El artista Jorge Rando ha cumplido el sueño largamente acariciado de abrir en Málaga un museo con su nombre que él concibe como “una sala de estar del arte” que viene a cubrir la “laguna” existente en España en el estudio del expresionismo y del neoexpresionismo, del que aspira a ser un centro de referencia.

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Nacido en Málaga en 1941 y afincado durante buena parte del año en Hamburgo, ya que es en Alemania donde ha desarrollado una buena parte de su carrera, Rando constituyó una fundación junto a su esposa, para, posteriormente, abrir un espacio expositivo en Madrid. Sin embargo, a raíz de una exposición en 2008 en el Palacio Episcopal de Málaga, donó 120 obras a esta diócesis con la condición de que las piezas permanecieran juntas y comenzó la búsqueda de una sede para el museo en la ciudad andaluza.

Lo encontró en el Monasterio de las Mercedarias, abierto en 1893. Una parte de sus dependencias fueron declaradas en ruina y ahora han sido rehabilitadas para acoger el Museo Jorge Rando. “Todo va a ser gratis y administrado por una entidad privada como la fundación. Habrá talleres para pintores consagrados o en formación, de nuestra poética expresionista, se ayudará al que no tenga un espacio o dinero para comprar lienzos o caballetes y también habrá sesiones de cine o conciertos”, ha resaltado.

Formación:

Un elemento “primordial” será la enseñanza, y por eso ya se ha enviado el programa educativo a todos los colegios, según Rando, que quiere contar en el museo con la mayor biblioteca de España sobre expresionismo, para lo que el centro se está nutriendo con los fondos de su propia biblioteca personal. “La configuración del museo no es la que estamos acostumbrados a ver, quizás porque la ha hecho un pintor”, ha explicado el artista.

Cuatro salas:

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Las dependencias se dividen en cuatro salas, dos de ellas para exposiciones “permanentes pero no estáticas”, puesto que se renovarán cada tres meses con muestras monográficas del propio Rando, y otras dos para muestras temporales de artistas nacionales e internacionales del expresionismo y el neoexpresionismo. “El museo está configurado para albergar obra expresionista, con elementos duros como el hormigón visto, el acero, el hierro y la luz, y distribuido de forma que, cuando se pasa de una sala a otra, la mente queda completamente libre, porque sólo hay luz y blancura”.

Las cartelas están colocadas en el suelo y no en la pared, porque “o se lee o se mira el cuadro”, y no contienen datos como las medidas de la obra o la técnica, sino que son “una pequeña introducción o abrir el camino a lo que se va a ver, porque la pintura expresionista a veces es dura o hay que interpretarla. Jamás he titulado un cuadro, el título que se lo ponga el observador. Estoy convencido de que, en el momento en que la obra recibe la última pincelada y, por desgracia, la firma, que yo la prohibiría, el cuadro deja de pertenecer al pintor y ya pertenece al espectador”, ha subrayado Rando.

También concibe su museo como “una cuna del arte” en la que, “más que la enseñanza de la pintura lineal”, se inculcará “el concepto filosófico de la pintura”, y es que a juicio del artista “la filosofía la entienden mejor los niños de 8 años que nosotros. Cuando el pintor se entere, se dé cuenta y se convenza de que su triunfo está en pintar y no en salir en la televisión, ya ha triunfado”, ha resaltado Jorge Rando.  EFE_José Luis Picón.

IMAGEN:  El pintor malagueño Jorge Rando explica una de sus obras en el patio del Museo Jorge Rando que abrirá sus puertas el próximo sábado y que alberga más de 120 obras del artista repartidas en tres salas. EFE