La denominada por Gómez Moreno «Capilla Sixtina del Arte Románico», sigue siendo un espacio sobrecogedor que conquista a sus visitantes que se sitúan bajo sus maravillosos cielos plagados de color y de historia.
Canal Patrimonio_Raquel Jaén
Cuando en el siglo XI el antiguo nártex o pórtico occidental de la iglesia palatina, cambia de función para convertirse en el Panteón de los Reyes, nace, por mandato de Fernando I y Sancha, uno de los primeros espacios concebidos dentro de la factura románica. Con esta construcción nos uniremos para siempre con las corrientes artísticas del resto de Europa. Sus pinturas serán realizadas bajo las órdenes de doña Urraca, hija primogénita de los reyes y dómina del Infantado de León.
En sus viajes realizados por mandato de Felipe II, Ambrosio de Morales cuenta que el espacio contenía tantas tumbas que no se podía caminar; pero la llegada de las tropas de Napoleón, un frío día de diciembre de 1808, provocará que solo se hayan conservado hasta nuestros días los restos de treinta y tres miembros de la corte leonesa.
Descripción
De planta cuadrada y dividida en tres naves abovedadas, sus arcos se apoyan en veintiún capiteles de relevante factura y con una gran carga simbólica: los hay vegetales, con figuras zoomórficas e historiados; estos últimos destacan por su singularidad, ya que reproducen escenas evangélicas en las que hace aparición la figura de Cristo, como ocurre en la resurrección de Lázaro y la curación del leproso.
La pintura está realizada sobre una preparación constituida por dos estratos: el inferior de calcita finamente molida y arena cuarcífera, y el superior únicamente de calcita. Para su realización se hizo el dibujo previo al fresco con aguada de tierras rojizas, terminándose la composición al seco, para lo que emplea algunas bases de pigmentos a la cal, aunque se advierten aglutinados al temple de cola animal o de huevo y aceite de linaza, ello en función de cada uno de los colores.
La iconografía de las pinturas es claramente religiosa. En primer lugar, se encuentran escenas relacionadas con el nacimiento de Cristo compuesto por la Anunciación a la Virgen, la Visitación y la Anunciación a los Pastores; esta última es un hito dentro de la pintura románica que refleja una escena bucólica en la montaña medieval leonesa en la que el pintor nos transmite información muy valiosa sobre el León de su época. En la siguiente bóveda encontramos la matanza de los inocentes, una escena muy dura, llena de realismo y expresividad que se agrupa con la huida a Egipto y la presentación del niño Jesús en el templo.
La escena central es la Última Cena que se desarrolla en un ambiente palaciego y donde se representa a Marcial, el copero, un personaje de influencia francesa y que continúa el relato con el prendimiento en la siguiente bóveda. En la pared limítrofe con la basílica encontramos la crucifixión en la que, con una concepción clásica medieval, representan a los pies de Cristo los reyes Fernando I y Sancha como orantes, reconociendo así su labor como promotores.
Le sigue la Parusía descrita en el libro del Apocalipsis con el ángel que entrega el libro de la revelación a san Juan, las siete iglesias de Asia y los siete candelabros, y la escena del Pantocrátor, un Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos.
Situado en el intradós del arco nos encontramos con una de las representaciones más conocidas, la de Cristo como Cronocrator, el calendario agrícola. Se trata de doce medallones que nos muestran la vida de los leoneses de la época a lo largo del año: calentándose al fuego, podando la vid, preparándose para ir a la guerra, segando el trigo, majando la mies, vendimiando, etc.
Las pinturas del altar de santa Catalina son posteriores; se realizaron sobre mortero de cal y arena, el dibujo preparatorio se hizo con carbón y se concluye la composición con técnica al seco, probablemente aglutinada al temple. Las escenas representan la vida de santa Catalina de Alejandría, aunque solo se conservan parcialmente. Sobre el arco que lo enmarca se representa Cristo como Cosmocrator, expresado con los distintos signos zodiacales de los que solo se conserva piscis en el arranque del arco.
Conservación del patrimonio
El Cabildo de san Isidoro siempre ha cumplido su misión de conservar, exponer y enriquecer el patrimonio que atesora esta colegiata, para lo cual, a lo largo de la historia, ha ido afrontando momentos de bonanza en los que ha encargado obras a los mejores artistas de cada época, como Juan de Badajoz «el Mozo» o Juan de Ribero Rada, y momentos de desgracia y penuria soportando las expulsiones, los saqueos, el hambre y el frío… Así hasta nuestros días han continuado velando por el patrimonio.
Fruto de estos desvelos y preocupaciones son las intervenciones en favor de la conservación preventiva que se han llevado a cabo en cada momento, tratando de contar con las mejoras técnicas y tecnológicas existentes.
Desde que la Comisión Nacional de Monumentos en el siglo XIX reúne las tumbas que se conservaban y, gracias a lo cual conservamos sus epitafios, son varias las intervenciones efectuadas en el Panteón; entre otros destacan los arreglos del suelo en 1959 y la limpieza de los escombros y consolidaciones del trasdós de las bóvedas realizados en 1963 por Luis Menéndez Pidal y Pons Sorolla.
En cuanto a las pinturas, siempre han sido objeto de especial cuidado y protección. En el año 1961, al descubrirse que la cola que se había utilizado degradaba las pinturas, Antonio Llopart las limpió con polvo seco, pulverizando caseinato de cal en las superficies dañadas, rellenando con mortero y cal las lagunas e impregnándolas de un adhesivo para su consolidación. En 1981 el ICROA realizó un informe con propuestas de conservación; éstas se llevarán a cabo el año siguiente bajo la dirección experta de Juan Ruiz Pardo que aseguró la conservación de algunas bóvedas, fijó la película pictórica y consolidó las pinturas, acción que se culminará en el año 1984.
En el año 2005 la Fundación Caja Madrid, encargó un exhaustivo estudio en el que se determinaron los principales riesgos a que estaba sometido el Panteón: los cambios climáticos, el impacto de la luz en las pinturas, el polvo en suspensión, las filtraciones por capilaridad del suelo, y el factor humano como son los más de 100.000 visitantes que lo visitan cada año.
Actuaciones recientes
Ya en el año 2018, han tenido lugar intervenciones punteras en este magnífico espacio, para lo cual se ha contado con grandes expertos, técnicos de gran cualificación y la tecnología más avanzada.
En aras de la conservación preventiva, se ha instalado un sistema de control estructural y ambiental con la intención de tener monitorizado el Panteón Real ante las obras de gran envergadura que se van a comenzar en este año 2018. Las intervenciones permitirán triplicar el espacio museístico y resolverán problemas de accesibilidad, seguridad y conservación, para lo que se ha contado con uno de los mejores expertos españoles en la materia como es el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade, que fue premio nacional 1995 de restauración y conservación de bienes culturales por la rehabilitación del palacio de Carlos V como museo de la Alhambra. La obra será cofinanciada por la Fundación Montemadrid, que invertirá dos millones de euros, y por el Cabildo de la Colegiata.
El sistema de monitorización MHS desarrollado por la Fundación Santa María la Real permite la gestión y el control remoto de los parámetros ambientales y estructurales y su análisis en tiempo real de todas las posibles incidencias que puedan producirse.
El sistema se basa en el control de las vibraciones que inciden en la estructura, realizando un análisis en dos etapas: en la primera, previa a las obras, se caracteriza e identifica el comportamiento normal de cada espacio; mientras que en la segunda etapa el objetivo es la detección de episodios que superen la vibración natural en el uso normal del edificio. Cada sensor se sitúa sobre un elemento rígido de la estructura, lo menos confinado posible para contar con una mayor sensibilidad en la detección de vibraciones. En este caso, se han colocado en los lugares que permiten detectar las vibraciones procedentes del futuro desmonte de los forjados: en el muro de carga, sobre el capitel de una columna del Panteón, en la parte central del trasdós de la bóveda del Panteón, bajo el suelo de la Cámara de Doña Sancha y en el muro lateral de la misma. Así mismo, la ubicación del clinómetro se ha situado en la línea de los empujes de la bóveda para medir los posibles movimientos a consecuencia de la retirada de forjados en la zona adyacente.
Por su parte los sensores de humedad relativa y temperatura controlan las variaciones de la dinámica ambiental según el transcurso del día y miden las condiciones de conservación reales, alertando del riesgo de condensaciones. Los sensores de luminosidad miden la cantidad de luxes que inciden sobre las pinturas murales permitiendo identificar posibles situaciones de riesgo.
Dadas las características del lugar, se han situado los sensores en los lugares más adecuados para efectuar las mediciones pero sin que interfieran en el disfrute de los visitantes.
Los valores registrados por la red de sensores se envían a la plataforma MHS donde son analizados de forma continua, detectándose de forma instantánea los valores que puedan poner en peligro la conservación del bien o que no sean adecuados para su gestión eficaz, todo ello a través de una herramienta MHS APP que permite la visualización y gestión en tiempo real de los parámetros monitorizados.
Se ha desarrollado una aplicación complementaria específicamente para los trabajos en San Isidoro, que presenta una interfaz que ofrece de forma actualizada, los resultados más relevantes de las mediciones de los acelerómetros, el registro de incidencias y posibilita la activación de alarmas de aviso inmediato en función de los movimientos registrados. Los datos, además se procesan y se guardan para poder establecer, mediante su estudio posterior, acciones preventivas con objeto de evitar situaciones de riesgo.
Se ha procedido también a la instalación de una estación meteorológica en la cubierta del museo a fin de analizar sus datos con los registrados por los sensores ubicados en el interior.
Pero el camino no concluye aquí, sino que en el futuro, está prevista la posibilidad de instalar sensores de humedad y temperatura, de luminosidad, así como de riesgo de xilófagos, todo ello para continuar con esta labor de conservación preventiva necesaria para mantener el legado patrimonial de esta milenaria Real Colegiata.
DESPIECE:
LA ILUMINACIÓN
Se ha intervenido en la mejora de la iluminación del Panteón Real. En el año 1996 el escultor Seoane había diseñado unas cajas de luz que se apoyaban en los cimacios del Panteón sin anclajes. Constaban de un reflector asimétrico y lámparas compactas de casquillos E-27 de baja potencia y de temperatura de color cálida que se complementaban con una luz de señalización en el escalón que une el Panteón con la capilla de los Arcos y unos proyectores en la cornisa de la capilla de los Arcos. El cableado se podía ver en la mayoría de los tramos.
Esta iluminación se ha cambiado este año 2018 gracias al proyecto financiado y diseñado por la Fundación Iberdrola que ha pretendido eliminar el impacto visual del cableado, mejorando la temperatura del color y la iluminación de algunos tramos.
El proyecto ha sido aprobado y supervisado en todo momento por la dirección técnica de la consejería de patrimonio de la Junta de Castilla y León y, además, se ha contado con el asesoramiento técnico de la Fundación Santa María la Real. Gracias al esfuerzo y dedicación de todos ellos se han ubicado proyectores de luz LED de pequeño formato (NEOSPOT.i7) en los capiteles de las columnas con una excelente reproducción cromática; en efecto, se ha conseguido una muy buena uniformidad y visión del colorido de los frescos. Los proyectores son regulables y el cableado que los alimentan dispone de una protección magnetotérmica. También se ha incorporado el sistema DALI que permite ajustar el flujo luminoso al nivel deseado, controlando así la intensidad de la luz. La nueva iluminación se ha diseñado de tal forma que evita tanto los deslumbramientos como las sombras arrojadas; así mismo, se ha eliminado el impacto visual del cableado, en una labor de artesanía de la integración, combinando sistemas de chapado de acero, cobre o morteros de restauración en función de la idiosincrasia de cada punto al que hubiera que llegar.
Imágenes: Archivo FSMLPH