El rey Demetrio I (336-283 a.C.), primer sucesor de Alejandro Magno y llamado Poliorcetes por sus éxitos contra los enemigos, es el personaje representado en el bronce que custodia el Prado desde 1830 y que llegó a España en 1725, según los trabajos de recuperación y restauración que ha hecho el museo.

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Bronce de Demetrio I
Datada en 307 a.C., la pieza, una cabeza de 45 centímetros que “probablemente” pertenecería a una estatura monumental de unos 3,5 metros, es uno de los “escasísimos” bronces originales helenísticos que se conservan y desde hoy se expondrá en un lugar destacado, aseguran los responsables del museo. La cabeza de Demetrio I estaba en la colección de la reina Cristina de Suecia, su primera propietaria conocida, y, tras su llegada a España, quedó depositada en el Palacio de la Granja de San Ildefonso como parte del tesoro de Felipe V e Isabel de Farnesio y de allí pasó al Prado hacia 1830.

Doble interpretación

La identificación, indican desde el museo, ha sido “complicada” porque la cabeza no aporta atributos “inequívocos” ni sus rasgos son propios de un retrato, además de que la obra esconde “dos mensajes distintos” en función de si se mira de perfil o de frente. Contemplada de perfil se reconocen una frente abombada y musculosa, ojos bastante hundidos, cara oblonga y boca ligeramente abierta, mientras que de frente se aprecia la tipología ideal del arte griego propia de dioses y héroes, una forma de representación dual que ya se utilizó para las imágenes de Alejandro Magno y para los diácodos, los generales que le sucedieron.

La identificación se ha basado en un retrato de mármol hallado con el de otros soberanos helenísticos en la Villa de los Papiros de Herculano y atribuido a Poliorcetes, que comparte con el bronce del Prado el peinado y rasgos fisonómicos, al igual que otra figura marmórea que se guarda en Copenhague. La cabeza no tiene la diadema alrededor de la cabeza que era, tras la muerte de Alejandro, en 323 a.C., la insignia más preciada por los reyes helenísticos y que significaba el poder absoluto sobre Asia.

Poliorcetes derrotó en Chipre en 306 a.C. a la flota del diácodo Ptolomeo y la asamblea del ejército de Macedonia les declaró a él y a su padre, Antígono I, reyes de Asia y les envió la diadema como sucesores de Alejandro; por tanto, señala el Prado, el bronce fue creado antes de esa fecha, cuando ambos eran reyes de Atenas.

La escultura más parecida es una que se exhibe en el Museo Nazionale Romano, “Potentado de las termas”, que fue realizada al menos 150 años más tarde y que mide en torno a 2,5 metros. La “alta calidad” del bronce se ve especialmente en el diseño de los densos rizos del cabello, que se distribuyen sobre la cabeza y en la maestría de la fundición con la técnica de “cera perdida”, utilizada por los griegos para ensamblar cabeza, torso, brazos y piernas y crear grandes esculturas.

Restauración

El Prado ha realizado estudios previos a la restauración, financiada por Iberdrola, que han mostrado los problemas de estabilidad tanto del metal en sí como de la estructura derivados del “azaroso recorrido” de la pieza a lo largo de los siglos y las “numerosas intervenciones” a las que fue sometida en la que se emplearon adhesivos, betunes y pintura. Su objetivo ha sido recuperar la superficie y el color original, darle estabilidad a los materiales y reforzar la estructura para que no se repitan las tensiones que dieron lugar a las fisuras de su superficie. Para sostenerla se ha diseñado un soporte forrado de “material de amortiguación” que reparte el peso de la escultura sobre él y evita zonas de apoyo que supondrían puntos de presión. EFE

 

IMAGEN:  Fotografía facilitada por el Museo del Prado que, con la colaboración de la Fundación Iberdrola España como miembro benefactor del Programa de Restauraciones del Museo, ha recuperado la cabeza monumental de bronce que atesora en sus colecciones y ha identificado al personaje representado como el general y rey helenístico Demetrio I. EFE