El Museo del Prado expone hasta el 31 de mayo, la custodia de la Iglesia de San Ignacio de Bogotá, conocida como “La Lechuga” por el verde de sus 1.485 esmeraldas. Es la primera vez que este extraordinario ejemplo de lo que fue el arte barroco en tierra de orfebres se puede disfrutar fuera de Colombia.

Canal Patrimonio

CanalPatrimonio_Lechuga1_MNPrado

Considera una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica fue realizada entre 1700 y 1707 por el orfebre José Galaz. “La Lechuga” forma parte de la Colección de Arte del Banco de la República de Colombia, desde donde se ha prestado al museo madrileño, en el marco del programa ‘La obra invitada’, una actividad patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado desde 2010.

La singular custodia, primera pieza de orfebrería en ‘La obra invitada’, permanecerá hasta el 31 de mayo en la sala 18 A del edificio Villanueva, sala que reúne obras de Claudio Coello, Herrera el Mozo y Antolínez, autores de pinturas dinámicas, coloristas y arrebatadas en las que, al igual que en “La Lechuga”, riqueza, cromatismo y esplendor se pusieron al servicio del culto católico.

Tesoro del arte barroco

”La Lechuga”, un tesoro del arte barroco, fue realizada en oro de 18 quilates en la entonces Nueva Granada por el orfebre José Galaz entre 1700 a 1707. Con 1.485 esmeraldas, 1 zafiro, 13 rubíes, 28 diamantes, 62 perlas barrocas y 168 amatistas, esta custodia no solo se considera como una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica sino también es el testimonio de lo que sucedió durante el Barroco en tierra de orfebres, y de cómo este estilo artístico encontró nuevas dimensiones en un territorio en el que abundaban el oro y las esmeraldas, y en el que estaba aún viva la cultura indígena de los más destacados orfebres del continente.

Canal Patrimonio_Lechuga_EFE

En esta custodia se observa, en la parte superior, un sol decorado con 22 rayos mayores ondulantes que rematan en pequeños soles adornados con esmeraldas y 20 rayos menores que rematan en perlas barrocas. En la parte superior del sol, se encuentra una cruz con esmeraldas y, como decoración, rodeando este sol, figuras de hojas de vid y de pequeños racimos de uvas, símbolos de Cristo y la eucaristía. Esta es la parte más importante de la custodia, pues está destinada a exponer a la vista de los fieles, dentro del habitáculo o viril bordeado también por perlas y 63 rayos, la sagrada hostia.

En la parte media, se observa la figura de un ángel con las alas extendidas y los brazos elevados que sostienen el sol. Este tipo de imaginería fue característica de la Compañía de Jesús, comitente de la custodia, que usó las representaciones angélicas como estandarte de su evangelización en América. Debajo del ángel se ubican dos nudos abarrocados de donde, con toda seguridad, el sacerdote tomaba la custodia para elevarla y mostrarla a los fieles. Finalizando se encuentra la peana, que constituye la base de la custodia, con ocho lóbulos. Ahí el orfebre remató su obra con una decoración de hojas de acanto y nuevamente hojas de vid y uvas donde, además, se observan, como soportes de la custodia, algunas figuras zoomorfas y querubines intercalados.  Motivos todos ellos que la convierten en uno de los grandes ejemplos de las custodias denominadas “mayores” y joya indiscutible del trabajo en oro en el Nuevo Reino de Granada que ha dado pie a múltiples leyendas.

Protegida por la Compañía de Jesús

CanalPatrimonio_Lechuga2_MNPrado

 

Durante los procesos independentistas muchas de las piezas religiosas fueron decomisadas y fundidas para subvencionar la lucha tanto de los realistas como de los patriotas. “La Lechuga” se ha conservado íntegra hasta hoy porque fue protegida por los sacerdotes de la Compañía de Jesús. La custodia logró superar la expulsión de los jesuitas de los dominios españoles ordenada por Carlos III en 1767, la segunda expulsión dispuesta por José Hilario López en 1850 y la tercera expulsión a manos de Tomás Cipriano de Mosquera en 1861. Cuentan que estuvo oculta durante todos esos años y que nunca salió del país a pesar de las expulsiones y solo a finales del siglo XIX, cuando los bienes confiscados les fueron devueltos a los jesuitas, la custodia volvió a aparecer en la iglesia de San Ignacio de Bogotá.

En 1985 el Banco de la República de Colombia compró la custodia directamente a la Compañía de Jesús. Desde entonces ha sido pieza fundamental de la Colección de Arte del Banco y se exhibe de forma permanente y gratuita en el Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá como testimonio del arte virreinal.

Durante el período de exposición de la Custodia, el Museo del Prado organiza breves explicaciones frente a la obra para situarla en su contexto histórico-artístico y comentar su presencia en el Museo en relación con su colección.

 

IMÁGENES: Fotografías facilitadas por el Museo Nacional del Prado de la custodia conocida como “La Lechuga”, que puede verse en la pinacoteca hasta el 31 de mayo.