El conocido como Baño Real de la Alhambra, el único medieval islámico que se ha conservado casi íntegro en Occidente, luce nuevas cubiertas abovedadas tras haber sido sometido a una compleja restauración que ha permitido ahondar en los usos de este singular espacio, considerado una de las joyas del monumento. 

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Fue un problema de filtraciones y humedades lo que llevó al Patronato de la Alhambra y Generalife a acometer este proceso de restauración en las bóvedas y paramentos interiores de los baños que se ha prolongado dos años en una primera fase de intervención, presentada hoy por el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez.

Ubicado entre los emblemáticos palacios de Comares y de los Leones, el Baño de Comares o Baño Real, como se conoció después por el uso privado que hicieron de él los Reyes Católicos tras la Reconquista de Granada, fue construido por el sultán Ismail I (1314-1325) y continuado por Yusúf I (1333-1354).

Heredero, desde el punto de vista de su construcción, de los baños romanos, cuenta entre sus salas con una especialmente singular que durante este mes será abierta al público de manera excepcional. Se trata de la Sala de las Camas, que según ha explicado Pedro Salmerón, arquitecto de la Alhambra, era la de “máxima relajación” y donde el sultán y sus invitados se despojaban de sus ropajes y se recostaban mientras, posiblemente, escuchaban tocar a los músicos.

Al baño, cuyas cubiertas han sido intervenidas en numerosas ocasiones, la última a finales del siglo XX, se accedía por el Patio de Arrayanes atravesando la puerta que aún se conserva, mientras que la entrada a la caldera se hacía de forma independiente. La luz, dominante en todos los rincones del ‘hammam’, aporta una versatilidad en la ambientación de este baño que le confieren una apariencia mágica, explica el arquitecto para referirse a un espacio caracterizado también por sus coloridos detalles decorativos.

Esta primera fase de intervención, presupuestada en 1,16 millones de euros, ha permitido también el descubrimiento de técnicas artesanales medievales en las cubiertas abovedadas tras sacar a la luz los revestimientos de cal originales que recubrían exteriormente este espacio, desconocidos hasta la fecha. El hallazgo de huellas indica además la existencia de puertas que aislaban unas salas de otras y que serán investigadas en el futuro, ha indicado el director del Patronato, Reynaldo Fernández.

La restauración se ha centrado en solucionar sus problemas de conservación motivados, fundamentalmente, por la infiltración de aguas pluviales, para lo que se ha actuado sobre el sistema de cobertura y el revestimiento interior, a excepción de los zócalos. También se ha recuperado la ventilación natural de este espacio a través de las lucernas y se han acometido otras tareas como la eliminación de morteros inadecuados o la reinstalación del sistema de iluminación ambiental exterior, junto a una nueva dotación de canales y bajantes en el entorno inmediato de la cubierta del baño.    

Para completar el trabajo se ha llevado a cabo un minucioso proceso de documentación sobre el ‘hammam’ que ha incluido el análisis de materiales y productos de alteración que se utilizaron en épocas anteriores, así como un estudio cromático del Baño Real, teniendo en cuenta los factores de iluminación a lo largo del día.    

A esta primera intervención le seguirá una segunda fase que se centrará en el hipocausto, la caldera y la leñera del baño, además de en el tratamiento de los paramentos, azulejos y yeserías y que se prevé durará al menos dos años, según el director del Patronato. El consejero andaluz de Cultura ha subrayado el equilibrio entre la investigación, conservación y sostenibilidad que prima en la gestión de la Alhambra, que ha considerado el “buque insignia del patrimonio de Andalucía”. Para el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, espacios como éste refuerzan el reclamo e interés histórico del monumento nazarí. 

 

IMÁGENES: Fotografías del interior del conocido como Baño Real de la Alhambra y de sus nuevas cubiertas abovedadas. EFE