El Museo del Louvre dedica su gran exposición otoñal al Quattrocento, a la escultura y las artes de Florencia entre 1400 y 1460. En la muestra, que se podrá contemplar desde el 26 de septiembre hasta el 6 de enero, la pinacoteca parisina explora cómo y dónde surgió el Renacimento.

Canal Patrimonio

Louvre- Quattocento- EFE- 23092013
Bajo el título “Le printemps de la Renaissance. La sculpture et les arts à Florence, 1400-1460”, la exposición reúne 150 obras procedentes de los fondos del Louvre y de prestigiosas instituciones extranjeras, entre ellas el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso, en Segovia (España). Se ha seleccionado un número relativamente limitado de piezas, siempre varias de cada artista, entre otros Filippo Brunelleschi, Agostino di Ducio, Andrea del Castagno, Luca della Robbia y Filippo Lippi, explica el conservador del Louvre Marc Bormand, que ejerce la labor de comisario de la muestra junto con la directora del Museo del Bargello, Beatrice Paolozzi Strozzi.

El objetivo es mostrar cómo y dónde nació y se difundió el primer Renacimiento que vio la luz en la Florencia republicana, “no en todas las artes al mismo tiempo”, pues fue la escultura la que verdaderamente aportó “la creación surgida de los ideales del humanismo republicano de la ciudad”, resalta Bormand.  Menos representada en la exposición que la escultura, pero a la vez muy presente, “la pintura siguió el movimiento, pero ya hacia 1420, en particular con Masaccio.  Para comprender esta distancia, cabe recordar que 1401, “año en que nace realmente el primer Renacimiento”, con el concurso para las puertas del Baptisterio de Florencia, que ganó Lorenzo Ghiberti, es también el año en que Masaccio acaba de nacer.

Obras sorprendentes
El Museo dedica una doble sala a las reproducciones de relieves de barro cocido policromados o esmaltados de la Virgen y el Niño, inspirados en los mármoles de grandes maestros, como el de Donatello, que se exhibe junto a ellos. Entre las obras más difíciles de traer hasta el Louvre, en parte por sus grandes dimensiones, destacan un San Mateo de Bronce de Ghiberti y “San Luis de Toulouse”, de Donatello. Piezas sorprendentes también por su calidad, como la enorme cabeza de caballo “Protomé Carafa”, hecha para Nápoles por Donatello, que abre la exhibición junto al bronce griego de menores dimensiones que la inspiró, “Protomé Médicis”, del siglo IV a.C.

Los grandes nombres
Tras este primer paralelismo, el museo presenta una vista panorámica del pre-Renacimiento, para plasmar cómo el clasicismo grecorromano hizo mella en los artistas e intelectuales de la poderosa república de Florencia, y el gótico internacional comenzó a dejar paso a los primeros gestos y detalles renacentistas. Esta puesta en relación de obras de la Antiguedad clásica con el Quattrocento es una constante a lo largo de toda la exposición, cuyo recorrido concluye en la década de los años 60, momento en el que se pasa de la república florentina a la toma del poder real por los Médici y el inicio del principado. “Vamos hasta la muerte de Cosme de Médicis” (1389-1464), aunque desde 1430 tiene ya el poder, pero que lo ejerce en el seno del régimen republicano.

La última sala da cuenta de esa mutación, con una impresionante colección de bustos de estilo clásico, de Giovanni di Cosimo de Médici, obra de Mino da Fiesole, o de Marietta Strozzi, obra de Desiderio da Settignano. Para reflejar el ambiente palaciego, frente a ellos se ha colgado un impresionante conjunto de platos de cerámicas hispano-árabes de Manises (Valencia) con los diferentes blasones de las grandes familias locales, como los Medicis, los Ricci, Martelli, Ridolfi y Federighi.

IMAGEN: Fotografía facilitada por Skulpturensammlung und Museum für Byzantinische Kunst de una de las obras maestras del Quattrocento florentino que expondrá el Museo del Louvre de París en la muetra “Le printemps de la Renaissance. La sculpture et les arts à Florence, 1400-1460”. EFE