El Congreso Central de los Judíos en Alemania criticó los planes de fiscalía de Hamburgo de devolver a Cornelius Gurlitt parte de las obras del llamado “tesoro de Múnich” y considera la idea una falta de sensibilidad hacia las víctimas del nacionalsocialismo.

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El presidente del organismo, Dieter Graumann, dijo, en declaraciones que publica hoy el “Süddeutsche Zeitung” en su edición digital, que la devolución a Gurlitt era el camino equivocado, al tiempo que criticó que el caso se hubiese manejado de manera “conspirativa”, durante 18 meses.

La fiscalía mantuvo durante 18 meses en secreto el hallazgo de cerca de 1.400 obras de arte en el piso de Gurlitt en Múnich, parte de las cuales pueden haber llegado a manos de su padre, el marchante Hildebrant Gurlitt, después de que judíos perseguidos por los nazis fueran forzados a venderlas a precios irrisorios.  Actualmente, hay una comisión que investiga la procedencia de las obras del “tesoro de Múnich”. Se considera que parte de las mismas pueden venir de las acciones de los nazis contra lo que se llamó el arte degenerado, parte puede ser producto del despojo a judíos perseguidos y parte pueden haber sido adquiridas por Gurlitt padre por medios convencionales. Las obras que pertenezcan a la última categoría tendrían que ser devueltas Gurlitt. Las de la segunda categoría -el llamado arte degenerado- en principio también puesto provendrían de museos estatales y habrían sido vendidas o entregadas en comisión por el estado a Gurlitt.  Con las obras despojadas a judíos hay un problema jurídico complejo puesto que en muchos casos la obligación de restituirlas habría prescrito.

Aunque el gobierno alemán quiere buscar un camino para que las obras que fueron arrebatas a judíos perseguidos vuelvan a sus propietarios, Gurlitt ha advertido que no piensa prescindir voluntariamente de una sola obra de arte. De momento, hay más de 500 obras del “tesoro de Múnich” bajo sospecha de haber sido arrebatadas a judíos perseguidos y cerca de 300 que probablemente pertenecen legítimamente a Corneluis Gurlitt.

IMAGEN:  El presidente del Consejo Judío Alemán, Dieter Graumann. EFE/Archivo