Esta semana en que se celebra el Día del Libro también se conmemora el octavo centenario del nacimiento de Luis IX de Francia, para quien se realizó la “Biblia de San Luis”, la mayor joya bibliográfica del mundo, que custodia y conserva, bajo tres llaves, la Catedral de Toledo desde mediados del siglo XIII.

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El canónigo delegado de Patrimonio de la Catedral Primada de Toledo, Juan Pedro Sánchez, ha explicado que la “Biblia de San Luis” lleva “casi ocho siglos aquí, desde siempre”, ya que Luis IX de Francia se la regaló a su primo hermano, el rey español Fernando III el Santo, para que, a su vez, le sirviese para la educación de su hijo, que luego sería Alfonso X el Sabio. Luis IX de Francia, que luego sería san Luis, nació el 25 de abril de 1214, y esta biblia única y fastuosa, con 4.887 ricas ilustraciones en pergamino, comenzó a elaborarse por encargo de su madre, Blanca de Castilla, en 1226, un año antes de que se colocara la primera piedra de la Catedral de Toledo sobre los cimientos de la catedral visigoda del siglo VI que fue utilizada como mezquita.

En 1234 este libro de reyes estaba terminado, y ya en 1258 hay constancia de que se encontraba en la Catedral de Toledo, donde se ha custodiado y conservado hasta hoy, bajo tres llaves guardadas por tres personas para protegerlo al máximo, siguiendo una costumbre que se remonta a la Edad Media. Juan Pedro Sánchez afirma que la “Biblia de San Luis” y la Custodia, de Enrique de Arfe, son las dos principales obras que tiene la Catedral Primada, tanto por su valor artístico como por el cultural y, por supuesto, el religioso. “Está bien custodiada, porque es una de las mayores obras bibliográficas que existen, por su belleza, por su realización, por su antigüedad”, ha subrayado.

La “Biblia de San Luis” se realizó en pergamino solo por una cara, la de más pelo, para soportar mejor la adherencia de los pigmentos, dejando la otra en blanco, porque la hoja no soportaría la carga de pintura y oro por ambos lados. En realidad, no es una biblia completa, sino que contiene fragmentos de la biblia junto a ilustraciones y comentarios de teólogos: lo que se conoce como una biblia moralizada que, además, aporta información muy interesante sobre el pensamiento teológico de la época.

Sánchez asegura que a Luis IX le sirvió “para conocer cuál era el pensamiento de la teología” y “cómo se explicaba la biblia”, aunque, por otro lado, sus ilustraciones también nos ayudan hoy a conocer las costumbres de la época y el lugar donde se elaboró, probablemente en París, que era sede de la corte y tenía facultad de Teología. La gama de colores empleada para las ilustraciones incluye un amplio abanico de azules, verdes, rojos, amarillos, grises y anaranjados, sobre fondo de oro.

La “Biblia” está escrita en latín y dividida en tres libros, aunque, según el responsable de Patrimonio, no se concibió así desde su origen sino que se fue realizando en cuadernillos y, “cuando se vio la envergadura que tenía, lo dividieron en tres libros”. Sobre la identidad de sus autores, apenas hay datos. Uno de los pocos indicios está en las miniaturas de cierre de la obra, que muestran a la reina Blanca y a su hijo Luis y, en la parte inferior, a un clérigo que dicta órdenes al copista del códice.

Los tres ejemplares que la Catedral de Toledo expone en la sala del Tesoro, al lado de la Custodia de Arfe, para disfrute de sus miles de visitantes, es una espléndida y única edición facsímil realizada por la editorial M. Moleiro por decisión del Cabildo catedralicio. “Es una de las grandes obras que se han hecho”, subraya sobre esta “Biblia”, conocida también como la “Biblia rica de Toledo”, el canónigo capellán responsable de Patrimonio de la Catedral Primada. Y añade, sonriendo, que lo de custodiarla bajo tres llaves en un lugar que se mantiene en secreto en la Catedral Primada es para preservarla y que no pueda “desaparecer”. EFE

IMAGEN:  Imagen de archivo de la presentación de la edición facsímil de la Biblia de San Luis, conocida como “La Biblia Rica de Toledo”, realizada en París entre 1226 y 1234 por encargo de Blanca de Castilla, Hija de Alfonso VIII, para la educación de su hijo. EFE/Archivo