El 18 de septiembre de 1919, Alfonso XIII inauguró el Museo Numantino.

Canal Patrimonio_Marian Arelegui

Numerosas circunstancias sociales y políticas habían permitido llegar a ese momento. Las excavaciones de Numancia retomadas por A. Schulten en 1902, tras las llevadas a cabo por Eduardo Saavedra a mediados del s. XIX, y proseguidas por la Comisión de las excavaciones de Numancia constituida al efecto, a partir de 1903 depararon numerosos objetos. Tras ocupar una pequeña caseta en Numancia y después una habitación en la casa del entonces alcalde de Garray y más tarde un salón del Palacio Provincial de la Diputación, pronto se hizo evidente que sería necesario un espacio adecuado y mayor para esta colección que crecía cada año.

Numancia se había colocado en un lugar central, junto a otros hitos de la historia de España, en una corriente de pensamiento político que creía necesario recordar el mejor pasado español para que la sociedad recuperara el impulso, perdido tras la abrupta toma de conciencia que supuso 1898 sobre el imperio desaparecido y los graves desajustes estructurales que padecía la sociedad española en todos los ámbitos. Otra corriente, esta intelectual, propugnaba mirar hacia el futuro, hacia Europa y olvidar el s. XIX estéril. En Soria, se generó un numantinismo orgulloso.

Surge entonces el mecenazgo extraordinario R. Benito Aceña, senador soriano. Había pagado el monumento a Numancia que también inaugurara Alfonso XIII, dentro de una voluntad política de crear de una geografía heroica en el país. Aceña costeó la construcción del Museo y las vitrinas y otro mobiliario necesario. El Ayuntamiento de Soria cedió los terrenos.

El Museo Numantino nació vinculado a un yacimiento arqueológico, no a los procesos desamortizadores que dieron origen a la mayoría de los museos provinciales españoles. Por ello, aunque no solo, es también el único museo construido con una arquitectura nueva. El arquitecto M. Aníbal Álvarez, inspirado en un mosaico de la villa romana de Arellano, trazó un Museo de inspiración romana.

Aquel museo carecía de almacenes: la museografía de entonces exponía todos los objetos. Los eruditos necesitarían pocas explicaciones, los profanos sentirían admiración. Poco después del Numantino surgió el Museo Celtibérico para acoger las piezas no numantinas.

El desarrollo de la museología europea no tuvo en España eco, sin duda debido al cambio de sesgo de las políticas culturales durante el franquismo. La democracia y en particular la política en los años 80, colocaron la cultura en un lugar preeminente. La sociedad mostraba apetencia por la multiplicidad de las formas culturales y muchos museos se renovaron y nacieron nuevas tipologías museísticas.

La reforma del Museo Numantino, ya Museo provincial, inaugurada en 1989, respondía a nuevas exigencias: conservación, investigación y comunicación cultural.

El Museo hoy se enfrenta a nuevos retos: la actualización de sus contenidos y de los modos de comunicación, dentro de una sociedad que parece sustituir los principios de la ilustración que definieron la cultura occidental, por otros que derivan del mundo informatizado y las nuevas realidades que crea.

La exposición conmemorativa Museo Numantino, 100 años podrá visitarse en el Museo Numantino hasta el 31 de marzo de 2020.