El Museo Fallero, junto a la emblemática Ciudad de las Artes y las Ciencias, es un gran desconocido de Valencia, aunque es el que más sabe sobre el arte y la historia de las fiestas josefinas. En sus pasillos, el visitante puede contemplar los tradicionales ninots que, a lo largo de los años,  se han salvado de las llamas por su belleza, ingenio o gracia.

Canal Patrimonio

Museo Fallas - EFE- 29082014

Al entrar a la exposición, en un largo y luminoso pasillo de la planta baja, se encuentran las primeras figuras que se conservan, oscuras y un tanto tétricas, a las que acompañan los carteles que anuncian las fiestas falleras, repletos de tonos rojizos y alusiones al fuego, junto a la foto del mejor monumento de cada año.

Las primeras figuras indultadas, construidas con madera y cera y cubiertas de ropas viejas para dar realismo, se conservan desde 1934, pero han sido restauradas o reproducidas en los últimos años, ya que la cera ha sufrido el paso del tiempo. En la misma época en que comienzan a guardarse los lóbregos muñecos, los años treinta, también se empezaron a diseñar y crear con partes de cartón, aunque hasta que el visitante no llega a 1956, no da con el primer ninot hecho íntegramente con este material.

Son las once y media y, por fin, comienzan a llegar visitantes, tanto extranjeros como españoles, que observan cómo con el paso de los años, los colores van cambiando, hay más variedad y se usan tonos más brillantes, a la vez que las figuras son más ilustrativas, más caricaturescas. Los primeros ninots infantiles se encuentran al subir al primer piso y hay que llegar al año 1963 para ver una figura indultada del monumento de los más pequeños, un Pinocho y su padre, Gepetto, inspirados en la famosa película de Disney.

Por décadas
A  partir de los años setenta las figuras empiezan a hacerse con poliéster, un material que daba a los artistas falleros mucho más juego por su resistencia y poco peso. Las figuras, cada vez más monumentales y atractivas, mezclan técnicas y materiales, y destaca entre ellas ‘La dama del columpio’, salvada el año 1982, que está realizada con cartón y cuenta con una estructura mecánica que permite el movimiento del columpio.

Al llegar a las figuras de mediados de los ochenta, ya se percibe el trabajo en poliestireno o corcho blanco, con el que se hacen ahora la mayor parte de los ninots, que cada vez cuentan con más detalles. Tienen diferentes estilos y diferentes temáticas, pero esas particulares esculturas y obras de arte que son los ninots, grandes protagonistas de las fiestas junto a los falleros, atrapan al visitante con su realismo.

Cuando el visitante llega a 2014, acaba la exposición con el último ninot salvado del fuego por votación popular, aunque antes de salir aún se puede ver la exposición de las insignias con el escudo de todas las fallas de la ciudad. Después sólo queda la foto de recuerdo frente a un museo que el año pasado batió récord de visitantes, con 78.181.

IMAGEN:  Un grupo de turistas recorre la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. EFE/Archivo