Hoy nuestro colaborador, Jesús Álvaro Arranz, nos hablará de una singular construcción militar, un fortín, de las escasas que existen en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

Canal Patrimonio_Jesús Álvaro Arranz

Sensaciones

Semienterrado en una cota elevada, oculto a plena vista, no resulta fácil descubrir esta fortificación dieciochesca que se levanta en la frontera hispano-portuguesa, junto a las localidades de Aldea del Obispo y Vale da Mula.
Esta sensación de «invisibilidad» es, quizá, la primera que retiene el visitante que se acerca al Campo de Argañán en busca de la referida fortaleza, una de las escasas construcciones de este tipo que se levantaron en Castilla y León. El fuerte nace, pues, para la defensa del reino frente al siempre presente enemigo portugués.

Una segunda sensación que acosa al viajero es la de «soledad». Frente a las ciudades protegidas por defensas abaluartadas –Ciudad Rodrigo, Almeida o Puebla de Sanabria por ejemplo– donde la vida sigue su discurrir cotidiano, La Concepción no deja de ser un acuartelamiento perdido en medio de ninguna parte. Dejando de lado su evidente posicionamiento estratégico que respondía a la geopolítica de la época, en la actualidad sus sólidas estructuras abandonadas por la indolencia del tiempo y la nulidad de su antigua finalidad, donde los lugareños apenas se descuelgan por aquellos predios señoreados por el ganado, al caminar entre sus ruinas cubiertas de zarzas y atendido solo por el arrullo de los pájaros, el excursionista se apabulla ante la inmensidad del silencio y de los edificios ciclópeos.

Y, a pesar de ello, la «belleza» del monumento es innegable. La impresión cuartelera se desvanece ante la presencia de la Historia, ante la sobriedad del conjunto, la simetría de cuerpos, la rectitud de líneas… en definitiva, ante su geometría. La poliorcética –el arte de fortificar- del conjunto impresiona si te encuentras al pie mismo de las cortinas o frente al foso, pero no tanto como si contemplamos la fortificación a vista de pájaro. «La custodia del Campo de Argañán», como se conoce popularmente al fuerte, es toda una orquestación de sucesivas puntas de estrella que se van extendiendo en oleadas concéntricas.
El Fuerte de La Concepción es uno de esos lugares que permiten al viajero ensimismarse en su contemplación, donde la imaginación vuela por sí sola e, incluso, permite soñar con historias pasadas y con otras gentes a la vez tan iguales y tan diferentes a nosotros.

Un poco de Historia

Durante milenios el concepto de defensa de la ciudad era sinónimo de protección del territorio. Como señala Fernando Rodríguez de la Flor en su estudio sobre La Frontera de Castilla existía una clara identificación entre vida urbana y fortificación, siendo esta última la garantía del desarrollo de la ciudad, máxime si se localiza en una zona fronteriza, como es el caso del municipio salmantino al que inevitablemente se asocia el Real Fuerte, configurando un «ideal» defensivo del territorio. Así que la evolución de La Concepción fue paralela e interdependiente con Ciudad Rodrigo.

En este sentido y a instancias del cabildo de la mencionada urbe que solicita a José Patiño, ministro de Felipe V, la «reconstrucción» del Fuerte de la Concepción, el coronel e ingeniero Pedro Moreau presenta en 1735 un informe a la Corona sobre el estado militar en que se encuentra el Campo de Argañán. En el mismo realiza un estudio del territorio con el fin de determinar los puntos susceptibles de ser fortificados para la defensa de la raya limítrofe. De la Flor apunta que Moreau encuentra una comarca ruinosa y despoblada y que las obras de fortificación a realizar están encaminadas a la estabilización territorial que permitirá el regreso o nuevo asentamiento de habitantes, la mejora de las condiciones de vida y la consiguiente pujanza económica de la zona…….

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FOTOGRAFÍAS: Jesús María Caramanzana Carrera y SERCAM,S.COOP.