Retornar los mármoles a su lugar de origen, restaurarlos y reiniciar un nuevo capítulo de la historia de Grecia es el objetivo de una nueva campaña en el país mediterráneo para recuperar las esculturas del Partenón ubicadas en el Reino Unido y reunificar uno de los templos más singulares del mundo.

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“Esto no es algo que va solo de Grecia. Es sobre la humanidad. Significaría el cumplimiento de nuestro deber con la historia y la cultura para conseguir la unidad de un monumento ecuménico”, declara Marianna V. Vardinoyannis, embajadora de buena voluntad de la Unesco e impulsora de la campaña “Return, Restore, Restart”. El proyecto “pretende sensibilizar a la población de que no solo se trata de un reclamo nacional, sino también de un tema cultural de interés internacional”, comenta Vardinoyannis.

Antecedentes, el origen del “conflicto”:

Los mármoles viajaron al Reino Unido a principios del siglo XIX (1801-1805) cuando el embajador británico del Imperio Otomano, Thomas Bruce, más conocido como Lord Elgin, -que se definía como un amante de las antigüedades-, consiguió el permiso del Sultán para llevarse parte de las metopas y del friso interior del Partenón. Entonces, Elgin mandó arrancar gran parte del friso interior, cortar las metopas para separarlas del alto relieve -lo que provocó la mutilación de muchas esculturas-, y se adueñó de otras, como una de las cariátides del Erecteion y varias piezas de los Propileos y del Templo de Atenea Niké, todos en la Acrópolis.

En 1816 Elgin vendió las piezas a su Gobierno por 35.000 libras en medio de una gran polémica, pues se dudaba de que el permiso imperial le hubiese dado vía libre para trasladar tales obras. Finalmente la Cámara de los Lores dio por aclarado el asunto y la colección llegó al Museo Británico que en 1939 inauguró una sala exclusiva para exponer las esculturas: 75 metros de friso (de los 160 que tenía originalmente), 15 de las 92 metopas y 17 esculturas de los pedimentos.

“El regreso significaría la reunificación de las obras maestras separadas y, por primera vez después de 200 años, los visitantes del Museo de la Acrópolis y los especialistas tendrían la oportunidad de tener una visión completa de la decoración escultórica de algunas de las principales piezas de arte clásico”, asegura, en entrevista con Efe, el director del Museo de la Acrópolis, Dimitrios Pandermalis. El nuevo Museo de la Acrópolis se inauguró hace cinco años para ser el hogar de la colección completa de los mármoles del Partenón y las bellezas de la Acrópolis, pero sus salas exponen menos de la mitad de los restos de la colina sagrada.

Un museo esperando y una conexión visual:

“Como un anfitrión de los mármoles del Partenón, el Museo de la Acrópolis es ideal, ya que permite el enlace visual de la galería del Partenón con la Acrópolis y sus monumentos”, dice Pandermalis. Esta conexión visual es posible en la tercera planta del recinto, donde el visitante puede contemplar las esculturas originales del Partenón -así como las saqueadas por Elgin que se han recreado en una tonalidad diferente- e imaginar cómo quedarían en el Partenón, visible a lo lejos gracias a las paredes acristaladas del museo. Si bien en el pasado la razón principal del Museo Británico para no devolver las piezas era que Grecia no contaba con un museo adecuado para albergarlas, Vardinoyannis cree que el nuevo recinto es “el argumento más importante en el diálogo, aunque no el único”.

Pandermalis considera que para conseguir la vuelta de las obras Grecia debería ofrecer una colección de arte a cambio, ya que esta predisposición sería “una buena base para las discusiones de un acuerdo bilateral de colaboración”. Después de décadas de “impasse”, Vardinoyannis ve ahora posible el regreso de las esculturas, y cree que “con pasos cuidadosos y bien estudiados se superarán los obstáculos, pues Grecia y Reino Unido comparten una amistad y una cooperación duraderas”.

Al hablar del retorno de los mármoles, Vardinoyannis no puede obviar el recuerdo de la primera personalidad que alzó la voz sobre este asunto: la actriz y ministra de Cultura Melina Mercuri (1920-1944). “Ella me inspiró con su pasión y determinación. Los últimos días de su vida me pidió que continuase sus esfuerzos. Me siento muy conmovida cuando recuerdo sus palabras: ‘si los mármoles vuelven a Grecia, volveré a este mundo'”, rememora.

Sin embargo, quien visite el Museo Británico no descubre por ahora ningún cambio en la línea seguida en el pasado: en la sala dedicada a los tesoros griegos, hay un panel informativo en el que se puede leer que el museo pagó por la colección y que ésta no puede ser devuelta al templo “por razones de conservación”. La actuación de Elgin “siempre ha sido un asunto de discusión”, reconoce el museo en un letrero, si bien, a renglón seguido, aclara que sus acciones “les ahorraron (a las piezas) más daños por vandalismo, desgaste y contaminación”. EFE_Remei Calabuig

IMAGEN:  Interior de la tercera planta del Museo de la Acrópolis donde se exponen los frisos y las esculturas originales que se conservan en Grecia. Se pueden apreciar, además, las ventanas acristaladas que dejan ver la Acrópolis. EFE