del 2015 y del interés de devolver el favor y el honor dos años después, en un viaje inverso. De El Prado viajaron 26 obras a Basilea que se “reflejan” en 28 de la pinacoteca helvética. Brinkmann decidió crear un diálogo entre las pinturas en torno a temas específicos y su plasmación pictórica en diferentes países y en distintas épocas. Así por ejemplo, se expone la obra maestra por excelencia del museo suizo “Cristo muerto en la tumba” de Hans Holbein el joven, una pintura que muestra la figura del cadáver de Jesús, colgado a la izquierda del “Agnus Dei” de Francisco de Zurbarán, que presenta a un borrego muerto o a punto de ser sacrificado, y también a “Cristo Crucificado con el Pintor“. “Mostramos lo mismo en las tres obras: que el Agnus Dei es Cristo y que ambos al morir se convierten en el Señor“, afirmó Brinkmann, señalando con el dedo a la derecha del “Agnus Dei“, donde se exhibe el “Cristo Crucificado con el Pintor“. En la figura de la crucifixión y del sacrificio que Jesús hizo por todos los hombres, según la Biblia, se ahonda también en la contraposición entre la descripción tradicional de “La Virgen y San Juan con Cristo cargando la Cruz” de Luis de Morales, y la sorprendente “El Alma cristiana acepta la cruz” de French Master. “Las cientos de cruces detrás del Cristo, del mismo tamaño pero diferente color, es una referencia a que hay una cruz para cada uno de nosotros, pero aunque sólo hay 60 años de diferencia entre ellos, la modernidad es patente, tiene incluso un aire daliniano… Me pregunto si Dalí lo vio en El Prado“, reflexionó el comisario.

En otra sala el tema es la natividad, y específicamente la visita de los pastores, que se expone en tres obras distintas, que revelan la misma escena pero desde un punto de vista muy distinto. El primero, de Federico Barocci es un primer plano del establo con sus protagonistas y los pastores apareciendo detrás de la puerta; el segundo, de Frederik van Valckenborch, es un lienzo donde el pesebre es parte de un amplio paisaje, y el tercero, si bien es casi la misma escena, el pintor Francisco Collantes la retrata nevando. “Es increíble, en España no hay una tradición local de hacer este tipo de paisajes. Collantes se lo copia a Valckenborch, pero le añade la nieve, que es aún más original para un español“, dijo Brinkmann. Lo que sí es tradicional en España son los bodegones, algo que no podía faltar en la exhibición, y que en este caso expone dos “tradicionales” de Felipe Ramírez y Juan Van der Hamen y León con las típicas “naturalezas muertas“, un faisán colgado, racimos de uva o un manojo de cardos, frente al “vivo y activo” de Georg Fleguel, que incluye incluso insectos y un pájaro. “Frente a la artificialidad la llamada a la acción“, resume el comisario. Parte de la colección se dedica a la diferente plasmación de las “mujeres poderosas“; al uso del color como aspecto diferenciador; a la representación de los niños; o a las catástrofes, entre otros.

Una sala se dedica a “las especificidades españolas“, entre ellas, la plasmación de los santos. “España es un lugar de fuertes tradiciones y además, en esta época, marcada por los límites que imponía la Inquisición. A veces los artistas, o los que pagan por las obras, deciden jugar con la norma y la excepción tan lejos como les es permitido“, subrayó el experto. En otra se muestra cómo en un mundo en que se pintaba casi exclusivamente a nobles y burgueses, también se retrata a los marginales, como demuestra “El Niño de Vallecas” de Diego Velázquez. La exhibición incluye piezas desde finales el siglo XV hasta finales del siglo XVIII, y es por ello que concluye con una colección de litografías de Jean François de Troy frente a unas de Francisco de Goya. “Goya es del XVIII, pero realmente es la puerta al XIX, me pareció perfecto acabar con él“, sostuvo el comisario.

EFE

IMAGEN: Obras de El Prado y del Kunstmuseum dialogan y se contraponen en Basilea. EFE.