Más de doce años después de la muerte del eremita Manfred Gnädinger, un escultor alemán asentado en la Costa da Morte (A Coruña) que no pudo sobrevivir a la tristeza que le causó la marea negra del Prestige, el Museo de Man, apelativo por el que este anacoreta era conocido y siglas de Museo, Arte y Naturaleza, verá la luz durante el 2015.

Canal Patrimonio_EFE

CanalPatrimonio_Prestige_EFE

El autor y su obra situaron en el mundo entero a Camelle, incluso hasta el punto de que es prácticamente imposible encontrar en la red datos de este lugar en los que no se haga alusión a Man y viceversa, por lo que la puesta en valor y recuperación de su legado también lo es, por extensión, de un entorno que este singular artista convirtió en su hogar y en su espontáneo proyecto museístico. Man, un hombre enjuto, con melena desordenada y barba luenga que pintó en las rocas, esculpió originales creaciones y exhaló su último aliento el 28 de diciembre de 2002, era un atractivo turístico de esta zona, hasta el punto de que a la entrada del puerto hay aún un cartel que orienta a los visitantes sobre la localización de su dote artística.

En su cabaña, almacenaba escritos, fotografías, dibujos y los caparazones, conchas y peñascos que con sus propias manos y una paciencia infinita tallaba y hoy, por su memoria, el Ayuntamiento de Camariñas se ha comprometido a terminar antes del 30 de junio el proyecto de restauración de la choza que él habitaba y en la que se escondió cuando el fuel que derramó el barco griego manchó su obra. Man nunca fue un lunático para los vecinos de Camelle, quienes le llevaban comida y lo trataban con cariño, y en la actualidad todavía recuerdan con un eterno agradecimiento a aquel bohemio solitario que sigue atrayendo a infinidad de turistas que, cada verano, se acercan a Camelle para conocer la herencia que dejó al pueblo que lo acogió desde 1962 hasta 2002.

3000 piezas:

La catalogación de “las tres mil piezas” que levantó Manfred “ya está casi culminada”, asegura el concejal Juan Carlos Canosa, responsable de Obras y Servicios Públicos, y explica que el próximo 30 del mes de junio es la “fecha máxima impuesta” por el Grupo de Acción Costera (GAC), principal inversor, pero “afortunadamente -baraja este edil- podremos adelantarnos y abrir con semanas de antelación, porque todo avanza a buen paso. Esto es algo que ronda en nuestras mentes desde hace tiempo”, dice, y señala que del proyecto de consolidación de la estructura del chamizo de Man, reconstrucción del tejado y arreglo del piso, se encargó de manera altruista el arquitecto Joan Creus, mientras que de los trabajos en sí se ocupará la empresa local que construyó esta edificación por encargo del alemán.

La doctora en Bellas Artes y profesora en la escuela de Pontevedra Carmen Hermo es la encargada de la musealización, una tarea cofinanciada por el consistorio local y el GAC. En marcha están, igualmente, una aplicación y la actualización de una web que ya se encuentra en funcionamiento, www.mandecamelle.com, y en la que es posible conocer parte de la historia de este inventor que decidió vivir cuatro décadas junto a un dique. Por ahora, subraya Juan Carlos Canosa, “la gente de Camelle desconoce el alcance que el Museo tendrá para la localidad porque el trabajo todavía no se ve físicamente, pero en cuanto se empiece a percibir, el pueblo se involucrará, porque el recuerdo y el cariño hacia su persona se mantienen intactos”. No en vano, Man son las siglas de Museo, Arte y Naturaleza.
Photographs:

Photograph 1:
Las esculturas que Man levantó con piedras en el puerto de Camelle, derribadas por los sucesivos temporales. EFE