Maite Conesa cumplirá muy pronto una década al frente de la Filmoteca de Castilla y León. Es su directora, quien nos guía a través de sus salas para conocer el trabajo de un equipo que a lo largo de los años, desde 1991, ha sabido recuperar, conservar y difundir la memoria audiovisual de Castilla y León. Habla con entusiasmo de cada actividad, nos contagia la pasión por su trabajo. Aunque la entrevista es telefónica, al escucharla parece que estemos recorriendo los pasillos de la casona que alberga la filmoteca.

 

Autora: Carmen Molinos

 

Si algo tiene claro Maite, es que todo lo que custodian se lo deben, en gran medida, a la generosidad de los castellanos y leoneses que, en algún momento de sus vidas o sus trayectorias profesionales, tuvieron en sus manos películas o fotografías antiguas, se les encendió la bombilla y se acordaron de nosotros. Nos dieron su confianza, para que las cuidáramos y conserváramos. Si no hubiesen tenido esa generosidad y sensibilidad para que sus fondos pasasen a formar parte de esta memoria colectiva, no estaríamos aquí. Son el principio de todo”.

Hoy la filmoteca de Castilla y León es referencia para otros muchos centros, por sus fondos y por sus múltiples actividades. No solo conservan el patrimonio audiovisual de la Comunidad, también fomentan la investigación y la difusión, porque “queremos devolverle a la sociedad parte de lo que nos aporta, con propuestas culturales de calidad, continuadas y accesibles”. Descubramos, poco a poco, esta ingente labor de la mano de Maite.

El edificio: “la Casa de las Viejas”

Nuestra primera parada es para ubicarnos y lo cierto es que la filmoteca, se encuentra en un espacio emblemático, la conocida como “Casa de las Viejas”, el antiguo “Colegio de la Caridad”, en pleno corazón de la ciudad de Salamanca: la Plaza de San Julián. En origen fue asilo de viudas y, posteriormente, de ancianas, de ahí su nombre. El exterior, tiene “cierto aire conventual”, debido, quizá, a que fue construida por Bartolomé Caballero Torquemada, capellán de la Real Clerecía de San Marcos. De la época, conserva algunos elementos renacentistas y una inscripción en la que se puede leer que la capilla fue consagrada en 1620. A su muerte, el capellán legó el edificio a la comunidad religiosa expresando con claridad su deseo de destinarla a asilo de viudas.  Durante el siglo XX tuvo distintos usos desde fábrica de hielo a sede de la Fundación Salamanca. En 1986, gracias al programa “Salvar un monumento”, en el que participaron instituciones como la Diputación de Salamanca o el Ayuntamiento, el inmueble se recuperó para transformarlo en la Filmoteca de Castilla y León. “En los años ochenta dotar a un edificio histórico de un uso cultural, no era algo tan habitual, como lo puede ser ahora. Destinar este espacio a que la región recuperase su patrimonio audiovisual del que apenas había constancia fue un auténtico reto, tanto para el equipo que hubo de poner el edificio en funcionamiento, cómo para quienes nos íbamos a ocupar de dotarlo de contenido”, recuerda Maite.

Fondo documental

El trabajo era difícil, pero con esfuerzo lograron recopilar un buen número de fotografías, archivos cinematográficos, publicaciones e incluso carteles y programas de mano. Hoy por hoy, la filmoteca cuenta con un fondo documental compuesto por más de 300 colecciones fotográficas, 27.000 títulos en su biblioteca y hemeroteca y 32.500 documentos videográficos. Casi nada. “Somos un centro vivo. Mira, la última donación la acabamos de traer la semana pasada: el archivo de un fotógrafo de Roa de Duero, Juan Pérez de la Torre. Un profesional que se estableció en Algeciras y fotografió el Norte de África allá por los años 50. Sus hijos han sido muy amables al cedernos el trabajo, lo acabamos de recibir y estoy deseando verlo”

La filmoteca, tal y como cuenta su directora, ha vivido la “gran transformación del mundo fotográfico”. El paso de lo analógico o, como Maite prefiere, de la fotografía histórica, al mundo de lo digital. “Conseguimos que grandes sagas de fotógrafos que tenían en su haber negativos o placas de cristal de sus padres o abuelos, nos las cediesen”. Recuerda a los Carbajal de Valladolid, los Testera de Zamora y de León, los Gombau de Salamanca, los Mayoral de Ávila y así un largo etcétera, de “personas valiosas”.  Fotógrafos que supieron captar la estampa de un territorio y, por ende, de toda la Comunidad. Constituyó una gran oportunidad para un archivo como el nuestro que se tenía que nutrir justo de esas colecciones. Nuestros almacenes y depósitos guardan gran parte de la historia del siglo XX y finales del XIX de las nueve provincias de Castilla y León”.

“Esto en cuanto a la fotografía”, precisa, pero, ¿qué hay del cine? “La producción cinematográfica ha sido menor, pero hemos conseguido reunir películas, que han significado mucho en la historia del cine”.  Como muestra un botón, gracias al impulso de la dirección general de patrimonio de la Junta de Castilla y León, consiguieron la declaración BIC de una de sus películas, El Canal de Castilla, “un maravilloso documental sobre el gran esfuerzo del trabajo humano” y primera película en España con esta declaración. Junto a él, “algunas joyas de principios de siglo, pertenecientes a colecciones particulares, como La Bejarana, una zarzuela que se restauró con filmoteca española, o los trabajos documentales de Leopoldo Alonso, director de fotografía,  cámara y director del trabajo sobre el Canal de Castilla”. Referencias ineludibles para entender cómo era el lenguaje documental del cine en los años 30.

Divulgación: artilugios para fascinar

Pero, como apuntábamos al principio, la labor de la filmoteca no se limita a la conservación o la investigación. Otra de sus grandes funciones es la divulgación, acercar esa memoria colectiva al gran público. Algo que consiguen con múltiples actividades: exposiciones, talleres, visitas guiadas o teatralizadas. Una programación que se articula, en gran medida, en torno a su colección permanente, “Artilugios para fascinar”, nutrida fundamentalmente con los fondos cedidos por el cineasta Basilio Martín Patino. Una colección de precine que se ha ido enriqueciendo “con piezas de otros actores” y que les ha aportado siempre “muchísimas alegrías y un peso específico como museo, desde 1998.  Años más tarde, en 2014 a la colección permanente, se fueron sumando otras con carácter temporal. Tanto una como otras tienen un objetivo claro: “introducir a quienes llegan aquí en el mundo del precine, en las técnicas antiguas de cine y fotografía y en lo que la imagen significó cuando empezó a moverse torpemente, a través de los papeles, de imágenes animadas, del movimiento de la mano o de una linterna mágica”.  La experiencia es un grado, y por eso, cada vez lanzan más propuestas y más elaboradas. Por ejemplo, en estos momentos, sus salas acogen la muestra “Crónica audiovisual de la Transición”, que se completa con el taller “Mi filmoteca, mi archivo”, muy vinculado a la fotografía documental y al fotorreportaje. A todo ello se unen las visitas guiadas o las teatralizadas, disponibles en agosto y un fin de semana del mes de septiembre. “Conocemos el programa como Queridísimos fantasmas y lo ponen en escena dos actrices que acompañan el recorrido y finalizan en el patio con una entrega de los Óscar. Es precioso”.

Castilla y León, tu escenario de cine

Por si todo lo anterior fuera poco, desde su página web, estrenada en 2021, han abierto una ventana a la Film Comission de Castilla y León, en la que facilitan y promocionan los rodajes en la región. Además, la filmoteca ha recopilado los itinerarios de rodajes históricos y los pone a disposición de los directores en su revista “Imagen más memoria”.  Nos cuenta Maite que reciben no pocas peticiones para rodajes, que se derivan a Valladolid para su tramitación, así como ofertas de personas, particulares o instituciones, que ponen sus edificios a disposición para que puedan servir de escenario a próximos rodajes. ¡Quién sabe quizá esas películas aún por rodar, pasen a engrosar en un futuro no tan lejano, los fondos de la filmoteca!

 

Puedes leer el artículo en su versión impresa o hacerte con tu ejemplar de la revista Patrimonio nº77 pulsando en el siguiente enlace.