El vínculo que se estableció a finales del siglo XIX entre los pintores impresionistas europeos y anglosajones es el hilo conductor de la exposición del Museo de los impresionismos de Giverny, el pueblo francés en el que fijó su residencia Claude Monet.

Canal Patrimonio_EFE (Jorge Martínez)

Tarbell_EFE

Titulada “El impresionismo y los americanos”, la muestra, en la que hay una treintena de cuadros que se exponen en Francia por primera vez y en la que participa el Museo Thyssen de Madrid, desvela las rutas que siguió esta corriente artística en Norteamérica pocos años después de que Claude Monet -todavía sin ser consciente- lo alumbrara en París con su obra más célebre, “Impresión, Sol naciente”. “El objetivo es mostrar al público cómo los artistas estadounidenses que llegaron a la escena parisina alrededor de 1890 importaron a sus países, una década después, las técnicas propias del impresionismo”, explica el director del Museo de los impresionismos, Diego Candil.

Los promotores anglosajones, Cassat y Singer Sargent:

Compuesta por un total de 80 lienzos, la exposición, que podrá disfrutarse hasta el 29 de junio, recoge asimismo algunas de las primeras obras con las que en ciudades como Boston, Filadelfia y Nueva York se empezaron a aplicar ideas impresionistas para representar temas puramente americanos. Dos de los principales responsables de que dicha corriente tomase vuelo fuera de Francia fueron los estadounidenses Mary Cassatt y John Singer Sargent, a cuyos trabajos dedica el museo gran parte de la muestra.

Cassatt (1884-1926), amiga de los pintores Edgar Degas y Camille Pisarro, expuso con los impresionistas en varias ocasiones, incluida la última muestra que ofreció el grupo, en 1886, en la que la pintora presentó dos de sus más famosos lienzos: “Chica joven en la ventana” y “Niñas en la playa”. “Además de formar parte de la escuela impresionista, Cassatt desarrolló un rol fundamental como promotora entre los coleccionistas americanos”, tercia la comisaria de la exposición, Katherine Bourguignon. La creadora, en su opinión, “buscaba ayudar a sus amigos pintores pero también enriquecer los museos al otro lado del Atlántico. Quería que los estadounidenses conocieran el mejor arte que en ese momento se estaba haciendo en Europa”.

Sargent_EFE

Por su parte, Sargent (1856-1925), que pasó largas temporadas en Francia y Gran Bretaña, fue el segundo mayor exponente de esta apertura. “Su pintura estuvo muy influenciada por los impresionistas” y, fruto de su amistad con Monet, sus trabajos fueron virando a un estilo cada vez más similar al del maestro francés, “con composiciones más espontáneas, pintadas a plena luz del día”, abunda Bourguignon. Los lienzos de Cassatt y Sargent se situaron a la vanguardia de los nuevos estilos que llegaban a Estados Unidos desde Europa, al tiempo que los artistas más jóvenes impregnaban sus obras de “colores vivos, trazos fragmentados y temas más modernos”, subraya la comisaria.

El museo también alberga lienzos de otros correligionarios que no solo espolearon el avance del impresionismo fuera del país galo, sino que lo dotaron de nuevas técnicas y lo ayudaron a evolucionar. Es el caso de William Meritt Chase, Edmund Tarbell, John Henry, Frank Beson, Childe Hassam o Theodore Robinson. “Reunir sus cuadros ha sido un trabajo muy duro, al que hemos dedicado más de cuatro años porque la elección de cada pieza ha sido muy estudiada”, aclara el director del museo de los impresionismos de Giverny.

En noviembre, en el Thyssen-Bornemizsa:

Benson_EFE

Coorganizador de “El impresionismo y los americanos”, el Museo Thyssen de Madrid, que aporta seis lienzos, acogerá la muestra a partir del próximo noviembre. La jefa de conservación de pintura moderna de la pinacoteca madrileña, Paloma Alarcó, destacó la “peregrinación” de muchos artistas anglosajones a Giverny, lugar de residencia de Monet, para “venerar” su figura y “empaparse” de su arte. Los pintores que acudían a esta pequeña localidad normanda, sostiene Alarcó, lo hacían para “dejarse contagiar por la paleta, viva, libre y colorista” del maestro francés, lo que derivó en “todo un nuevo lenguaje impresionista entre los artistas americanos de finales del XIX y principios del XX”.

El museo, levantado a solo 300 metros de la casa en la que Monet vivió más de tres décadas y a la que llegó atraído por el paisaje de la zona, celebra con este proyecto sus cinco años de vida, dedicados a desvelar la influencia del impresionismo en el mundo. EFE_ Jorge Martínez

IMÁGENES:  Fotografías facilitada por el Museo de los Impresionistas de Giverny de las obras:  “Las tres hermanas. Un estudio de la luz de junio”, del pintor Edmund C. Tarbell; “Claude Monet pintando en el linde de un bosque” del pintor John Singer Sargent y “Eleanor”  del pintor Frank W. Benson. Todas  forman parte de una inédita incursión en el impresionismo de los creadores anglosajones de finales del XIX. EFE