2023 está listo para celebrar el 50 aniversario del Torreón de Lozoya como activo cultural. La Fundación segoviana, que preserva uno de los grandes monumentos arquitectónicos y foco turístico de la ciudad, prepara un evento para agradecer a los profesionales y los visitantes su ayuda. “Tipos y trajes del vestir segoviano. Estampas e ilustraciones de los siglos XVIII al XX” iniciará este sábado 4 de febrero (víspera de la festividad de Santa Águeda) la programación del aniversario.
Autor: Canal Patrimonio
La exposición, comisariada por el etnógrafo Carlos Porro, centra su trayecto en la plasmación de la indumentaria segoviana en documentos gráficos desde el siglo XVIII, analizando su posterior y reciente evolución hacia su uso en ocasiones festivas y especiales, incardinada igualmente en los fenómenos turístico y publicitario, pero sin duda asumida como una profunda seña de identidad de lo segoviano. La exhibición contendrá más de 340 piezas: grabados y estampas, prendas de indumentaria popular, postales, muñecos, calendarios, vitolas, libros, pinturas, esculturas, naipes, recortables, cajas de cerillas, elementos publicitarios, portadas, noticias e ilustraciones de periódicos y revistas.
La muestra llevará a sus visitantes al pasado de Segovia más unido a la moda. Desde el Romanticismo del siglo XIX con las galas de la tierra o los llamados “trajes de alcaldesa”. Atravesando el Costumbrismo del siglo XX en el que cada comarca o territorio luchaba por mostrar “lo más” de su tierra. La exposición abrirá las 12:00 horas, en la Sala de Tapices del Torreón de Lozoya, y permanecerá en las Salas del Palacio hasta el próximo 9 de abril.
El traje Segoviano
El Romanticismo del XIX fijó el interés en la nostalgia del pasado histórico y con ello la tradición como fuente de inspiración artística. Junto a las grandes colecciones de trajes nacionales de finales del XVIII y principios del XIX, de Cano y Olmedilla, Rodríguez, Rivelles y la Calcografía Nacional, los libros de viajeros franceses, ingleses o alemanes dejaban constancia de un segoviano vistiendo las arcaicas galas de la tierra, ellas huecas de sayas y zapatos de hebilla, la montera -tanto para el hombre como para la mujer, sin ser prendas exclusiva de las mayordomías- el coleto de cuero, las albarcas y en los oficios más característicos y reconocibles, el de arriero y pastor. Junto a ellos los danzantes, gaiteros y posteriormente las mujeres vestidas con los llamados “trajes de alcaldesas” centrarán la atención de todos los ilustradores y cronistas hasta la actualidad.
Tras la pérdida del habitual acomodo en el medio rural desde finales del XIX, retratado por Laurent y Ortiz-Echagüe, el Costumbrismo inundó las calles de artículos de prensa donde aparecían los segovianos ataviados a la usanza del país y hasta las nobles hijas de la capital se vestían de manteos y monteras para acudir a cualquier evento artístico o festivo. Sería esta la manera de conservar, mostrar, valorar y mantener nuestras fundamentales señas de identidad toda vez que desaparecían del uso diario.
La idea de mostrar las riquezas de la tierra a los turistas y extranjeros, agasajándolos con el vestir tradicional, se acoge con gana y el traje se convierte poco a poco en un reclamo publicitario de “lo segoviano” establecido como garantía de calidad, confianza e interés además por la propia tierra.
La marca de Anís “la Castellana” y hasta el “Mesón de Cándido” ayudarán a encumbrar en todo el país el traje segoviano como elemento de identidad. Se desarrollarán zarzuelas o diversas obras musicales de ambiente segoviano y especialmente, tras la instauración del “traje de alcaldesa”, el indumento aparecerá abundantemente en revistas literarias, científicas, de viajes o crónicas de sociedad. Afamados dibujantes -Bendala, Gumier, Comba, Gallois, Ybarra, Pedro Mairata, Tuser, Iraola, Mir, Briones o Castañer- ilustrarán cromos, calendarios o postales y la industria juguetera inundará los mercados de muñecas regionales utilizando el traje como elemento publicitario y recurso de venta para atraer la atención sobre cualquier producto.