El arte ha sido importante desde los comienzos de la historia del ser humano. Por ello, el nuevo descubrimiento encontrado en el municipio de La Febró ha hecho que sus exploradores lo cataloguen de “Emoción Indescriptible”. Y es que el pasado 17 de marzo Lurdes Malgrat, directora de los Servicios Territoriales en Tarragona del Departamento de Cultura, Lourdes Martorell,  alcaldesa de La Febró, y Robert Sala Ramos, director del IPHES-CERCA,  presentaron la Sala de los Grabados, un descubrimiento único para la arqueología en España.

 

Autor: Canal Patrimonio

 

La Sala de los Grabados del sistema kárstico de la Cueva de la Villa es un conjunto formado por más de un centenar de grabados prehistóricos, del período calcolítico-bronce, dispuestos en un panel de 8 metros de largo que son excepcionales tanto por su singularidad como por el excelente estado de conservación en el que se encuentran. El descubrimiento corrió a cargo de los espeleólogos  Julio Serrano, Montserrat Roca y Francesc Rubinat. Este hallazgo se convierte  en una de las pocas representaciones de arte esquemático subterráneo de todo el Arco Mediterráneo.

A pesar de no haberse iniciado su investigación, los datos parecen indicar que figurará entre las mejores composiciones de arte esquemático y abstracto subterráneo Pospaleolítico de todo el Arco Mediterráneo. Lo más especial del mural es que está hecho exclusivamente con la técnica del grabado, ya sea mediante una herramienta o directamente con los dedos

La representación del mural

La Sala de los Grabados, según los expertos, se trata de una composición relacionada con la cosmovisión de las sociedades agricultoras y ganaderas del territorio. En el mural hay representadas diferentes figuras de cuadrúpedos y distintos tipos de trazos. Destacan las figuras de algunos animales que se teorizan que son de la familia de los equinos y de los bovinos. Por último hay una composición que a los especialistas les recuerda a un ídolo “oculado”. Por el orden de los diferentes elementos a los investigadores les parece que podría tratarse de una composición hecha con sentido y que tenía un significado simbólico para la sociedad que la dibujó.

Desde el punto de vista estilístico, el conjunto se enmarca en el arte esquemático Pospaleolítico. Se trata de un arte asociado a las comunidades campesinas y ganaderas durante el período de transición entre el Calcolítico y el Bronce, es decir, entre los 5.000 y los 3.000 años y generalmente se encuentran en abrigos al aire libre. Este tipo de representaciones son extrañas en el territorio catalán, aunque se pueden encontrar algunos ejemplos como la Cueva de la Vallmajor en Barcelona.

Protección de la zona

La conservación de los grabados es excepcional, pero delicada por la inestabilidad de la zona. La superficie blanda y húmeda hace que los cambios en las condiciones atmosféricas en la sala puedan alterar su conservación. Para ello el Departamento de Cultura, el ayuntamiento de La Febró y el IPHES han trabajado para  llevar a cabo su cierre tanto al interior como al exterior. Además se ha adecuado la zona para recrear las condiciones previas al descubrimiento. 

Por otra parte, y gracias al Plan de Gestión de Arte Rupestre de Cataluña, se está llevando a cabo las labores para su documentación. Se ha nombrado al yacimiento como Bien Cultural de Interés Nacional en la categoría de zona arqueológica. En paralelo, el equipo técnico del Departamento de Cultura ha estado trabajando en la documentación digital mediante la fotogrametría y el escaneo láser que permitirán crear un modelo 3D de la cavidad. Como se trata de un espacio al que no habrá acceso libre, esta documentación servirá para difundir los grabados a la ciudadanía, a la vez que hacerlos accesibles a los especialistas e investigadores.

Descubrimiento de la cueva

El 13 de mayo de 2021 en el transcurso de unas exploraciones y trabajos topográficos por parte de un grupo de espeleólogos en la zona conocida como el Barranco de la Cueva del Corral, encuentran la Cueva de la Villa, una cavidad que había sido excavada durante los años cuarenta y de la cual se había perdido su ubicación. A través de una de sus entradas consiguen abrir un acceso en un pequeño agujero que les llevó a una sala de más de 90m² con el mural.

Tras recibir algunas fotografías del lugar por parte de los espeleólogos, el Dr. Ramon Viñas, investigador y colaborador del IPHES-CERCA, visita la cueva junto con el Dr. Josep Vallverdú, investigador del IPHES-BUSCA  y uno de los responsables del proyecto de investigación arqueológica que se lleva a cabo en esta zona desde el 2012. Después de certificar la autenticidad de los grabados, lo notifican al Departamento de Cultura.